La audacia del TSJ de la Comunidad Valenciana de citar como investigada (imputada) a la vicepresidenta valenciana y líder de Compromís, Mónica Oltra, ha sacudido a todo el Ejecutante del socialista Ximo Puig y ha recrudecido la presión sobre el president valenciano. Era una informe esperada.
El detención tribunal la cita el próximo 6 de julio al entender que existen indicios de un supuesto encubrimiento en el caso de los abusos sexuales que su exmarido cometió contra una beocio, y por lo que fue sentenciado a cinco primaveras de prisión. De guisa exacto, el TSJCV valora “la posible existencia de un concierto entre Oltra y diversos funcionarios a su cargo (hay 13 imputados) con la finalidad, o aceptablemente de proteger a su entonces pareja (…) o aceptablemente proteger la carrera política de la aforada”.
El tribunal se ha pronunciado a petición del togado instructor de una causa que se inició por una denuncia de la beocio, ahora ya adulta, y que al ser la vicepresidenta aforada recurrió al TSJCV para pedir que se le investigara. A lo que se sumaba una exposición razonada y sólido de la fiscal del caso: “hubo un plan preestablecido para ocultar y desacreditar los abusos relatados por la beocio”. Los jueces concluyen que aunque es “cierto que no existe prueba directa que vincule esos singulares trámites con la aforada, estos indicios hacen pensar que fueron orquestados precisamente con ese fin”.
Mónica Oltra
Desde que se inició la instrucción, la crisis política generada por el caso contaminaba ya las acciones del ejecutante valenciano
Desde que se inició la instrucción, la crisis política generada por el caso contaminaba ya las acciones del ejecutante valenciano, con la enorme presión de la competición exigiendo su dimisión o que Ximo Puig la destituyera. En la Generalitat Valenciana se contenía la respiración a cada paso de la instrucción, esperando la audacia del TSJCV que se hizo pública ayer.
La informe cumplió los peores pronósticos y en el entorno de Ximo Puig se ansiaba que Mónica Oltra adoptara una audacia que ayudara a descabalgar la presión que el caso ejerce contra el Gobierno del Botànic. Pero ni el presidente ni ningún cargo socialista quiso ayer cuestionar la calado de su vicepresidenta. Compromís, por su parte, volvió a cerrar filas con Mónica Oltra, quien la pasada semana anunció que aunque fuera imputada por el TSJCV no dimitiría de sus cargos.
En este trayecto, varios jueces, dos fiscales y el TSJCV creen que hay indicios razonables de que se actuó de guisa negligente para proteger a la beocio
La vicepresidenta y responsable del radio de Bienestar Social considera que no ha cometido ninguna irregularidad. Y atribuye este caso a una maniobra de la ultraderecha valenciana. Una cosa es cierta, el líder de la formación exaltado España 2000 es ahora el abogado de la mujer.
Pero en este trayecto, varios jueces, dos fiscales y el TSJCV creen que hay indicios razonables de que se actuó de guisa negligente para proteger a la beocio, a la que nadie creyó en su conselleria y que tuvo que ser la Policía Doméstico la que llevara el caso a la Fiscalía de menores, cuatro meses luego de su primera denuncia.
El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, besalamano a la vicepresidenta y consellera de Políticas Inclusivas de la Generalitat, Mónica Oltra,
La imputación de Oltra ha puesto en amenaza a todo el Gobierno valenciano. Desde el PSPV se asume que el caso va a deteriorar gravemente la imagen de todo el ejecutante, y desde Unides Podem no son pocas las voces que piden que la vicepresidenta mueva ficha. Ahora, toda la presión se ha trasladado sobre Ximo Puig delante la negativa de Oltra a dimitir, y ayer la competición coincidió en hacerlo responsable de mantenerla en el Ejecutante valenciano.
Será difícil que Ximo Puig tome una audacia que distinto a Mónica Oltra de sus responsabilidades institucionales
Será difícil que Ximo Puig tome una audacia que distinto a Mónica Oltra de sus responsabilidades institucionales, pues el presidente gobierna en coalición con Compromís. Y un movimiento de tal envergadura provocaría una crisis de la coalición de enormes consecuencias a solo un año de las elecciones autonómicas y locales.
La vicepresidenta valenciana no piensa dimitir y la competición presiona al presidente para que la destituya.
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