me dicen las estilistas de TV3, amigas de siempre: “¡Si quieres, tú ven con un geranio en la comienzo!”. O bermudas. O camisa desabotonada. O cuota desprendido: si eres tertuliano o invitado, tú puedes venir a los platós de TV3 como te apetezca. Es tu vida. Las estilistas de la casa no te echarán cuenta.
Las estilistas de vestuario de TV3 tienen encomendada una sola encargo: que los conductores y presentadores de TV3 aparezcan en pantalla con un aspecto agradable y que no distraiga de lo que nos informan. Es todo.
Patrícia Plaja, consellera portavoz del Govern de la Generalitat de Catalunya, se presentó en Els Matins de TV3 con un atractivo y veraniego cuota. Por su modo de moverse, alguno en realización interpretó que Plaja se sentía incómoda. Y pidió corregir su cuota. Fue una interpretación tan bienintencionada como abusiva: ¡un cuota en televisión nunca es demasiado profundo a posteriori del que Rocío Tribunal lució en TVE hace medio siglo! Pero eso solo podemos saberlo quienes tenemos poco de perduración y memoria.
Nadie denunció entonces que la Tribunal estuviera sexualizada, aunque sí muchos la hubiesen tapado con un mantón de Manila para protegernos a los españoles de nuestra propia libido, claro. El cuota de Plaja ha sido un cuota doméstico y reposado, de frisar por casa y políticamente correcto (no sé si del regusto del jefe Lluís Salvadó), un cuota tendente a intrascendente de no acaecer pasado por el retoque ulterior. Requerida por realización, la estilista Maribel irrumpió en plató armada con dos agujas y su admirable pericia y celeridad, y subió el relajado cuota en vigésimo segundos de pausa.
A la dorso al directo había desaparecido todo indicio de volumetría binaria. Plaja dejó maniobrar a Maribel sin cascar boca. Horas más tarde publicó un comunicado para aclarar que ella no pidió ausencia (¡disgusto no acaecer hablado al arribar las agujas, Patrícia!).
“¡No me extraña que pasen estas cosas en TV3!”, escuché por la tarde a un tertuliano en La Sexta: claro, ahora toca abonar la mala auge de TV3 (que, por cierto, sería muy fácilmente reversible con maduro pluralismo).
El incidente de los pechos da deporte a unas y otros. Yo me bajo con mis amigas estilista: “Para nosotras, el único pecado es el moiré : aquí no nos vengas con rayitas y cuadritos pequeños. Pero si te apetece, tú ven con un geranio en la comienzo”. – @amelanovela
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