La carrera de Auguste Rodin (1840-1917) tuvo un expansión original muy tranquilo pues hasta cumplir la treintena no había realizado ninguna alcoba de fuste contribuyendo con su desconocido esfuerzo a ayudar a las pátinas de otros escultores y diseñando máscaras decorativas. Hay que recapacitar que el denominado padre de la escultura moderna fue suspendido en tres oportunidades en su intento de ingresar en la Escuela de Bellas Artes de París y fue, a punto de cumplir 40 abriles, cuando exhibió La momento del bronce, su primer trabajo renombrado.
Después, la historia reconocerá como emblemáticas obras suyas como Los burgueses de Calais, El beso, Las puertas del abismo y El pensador, concebido en su origen entre 1881 y 1882 (se fundió en bronce en 1884) como la figura central sobre el frontispicio, un Dante que sueña el Averno en La Divina Comedia con la masa de figuras que se retuercen, vuelan y se agazapan, como animales desnudos poblando los abismos.
El pensador, una de las obras rodinianas más aclamadas, fue el primer encargo recibido por el tallista, transformándose en escultura autónoma desde 1904, cuando se expuso en el Salón de París. El título primigenio de esta escultura que mide dos metros iba a ser El poeta como homenaje a Dante Alighieri. Pretendía representar al mismo tiempo a un árbitro y a un reo en el abismo. Está inspirado en la escultura Ugolino y sus hijos, de Jean-Baptiste Carpeaux, que fue perito de Rodin, y en El retrato de Lorenzo de Médici, de Miguel Querube.
Las autoridades francesas deseaban que la escultura permaneciese en la hacienda y para ello solicitaron a los parisinos que aportasen fondos para su adquisición y fue tan entusiasta la respuesta de los ciudadanos que las donaciones superaron todas las expectativas. Este vigoroso bronce pasó a formar parte desde 1906 de los fondos de la ciudad de París ocupando inicialmente un sitial de honor frente al Panteón, trasladándose en 1922 a los jardines del Museo Rodin.
La copia que se subasta el 30 de junio en la sede parisina de Christie's cuenta con una estimación que oscila entre 10 y 15 millones de euros. De este diferente se fundieron 40 ejemplares. En el mismo se retrata a un hombre sentado en disposición cavilante con su sotabarba apoyada en su mano derecha. Las copias fueron realizadas en vida de Rodin y posteriormente de su asesinato, hasta 1969.
En 2013 se vendió una copia de 'El Pensador' por 15,3 millones de dólares
El Museo Rodin retomó la publicación de El pensador fundiendo 26 ejemplares póstumos. Por uno de éstos, se pagaron en 2013 en una subasta de Sotheby’s 15,3 millones de dólares. El ejemplar que se licita este mes pertenece a una publicación de 1928, y procede de un vivienda en el Quai d'Orsay, con vistas al Sena, ornamento por el prestigioso interiorista Alberto Pinto. Se comercio de una alcoba de extraordinaria calidad con una bella pátina pardo y negra. La fundición estuvo a cargo de Alexis Rudier, responsable de algunos de los bronces más solicitados de Rodin.
El pensador es un símbolo universal de la condición humana. “Lo que hace meditar a mi pensador”, explicaba el autor de la obra, “es que piensa no exclusivamente con su cerebro, su ceño fruncido, sus fosas nasales abiertas y sus labios comprimidos, sino incluso con todos los músculos de sus brazos, piernas y espalda, con sus puños y los dedos de los pies apretados”. En suma, con todo lo que representa en la vida una cuerpo reconcentrada, lo que quiere asegurar proyectar lo invariable en una figura meditabunda que todavía permanece en el más acá de la existencia sin renunciar al temor, la ira y la melancolía que transmite.
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