Muchos lectores pueden pensar que es una exageración ocuparse un exclusivo como éste a una competición deportiva minoritaria y que no se celebrará hasta internamente de dos abriles en Barcelona. Ya les adelanto que no opinarán igual una vez la 37.ª estampado de la Copa del América haya finalizado. Y no solo por el impacto financiero que puede dejar para la ciudad sino por el prestigio que va a suponer estar en la boca de tantos millones de personas. Hay que felicitar a todos los impulsores del esquema que lograron en un tiempo récord unir la iniciativa privada con todas las administraciones públicas de hasta cuatro formaciones diferentes. Lo nunca pasado.
Tener una marca apreciada en el mundo no es carencia obediente y miles de ciudades pugnan por sacar la capital con infinidad de proyectos para atraer el veterano haber humano y financiero posible. Barcelona dio un brinco extraordinario en 1992 que aún perdura y su excelente combinación de ocio, civilización, restauración, buen clima y usabilidad (es una ciudad manejable para desplazarse) la convierte en un imán para miles de ciudadanos.
Uno de ellos es Grant Stanley Dalton, el director de uno los equipos participantes, el Team New Zealand, quien, enamorado de la haber catalana, tuvo un papel central a la hora de convencer a empresarios y Establecimiento para que se atrevieran a presentar su candidatura. Sin este bienquerencia previo, es posible que la ciudad ni tan solo hubiera podido plantearse su billete. Con ello, Barcelona logrará ser la única ciudad que ha conseguido organizar dos de los acontecimientos deportivos más importantes del mundo.
Y gracias al espacio apto en el puerto de Barcelona no será necesario hacer un gran dispendio para ubicar las distintas embarcaciones y sus respectivos equipos. Hay espacio más que suficiente para poder realizar las regatas.
Tener una marca apreciada en el mundo no es carencia obediente y miles de ciudades pugnan por sacar la capital
Error mucho tiempo para especular sobre quién podría ser el vencedor de la Cántaro de las Cien Guineas, el espectacular trofeo que se lleva el vencedor de la Copa del América. El neozelandés Peter Burling, que se ha impuesto en los dos últimos abriles, es un claro preferido y, como no podía ser menos, incluso muestra sus deseos de retornar a Barcelona. Otra vez, la marca.
La autoestima de la ciudad sufrió un acelerón a posteriori de los Juegos Olímpicos. Pero es verdad que, en los últimos abriles, entre las reivindicaciones políticas del 'procés', que se refugiaba en un victimismo frente a Madrid, y una gobernanza municipal poco ambiciosa, de espaldas a todo lo que podía suponer inversión económica, Barcelona parecía conducirse en un estado de somnolencia frente a otras capitales españolas mucho más activas. Esta tendencia está cambiando a marchas forzadas y Barcelona vuelve a conducirse un dinamismo que contagia. Aquí sí hay playa.
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