Carlos Fonseca: "La hermana de Nietzsche fundó la xenofobia contemporánea en Paraguay"

Un profesor de humanidades se desplaza a una antigua colonia de artistas, donde una escritora británica que fue su querido luchó, antaño de expirar, contra la afasia mientras intentaba terminar un manual. El postrero hablante de una tierra indígena. Una víctima del 'holocausto maya' aquejada de amnesia... Son personajes de 'Austral' (Logotipo), la última novelística del costarricense Carlos Fonseca (San José, 1978), profesor de humanidades en la Universidad de Cambridge y autor de obras como 'Museo animal' o 'Coronel Lágrimas'. Participa estos días en el festival Km América, y atiende a este diario en un hotel del centro de Barcelona.

¿Hay poco de usted en Julio, ese profesor universitario enfermo de tristeza en un campus nevado en EE.UU.?

Rehúso autoficcionalizar, pero este personaje, en impresión, refleja poco mío, ese habitar entre Costa Rica y Estados Unidos, yo llegué de escuincle a Puerto Rico, estudié luego en Princeton... Esa sensación de que si regresas a tu país de origen ya no te reconocerán. Pero, pese a todo, yo sigo escribiendo en gachupin.

¿Cómo ven a los latinoamericanos en EE.UU.?

Como una dispositivo, confunden todos nuestros países. 'América Latina' es una categoría que se moviliza desde el costado despectivo, pero yo me la reapropio y la categorizo de forma positiva, es un magma que contiene muchas cosas intersantes.

¿Qué tesina afectado tenía Aliza, la escritora muerta?

Es una autora inglesa cuyos primeros escritos son autoficcionales, en la onda beat o punk, pero que se va con los primaveras a la corriente ecológica. Austral retoma la historia de su padre, un antropólogo cuyas rutas nos guían hasta Nueva Germania, la colonia antisemita que fundó en 1887 la hermana de Nietzsche en Paraguay. Y igualmente se narra la historia de Juvenal Suárez, el postrero hablante de una tierra indígena, al que un antropólogo intenta ayudar a preservar su civilización.

Lo de Nueva Germania...

Es absolutamente cierto, y una historia tan delirante que podría ser ficción. A los 19 primaveras, leía a Nietzsche con pasión y me pareció increíble que su hermana, Elisabeth Förster-Nietzsche, se fuera al Paraguay a construir una comuna antisemita. Son los orígenes de la chovinismo contemporánea, ese intento práctico de construir una civilización de raza solo tuvo derivaciones y epígonos que se extienden hasta nuestros días.  Trabajar esos delirios es mi modus operandi como escritor.

Con Juvenal desaparecerá una tierra y un mundo...

Me interesa mucho qué le ocurre al habla, qué lo lleva al punto en que naufraga o casi desaparece, acercándose al silencio. En la novelística hay una triple pérdida: un personaje con afasia que va perdiendo el acento, otro que es el único depositario de un habla y un tercero aquejado de amnesia.

Hay dos localizaciones, básicas, la argentina Humahuaca y la guatemalteca Amajchel.

Tengo muchos vínculos afectivos en Guatemala, y exploro el tema de las tierras arrasadas, una política que se inicia en EE.UU. durante la erradicación civil pero que muchos gobiernos latinoamericanos tomaron como suya: molestar las tierras donde saben que hay escondido un comunista, por ejemplo. Arrasarlas a linaje y fuego. Vi esos terrenos. Luego, a Humahuaca fui como turista, es un ocupación hermosísimo en el finalidad de Argentina. Permite preguntarse cuáles son los límites del turismo? Los viajes antropológicos acaban convirtiéndose en viajes turísticos. Todos somos cómplices de eso, porque hacemos de turista a la vez que queremos dejar de serlo.

Aborda las consecuencias penales de los horrores cometidos por las dictaduras.

Efraín Ríos Montt, el dictador guatemalteco, las tuvo que afrontar a partir de 2009. Durante muchos primaveras hubo impunidad en América Latina, pero eso está cambiando. En la novelística, el protagonista va siendo conducido por varios testimonios al gran teatro de la memoria, donde colisionan el habla procesal y el indígena... 

El arte contemporáneo es otro tema importante.

Hay una comuna de artistas en Humahuaca, abordo sobre todo el 'land art', sobre el que tanto ha reflexionado Fernández Mallo, la figura de Nancy Holt y sus túneles en el desierto... Es un arte teatral, muy mezclado a lo físico y la naturaleza, de gran formato, con unas implicaciones políticas en la historia de Latinoamérica. Todavía me fascina la estética del archivo, el collage, e introduzco nociones visuales con la ayuda de Ignacio Costa.

'Sun Tunnels', de Nancy Holt, en el desierto de Utah

'Sun Tunnels', de Nancy Holt, en el desierto de Utah

LV

Aparecen Wittgenstein y Roque Dalton, dos escritores que tomaron las armas.

En plena erradicación, con el fragor de las bombas, Wittgenstein postura por el pensamiento. El maniquí comprometido de Dalton tiene una gran tradición en Centroamérica, con Ernesto Cardenal o Sergio Ramírez. Me interrogo cuál es el rol de la humanidades en momentos de confictos armados.

¿Qué es el escarabajo de Wittgenstein?

Tiene que ver con el dolor. Él piensa en la posibilidad de un habla privado, que era el dolor, por la imposibilidad de comentarle al otro cuál es mi dolor exactamente. Esa tensión se puede ordenar de modo político: si no podemos dialogar como personas de nuestras penas y dolores, no existe lo político. Julio empieza siendo cínico con respecto a la posibilidad de entender al otro pero al final se expone y lo intenta, sobrepasando sus fronteras de clase y privilegio, eso es poco que todos deberíamos intentar.

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