El fiasco de operarse en Turquía

Turquía se ha convertido en un destino de turismo taza. Lo fue (y lo es) con el injerto de pelo y, desde hace un tiempo, además con la intervención de reducción del estómago, a la que acuden cada año decenas de españoles. En los últimos meses, los viajes se han incrementado. ¿Cuánto? Ficticio saberlo porque no hay un registro de personas en tira de aplazamiento para realizar esta cirugía bariátrica, pero para las unidades de obesidad mórbida de los hospitales públicos no son unas cifras desdeñables.

Un ejemplo: solo en el hospital de Vall d’Hebron de Barcelona, en los últimos tres meses, han entrado cuatro pacientes que se habían sometido a esta operación. Fuera de en un caso, los otros tres han presentado complicaciones severas, como son la no acogida de comida sólida o problemas serios de dita de hierro y vitaminas, según explica Andreea Ciudin Mihai, coordinadora de la dispositivo de obesidad mórbida del Vall d’Hebron. En un hospital de Galicia, tuvieron que repetirse dos intervenciones a sendos pacientes que habían viajado a Turquía para hacerse una cirugía bariátrica.

En febrero, una muchacha de 17 primaveras murió en una clínica turca a la que habían ido otros amigos y familiares

El incremento de casos ha llevado a las tres sociedades científicas más directamente relacionadas con el tratamiento de la obesidad, la Sociedad Española de Obesidad (SEO/Seedo), la Sociedad Española de Endocrinología y Avituallamiento (SEEN) y la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO), a editar una llamamiento de atención sobre la creciente tendencia de turismo taza gachupin cerca de países como Turquía para admitir a final operaciones de cirugía de la obesidad. “Son intervenciones complicadas que han de realizarse con los mayores estándares de seguridad y calidad”, señalan en un comunicado conjunto.

El pasado mes de febrero, una adolescente de 17 primaveras de Andalucía moría desangrada, horas luego de suceder por el quirófano de una clínica de Estambul, al haberle producido un corte en el bazo. La muchacha había ido siguiendo los pasos de otros familiares. Para el preoperatorio al punto que sí le habían hecho algunos observación de muerte, según denunció la grupo luego.

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En España, los obesos tienen más difícil el golpe a la cirugía bariátrica 

Mané Espinosa

Porque ahí está la esencia. En Turquía se están realizando estas intervenciones sin hacer las evaluaciones pertinentes para enterarse si ese paciente puede o no someterse a una reducción de estómago. O al menos, no como en las clínicas a las que acuden los españoles en examen de una posibilidad para su obesidad. Las agencias ofertan este tipo de intervenciones, con hotel y revoloteo incluido por unos 5.000 euros. E incluso menos. En una clínica privada en España, esa emblema se multiplica como minúsculo por tres. Horas luego, se da de reincorporación al paciente para su regreso a España en avión.

Andreea Ciudin, portavoz de la Seedo, dice entender las razones que llevan a estas personas –la mayoría mujeres de entre 30 y 40 primaveras–, a realizarse una intervención del tubo digestivo: “No quieren esperar. Han decidido hacérselo, aminorar peso ya, sin esperas. Y es de entender porque muchas sufren mucho con su cuerpo”, señala.

La mayoría son mujeres

En España los tiempos de tardanza son altos. Se tarda en realizar la operación entre seis meses o tres primaveras, dependiendo del centro manifiesto. Pero, adicionalmente, antaño hay que suceder por un meticuloso proceso de evaluación para enterarse si esa persona (con un IMC por encima del 35 o 40) es apta para ello o si esa obesidad no esconde depresión, trastornos de conductas alimentarias u otra patología, señala Ciudin. 

“No es solo cuestión de peso ni de las dificultades de la persona para poder adelgazar. Sobre el papel todas las personas con un IMC de 40 podrían operarse, pero no es así en tajante. Si hay una patología detrás, muchos de los que se operan vuelven a estar igual a los tres primaveras”, señala la doctora Ciudin.

Seguimiento médico toda la vida

Andreea Ciudin, coordinadora de la dispositivo de obesidad mórbida del hospital Vall d’Hebron, asegura que en España la sanidad pública y privada tienen un elevado nivel de calidad asistencial que asegura a los pacientes con obesidad espinoso que son candidatos a la cirugía bariátrica una correcta preparación prequirúrgica y un excelente seguimiento posquirúrgico. Porque esto no va solo de especular. Antiguamente de tomar la valor, intervienen numerosos profesionales que han de valorar al paciente. “La obesidad y las patologías asociadas pueden suponer un suspensión peligro quirúrgico, que debe ser minimizado tras la evaluación previa por un equipo multidisciplinar. Este equipo tiene como objetivos principales minimizar el peligro de la cirugía y preparar al paciente para conquistar los mejores resultados en cuanto a remisión de comorbilidades a espléndido plazo”, señalan desde las sociedades de obesidad. De hecho, los pacientes que se someten a esta intervención son seguidos por los médicos a lo espléndido de toda la vida. “Mínimo de esto está resguardado en Turquía. Cuando regresan, presentan complicaciones serias porque no se ha evaluado mínimo”, señala Ciudin.

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