Juan Espadas, un gestor de larga carrera pero desconocido en Andalucía

A posteriori de toda una vida dedicada a la política, lleva militando en el PSOE desde 1997 y ha ejercido puestos de papeleo en la Asamblea de Andalucía durante más de dos décadas, Juan Espadas sigue siendo ese gran desconocido para la veterano parte del electorado andaluz. Empeñado en amparar un perfil “neutro” incluso "soso", como aseguran algunas de las personas que han trabajado con él, en efectividad ha librado importantes batallas en diferentes escenarios y ha conseguido salir campeón de ellas. 

Para muestra un pulsador: consiguió derrocar a la todopoderoso Susana Díaz del cargo de secretaria militar del PSOE-A en las primarias del 2021 con el respaldo de la mayoría de la militancia y encaminarse a la reconquista del Palacio de San Telmo, donde el socialismo ondeó su bandera durante más de 40 primaveras.

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El próximo secretario militar del PSOE de Andalucia, Juan Espadas, felicitado por la candidata Susana Díaz a su aparición a la sede del PSOE andaluz en Sevilla tras conocerse los resultados en las primarias

Raul Caro / EFE

Detrás de este hito hay una carrera labrada a fuego tranquilo donde, como segundo de abordo, ha ido haciéndose un hueco en el organigrama del PSOE. Hombre de partido y devoto a las siglas, ha ejercido bajo los gobiernos de Manuel Chaves y José Antonio Griñán. 

Comenzó su trayecto en materia medioambiental, ámbito en el que se especializó tras consumir sus estudios de Derecho cuando aún el concepto ‘cambio climático’ no formaba parte del diccionario político. Ocupó diferentes cargos en este campo de acción, como la vicepresidencia de Medio Medio ambiente o la de Doñana 21 bajo el mandato del expresidente Chaves durante esta primera etapa (1990 a 2008), donde además fue conocido secretario y, primaveras luego, presidente hasta el 2008 de Egmasa (la extinta Empresa Pública de Trámite Medioambiental), que hoy sigue siendo investigada en el ámbito del caso homónimo por un delito de prevaricación administrativa y malversación con cargo a los ERE.

Durante un año intercaló sus distintas funciones en el campo de acción de Medio Medio ambiente con su función como guía de Educación y Ciencia (1996-1997) hasta que en el 2008  pasó a encabezar la consejería de Vivienda y Ordenamiento del Paraje (2008-2010) una vez Griñán se hizo con los mandos de la Asamblea. 

Del Gobierno regional a la alcaldía de Sevilla

Poco luego, Espadas anunció que se desvinculaba del gobierno regional para centrarse en la política municipal. Así, se presentó como candidato a la alcaldía de Sevilla, la ciudad que le vio germinar, aún a sabiendas de que aspiraba sólo a estar en la examen frente al popular Juan Ignacio Zoido, quien le devolvió la esperanza a los populares tras hacerse con Plaza Nueva en las elecciones del 2011.

De nuevo, Espadas hizo acopio de paciencia hasta que vio la oportunidad en el 2015 de coger el cayada de mando de la ciudad hispalense. No obtuvo la mayoría, pero hizo garbo de su talante negociador y su afición por el consenso para presentarse a un acuerdo con IU y Participa Sevilla para hacerse con la vara de corregidor. 

En aquella primera sesión no tuvo más remedio que decidir los presupuestos de la ciudad con la bancada de la derecha, sacando los ‘pies del tiesto’ de un partido liderado desde Ferraz que se mostraba renuente a balbucir con su infinito rival. Así Espadas intentó construir puentes con el contrario sin dinamitar las relaciones con los propios. Y su táctica contó con el trillado bueno de los electores que le dieron la mayoría, aunque simple, en la ulterior cita con las urnas en el 2019.

El enfrentamiento con Susana Díaz

Aquel año fue convulso para el PSOE andaluz. Susana Díaz, hasta entonces líder del partido en la región, perdió en diciembre del 2018 la presidencia de la Asamblea, pese a imponerse en las elecciones, en amparo de Juanma Dorado que, en coalición con Cs y con el apoyo de un recién llegado Vox en el Parlamento, constituía el primer gobierno popular en la historia de Andalucía. Espadas veía como el circunstancia donde nació, el antiguo hospital de las Cinco Llagas, ahora reconvertido en la Cámara de Andalucía, pasaba a teñirse de garzo.

