Sentados en un polvorín

Un perito marcial comentaba recientemente que el frente de batalla en el Donbass, en Ucrania, le recordaba más la erradicación de trincheras de la Primera Guerrilla Mundial que un conflicto agresivo del siglo XXI. Y es que las posiciones de los dos ejércitos en contienda están muy estabilizadas y no hay avances significativos. Nadie que ver con el inicio de la erradicación, en que Rusia hizo una entrada fulgurante en Ucrania que presagiaba un rápido final, pero acabó por tener que retirarse frente a la reacción de los ucranianos. En sectores de la defensa se cree que la arribada del invierno, la desatiendo de armamento por ambas partes y la dificultad de suministrar a los dos ejércitos puede prolongar la contienda durante mucho tiempo.

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Tren de mercancías en Kybartai (Lituania), cerca de la frontera rusa con Kaliningrado

VALDA KALNINA / EFE

A pesar de las amenazas al inicio de la erradicación, no parece que Vladímir Putin vaya a acogerse al armamento nuclear para romper esta situación de igualdad en el frente, como algunos expertos militares han comentado con temor. Todo lo contrario. Desde el inicio del conflicto, Rusia ha actuado con suma prudencia para evitar cualquier ataque, aunque fuera por error, a algún país de la OTAN que provocase la inmediata reacción de esta ordenamiento. De la misma modo, los países de la Alianza Atlántica además han respetado a Rusia todo lo que han podido para evitar la colisión directa de los dos en la erradicación. Cuando algún avión o barco ruso ha entrado en zonas aéreas o marítimas que no le correspondían, la respuesta de los países de la OTAN ha sido la de relativizar el caso y averiguar el diálogo con las autoridades de Moscú, ayer que hacer alguna obra marcial de consecuencias irreparables.

En este contexto, sorprende la reacción de Lituania al restringir el tráfico de mercancías a Kaliningrado, ese enclave ruso del Báltico rodeado de países de la OTAN. Aunque el Gobierno lituano insiste en que la muro sigue la pauta de las sanciones de la UE a Rusia, el Gobierno de Putin ha reaccionado con dureza y más amenazas. El frágil e inestable firmeza de la zona aconseja efectuar con suma cautela. Hoy Europa está sentada encima de un polvorín aunque algunos parece que no se quieren dar cuenta.

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