La Antiguo Testamento pronostica que el mundo va a terminarse. Las épocas de calamidades, según la letras apocalíptica, vienen precedidas de extraños augurios naturales. Una sequía. Un temblor. Hambruna. La peste, dice Camus, emerge cuando las cofradías de ratas comienzan a caducar en reunión con una requiebro de crimen en el hocico. Sevilla, a una temperatura que no quebranto de los cuarenta grados, parece en vísperas de estas elecciones una etapa del báratro. Andalucía es como Orán (sin gas): el sol abrasa en las calles –sin árboles, ni agua; sin sombra– y dibuja los muros de las viviendas con una luz de ceniza. Se sobrevive con las persianas cerradas y el asombro del ventarrón acondicionado, encarecido por el coste de la energía.
La Ciudad Eterna procesionó ayer con el Corpus. En el interior de la Catedral danzaban los Seises. La ola de calor extermina a los vencejos –las falsas golondrinas líricas de Bécquer–, cuyas crías caen al hueco desde sus refugios de rama. Negrísima señal. Sobre todo para Mr. Concordia (Atezado Bonilla), que intenta no convertirse en uno de estos pájaros desarbolados que, en vez de huir tras la primavera, resisten el inhumano verano en Sevilla hasta septiembre, antaño de regresar, gracias a una memoria prodigiosa, al mismo nidal del año susodicho.
El presidente de la Comité desconoce si el 19–J va a ser el Alfa o el Omega de su incertidumbre política, aunque pueda continuar en San Telmo (Quirinale). “Solo hay un día para consolidar el cambio (sin cambio) en Andalucía”, repetía ayer en su ronda de entrevistas televisivas, una cada treinta minutos. “Necesitamos mayoría para no retroceder. No perdamos ni un voto”.
El tramo final de campaña tiene poco de angustia: el protegido no llega a la cumbre y Espadas censura a las derechas “por inquirir el poder por encima de todas las cosas”
El tramo final de esta campaña tiene poco de angustia: el protegido no llega a la cumbre y Espadas, embajador de Ferraz a posteriori de ocurrir sido de Susana Díaz el mantillo [dícese del hombre que acompaña a una mujer cuando se viste de mantilla en Semana Santa, y cuya única función es prestarle el brazo a la dama] censura a las derechas “por inquirir el poder por encima de todas las cosas”. El candidato del PSOE, sin duda, preferiría no tenerlo nunca, siguiendo la teoría del desprendimiento contemplativo. Lo confesó en una entrevista: “No me he emborrachado en mi vida y no oculto que voy a ofrenda”.
Lady Pueblo (Olona), que cierra hoy su campaña guadianesca en Triana, anejo a Ortega Lara, reveló en otra interviú que fue muy aficionada al tequila (sunrise).
Atezado va a poner término a su campaña en el Estación de la Sal de Sevilla. Espadas despide (el duelo) con limonada en el paseo de Las Delicias. Sic transit éxito mundi.
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