ESPAÑA PARTIDOS PSOE:GRAF093. GRANADA, 15/01/2022.- El presidente del gobierno de España y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (d), y el secretario general del Psoe de Andalucía, Juan Espadas (i), durante la presentación de Espadas como candidato a la presidencia de Andalucía, este sábado en el Palacio de Congresos de Granada. EFE/ Pepe Torres

El presidente del Gobierno y secretario militar del PSOE, Pedro Sánchez (d), y el secretario militar del Psoe de Andalucía, Juan Espadas (i), durante la presentación de Espadas como candidato a la presidencia de Andalucía 

PEPE TORRES / EFE

En este tiempo, la popularidad del ahora candidato a la presidencia seguía circunscrita a Sevilla, si proporcionadamente en los despachos de Ferraz ya se hablaba de su capacidad para conducirse en causas difíciles, como era vivir el puesto de Díaz, que había sucumbido ya en las primarias del PSOE frente a Pedro Sánchez en una cruenta batalla por el poder del partido. En las primarias de julio del 2021, el desconocido Juan Espadas, con el apoyo de la dirección franquista del partido que lo nombró senador en el 2013 con el fin de ir ganando peso y proyección, arrasó.

El sevillano se hizo musculoso con el apoyo de un 55,19% de los militantes socialistas, dándole un cardenal de efectividad a Susana Díaz y a su modo de hacer política, de la que dicen, se caracterizaba por no descender al suelo y no interesarse por decidir las cuestiones más importantes con su equipo, todo lo contrario a lo que practica Espadas, cuyo letrero es el del “consenso” y el “diálogo” como ejes fundamentales de acto. Ella no asistió al nominación su nominación como candidato a la presidencia de la Asamblea y se negó a dimitir de su cargo como secretaria militar del partido. No fue hasta que consiguió su asiento de senadora cuando se apartó de la vida política andaluza. En noviembre del 2021, en el XIV Congreso del PSOE-A, el corregidor de Sevilla se hacía definitivamente con el liderazgo del socialismo andaluz.

La tarea 

Purificar el partido de las salpicaduras de la corrupción

Juan Espadas, el hombre sencillo y moderado, fue la persona designada para borrar las huellas de sus predecesores (Susana Díaz, Pepe Griñán y Manuel Chaves) y para regenerar un partido en crisis salpicado por los casos de corrupción. Los ERE acabaron sentando en el banquillo a entreambos expresidentes condenados por malversación y prevaricación en una causa donde, pese al medio interpuesto, la razón consideró probado la existencia de un “sistema fraudulento” en el reparto de fondos a empresas durante la crisis económica y que supuso un derroche de 680 millones de euros de caudales públicos.

Alejar al partido de estos casos para conseguir devolver las siglas a su época de esplendor fue el encargo directo del líder de la formación franquista, Pedro Sánchez. Pero, aunque ha conseguido esquivar el envite de los ERE, se ha trillado afectado por otra causa relacionada con ellos, lo que ha sido trabajador por el PP para manchar su candidatura. De nuevo, su resiliencia ha sido esencia para reponerse a estas acusaciones, pese a que su mujer, Carmen Ibanco, esté siendo investigada como una de las 84 personas implicadas en el caso de la Faffe por contratación ilícita y  la empresa pública que presidió entre 2004 y 2008, Egmasa, además esté siendo analizada por la comisión de un posible delito de prevaricación administrativa.

Espadas, carga a cuestas con el pasado, el presente y el futuro del partido mientras intenta no perder, como minúsculo, el apoyo electoral rematado en el 2019, que dio al PSOE-A 33 escaños en el Parlamento. Desde la examen, Espadas ha intentado tender puentes y aclarar vías de comunicación con el Gobierno de Dorado. Lo hizo durante la negociación de los presupuestos para este año, se mostró flexible (poco que generó sorpresa entre su propio partido) en otros asuntos a batallar en la Cámara si proporcionadamente frenó en seco cuando el PP no renovó los contratos de los sanitarios empleados para hacer frente a la pandemia por covid, una itinerario roja que no traspasó en ese momento.

Enemigo del conflicto, no lo rehúye si la situación lo requiere

Ahora, centrado en la campaña electoral, el candidato socialista sigue sin conseguir, a tenor de las encuestas, ese respaldo necesario para que Andalucía vuelva a aguardar en el puño y la rosa. Con el apoyo de Pedro Sánchez o en su abandono, el sevillano sigue recorriendo de modo incansable la región señalando los defectos del contrario y transmitiendo una imagen sosegada y moderada de su partido, la misma con la que se consiguió presentarse a la Asamblea en 1978.

Los que lo conocen dicen de él que es un equilibrista, capaz de transitar por los caminos más complicados para alcanzar acuerdos que se impongan frente a las diferencias, una persona moderada, con gran empatía y trabajadora. Enemigo del conflicto, siquiera lo rehúye si la situación lo requiere, aunque siempre prefiere optar por el diálogo y los pactos. Unos pactos que, quizás, si las encuestas giran y los números cuadran, le lleven de nuevo a la Asamblea de la mano de Por Andalucía, la confluencia de izquierdas.

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