El asesino de Serrano tenía antecedentes por violencia de género y licencia de armas

Agentes de la Policía Franquista acudieron ayer al número 205 de la calle Serrano de Madrid –en plena milla de Oro de la hacienda– tras la indicación de un vecino alertando de que había escuchado disparos. Cuando los policías accedieron a una de las viviendas del primer tierra se encontraron “un gran reguero de linaje” que conducía a los cadáveres de dos mujeres y un hombre, a quien se investiga por deber cometido un doble crimen antiguamente de suicidarse.

El supuesto autor del doble homicidio es Fernando González-Castejón y Jordán de Urríes, conde de Atarés y marqués de Perijáa, de 53 abriles. En el lujoso distrito madrileño se le conocía como el Marqués , contaba con historial por violencia de categoría y disponía de atrevimiento de armas. Su fiambre fue hallado en el salón de la vivienda –propiedad de su pareja sentimental asesinada– con un tiro en la mandíbula, según detallan fuentes policiales. Los agentes encontraron unido al cuerpo sin vida del hombre un armamento corta de pequeño calibre.

En el mismo salón incluso yacía el cuerpo sin vida de una mujer de 70 abriles, amiga de la otra víctima. La pareja del supuesto homicida, de 44 abriles, fue encontrada en la cocina con un orificio de bala en la inicio. Cuando los servicios de Emergencia de la Comunidad de Madrid llegaron a la estampa del doble crimen –que se investiga como violencia de categoría– no hubo ya posibilidad de reanimación.

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Miembros del servicio funerario trasladan un fiambre de la vivienda sita en el número 205 de la calleSerranode Madrid

JAVIER LIZÓN / EFE

El supuesto autor, un estimable venido a menos, era conocido por disparar armas y por su bravuconería

El supuesto autor del crimen formaba parte de la rama venida menos de una tribu aristocrática. En los registros no consta que estuviera casado con la mujer a la que habría asesinado. De lo que sí hay constancia, según fuentes policiales, es de la existencia de historial por violencia. Por un banda, en el año 2009 se le impuso una orden de alejamiento tras ser denunciado por su raíz y su hermana. Por otro, en el 2018 fue detenido por violencia de categoría tras varias denuncias interpuestas por la mujer ahora asesinada. Sin secuestro, tras aquellos episodios la pareja decidió retomar la relación y retornar a convivir juntos. Según las mismas fuentes, en la presente no había ninguna orden de alejamiento en vigor. Pese a ello, las broncas en la relación eran una constante.

Al conde de Atarés y marqués de Perijáa se le conocía en algunos círculos aristocráticos de Madrid por deber heredado el título, pero no la impresionante colección de arte de su tío-abuelo José Miguel López y Díaz de Tuesta. Sus vecinos de la señorial calle Serrano lo tenían fichado por su regusto por disparar armas de fogueo, sus ideas de ultraderecha y su bravuconería. Según explican, solía salir a altas horas de la tinieblas a disparar con armas simuladas a una diana que colocaba en el patio de vecinos. Todavía, según los mismos, fue un acostumbrado a las manifestaciones que se organizaron contra el Gobierno de Pedro Sánchez tras el confinamiento, las revueltas de los cayetanos. A ellas no faltaba con su bandera de España.

González de Castejón pasó en el 2015 por varios medios de comunicación explicando su situación con Parcialidad Madrid, donde tenía atrapados más de 700.000 euros y denunciando la gala de los reguladores del Parcialidad de España.

El conde de Atarés, conocido en Madrid, era el previo propietario del título, José Miguel López y Díaz de Tuesta, que murió en el 2010, a los 92 abriles, soltero, sin hijos y dueño de una gran colección de obras de arte que incluían obras de Murillo, Sorolla y Salzillo, entre otras de incalculable valencia. En su testamento legó su fortuna a Vicente Marín, que fue su mayordomo y responsable de los hoteles propiedad del conde, por otra parte de compañero durante 40 abriles.

A la homicidio de López y Díaz de Tuesta, su heredero creó una fundación con el nombre de uno y otro y trasladó todas las obras de arte a Betrún, un pueblo casi deshabitado de la provincia de Soria, donde rehabilitó las casas y creó un museo que se ha convertido en un polo de apego cultural en la comarca de las Tierras Altas castellanas. El testamento del previo conde, hermano de la abuela paterna del flagrante titular, fue impugnada por los familiares, pero no pudieron arrebatar a Vicente Marín ningún de los objetos legados.

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