Ayer se presentó la futura temporada del Teatre Doméstico de Catalunya. A posteriori de la tradicional foto de comunidad, numerosa en este caso, la directora Carme Portaceli desplegó toda su destreza para desgranar una a una las piezas que configurarán la programación 2022-2023. Uno de sus propósitos es establecer relaciones de correspondencia teatral con el País Valenciano y las Baleares, con espectáculos de ida y reverso. Portaceli refirió el momento que decidió ilustrarse catalán por su cuenta. Para ello, se compró una gramática en la mítica estantería valenciana 3 i 4, “que decían que eran rojos y les ponían bombas”. Así fue como, delante la extrañeza de su matriz, aprendió los mecanismos lingüísticos de la idioma de Joan Fuster. Y para celebrar que se acerca el fin de su primera temporada al frente del TNC y todavía el anuncio del vigoroso software que llenará las tres salas el próximo año, Portaceli cerró el acto cambiando el característico aperitivo por una paella valenciana.
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