Carme Elías: “Anunciar que tengo 'alzhéimer' ha sido el gran éxito de mi vida personal”

La actriz Carme Elías mantiene un diario, notas sueltas de su día a día. Escribe lo que ve y siente. Capta el tiempo y deja constancia de él. Le ayuda a estar, a conservar lo vivido. Es necesario ahora que sus neuronas empiezan a apagarse. 

Hace unas semanas anunció que padece alzhéimer. La fundación Pasqual Maragall la animó a dar el paso. Ella dudaba, pero comprendió que podría ayudar a otras personas en su misma situación. 

La repercusión de la comunicado le ha sorprendido tanto como el propósito balsámico que ha tenido sobre ella misma. “Ha sido el gran éxito de mi vida personal”, afirma.

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La fundació Pasqual Maragall la animó a hacer pública su dolencia. Hoy reconoce que por otra parte de poder ayudar a otras personas ha tenido un propósito balsámico para ella misma

El Giardinetto le abre ventanas a un pasado atinado en una Barcelona muy dinámica y creativa, en compañía de su pareja Joan Potau, de Pepe Sol, Leopoldo Pomés y otros amigos.

Formó parte de una exitación creativa que incluso se desbordó en Madrid, ciudad en la que tuvo un suelo durante muchos abriles. Le gusta el espíritu canalla y fiestero de la caudal. 

Elias aprendió en el Institut del Teatre de Barcelona. Fabià Puigserver fue uno de sus maestros. Luego lo fue Lee Strasberg en Nueva York. Su carrera incluso la llevó al cine y la televisión. No sabría con qué medio quedarse. 

Todavía le cuesta destacar a a uno de los muchos directores con los que ha trabajado. Le gusta Almodóvar y aún recuerda la elegancia de Portabella. 

Ha interpretado a todo tipo de mujeres, clásicas y contemporáneas, buenas y malas, pero confiesa que “cuando haces de mala disfrutas mucho más”

Tal vez fue Javier Fesser el que más la marcó. “Es una de las personas que más me ha enseñado de altruismo”, confiesa.  El filme Camino, en el que interpreta a la matriz de una pupila muy enferma, es uno de sus grandes trabajos. Le sirvió para triunfar un Goya. 

Ha interpretado a todo tipo de mujeres, clásicas y contemporáneas, buenas y malas, pero confiesa que “cuando haces de mala disfrutas mucho más”.

Ahora no trabaja. La enfermedad no se lo permite. Pero sigue creando y viviendo con la intensidad de una vida plena.

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