La naturaleza humana es diversa y no todas las personas tienen la misma capacidad para imaginar. Mientras hay quien es capaz de crear historias con en su mente casi de forma continua, algunas personas casi nada son capaces de separarse de la experiencia verdadero. Imaginar es sino representar mentalmente poco diferente a la efectividad y puede servir para representar posibilidades distintas, representar otro tiempo o visualizar nuevas perspectivas. Permite explorar ideas que no se desarrollan en ese momento y ese oficio o que, tal vez, ni siquiera sean reales.
Se sabe que las imágenes imaginarias se crean a partir de la memoria. Existen numerosos procesos cognitivos relacionados con la imaginación, como la comprensión del estilo, cualquier actividad creativa (como las artes), la planificación o el razonamiento hipotético, ya que nos llevan a representar sucesos que en efectividad no han tenido oficio.
La imaginación es una función cognitiva muy importante y gracias a ella podemos ir más allá de la situación inmediata: podemos memorar y evaluar el pasado, podemos crear escenarios alternativos, podemos crear posibles escenas futuras, convertir una historia escrita en una historia visual o pensar en realidades que no conocemos. La imaginación tiene un poder transformador.
Formas de imaginar
Hay distintas formas de imaginar. La productiva o constructiva negociación de reorganizar las experiencias pasadas, reproduciendo los nociones de experiencias vividas y creando nuevas combinaciones. El orden de los nociones sufre alteraciones en el orden o un aumento o disminución de los contenidos.
La manipulación mental es cuando una persona reorganiza en su imaginación unos hechos que ha observado y recordado previamente en un nuevo patrón. La imaginación puede estar influenciada por los deseos, es la forma de crear una situación ideal, un dispositivo para proyectar situaciones deseadas o para resistir a lugares antes inalcanzables en la vida verdadero.
Aunque la mente no se detiene nunca del todo, la imaginación pasiva se da cuando las imágenes llegan por sí solas, sin hacer un esfuerzo consciente. Ocurre por ejemplo cuando caemos en ese estado conocido como ensueño. En cambio, en la imaginación activa, la mente realiza un esfuerzo por crear esas imágenes en la persona y lo que imaginamos llega con cierto esfuerzo consciente.
Cuando las imágenes llegan sugeridas por una fuente externa, cuando leemos una historia o un poema o tratamos de ‘poner cara’, se deje de imaginación receptiva. Recibimos una información del exógeno y, a partir de ahí, creamos una imagen. Por contra, en la imaginación creativa, las imágenes se crean desde el interior. Un ejemplo sería la creación de una obra de arte o de un explicación.
Otro tipo de imaginación es la cognitiva que se da, por ejemplo, cuando se negociación de comprender o crear una explicación para un suceso. Cuando analizamos situaciones para entenderlas mejor. Por contra, la imaginación pragmática se crea a partir de condiciones objetivas. Por ejemplo, cuando se proyecta el itinerario de un delirio o se organiza mentalmente una comida natural.
La imaginación estética satisface un impulso, está relacionada con la belleza, no con la practicidad. Sucede, por ejemplo, cuando se piensa en cómo redecorar una habitación y, en ocasiones, en el mundo del arte.
La capacidad para imaginar
Pero ¿por qué unas personas tienen más capacidad que otras para imaginar? El equipo de Neurología y Neurociencia de la Universidad de Cornell realizó un estudio en el que intentaban descubrir si el cerebro de las personas creativas tienen alguna característica particular. La investigación mostró que, en el caso de músicos, artistas o escritores, la conectividad entre los dos hemisferios cerebrales es poco último, lo que podría hacer que la creatividad sea longevo, al permitir que cada hemisferio desarrolle su propia especialización.
Parece claro que existe cierta disposición a la creatividad, por motivos genéticos de una parte y fisiológicos, de otra. Pero la ciencia igualmente dice que es posible potenciarla: a través de la educación, aprendiendo a no poner límites a nuestra mente, buscando nuevas respuestas y, sobre todo, nuevas preguntas. Teniendo la mente abierta, desempolvando el talento y desafiando al sentido global.
Publicar un comentario