El vino de la semana: Amaya Arzuaga Colección 2017

Bodegas Arzuaga Navarro se encuentra ubicada en la provincia de Valladolid, en plena DO Ribera del Duero. El tablado donde nacen los vinos que elabora la bodega es la reserva cinegética de la finca La Planta, propiedad que la clan Arzuaga posee en la asiento vallisoletana de Quintanilla de Onésimo. Esta finca cuenta con más de 1.400 hectáreas de circunscripción, con un 80% de monte, y una situación privilegiada para el cultivo de la vid. La elaboración de los vinos Arzuaga Navarro se debe a tres premisas: el suelo, el clima y la orientación. La Planta es un área donde conviven la flora, compuesta de pinos, encinas y sabinas, y la fauna, especialmente jabalíes, muflones y ciervos. Esta convivencia es, según se afirma desde la bodega ribereña, “la constatación del bienquerencia que siente la clan Arzuaga por el mundo de la naturaleza”. 

A principios de los abriles 90 del siglo pasado, Florentino Arzuaga, fundador de Bodegas Arzuaga, comenzó con la plantación de cepas, la construcción de la bodega y la elaboración del caldo. Hoy es su hijo Ignacio Arzuaga quien ostenta el cargo de director común. En 2018 la bodega cumplió sus 25 vendimias, hecho que se homenajeaba en las cápsulas de cada una de las botellas comercializadas dicho año. Bodegas Arzuaga todavía posee viñedos fuera de la provincia de Valladolid, concretamente en la asiento de Malagón, en la provincia de Ciudad Existente, donde elabora el caldo Cuota Florentino. Y la clan Arzuaga, asimismo, dispone de una almazara donde elabora y comercializa unto casto extra internamente de la DO Montes de Toledo.

Ignacio Arzuaga

Ignacio Arzuaga 

CLV

El esquema de Bodegas Arzuaga Navarro arrancó en 1987 con la plantación de 25 hectáreas de viñedo en tres localizaciones distintas de su finca La Planta, con un 85% de tempranillo, un 10% de cabernet sauvignon y un 5% de merlot. Durante los primeros abriles la uva se vendió a otras bodegas, y en 1993 comenzaron a elaborar su caldo con las uvas procedentes de sus propios viñedos, que fueron aumentando hasta las 150 hectáreas. Entonces dejaron de plantar para realizar la selección masal de sus viñas y reproducir sus propias vides. En 2007 decidieron convertir toda la viñal del flanco finalidad del río Duero en ecológico. En ese momento sumaban 30 hectáreas. Tras acontecer analizado qué clones se adaptaban mejor a sus suelos y a su estilo de caldo se retomaron las plantaciones hasta entrar a las actuales 420 hectáreas, de las cuales 320 son trabajados en agricultura ecológica. 

Ignacio Arzuaga cree que “lo más importante de una bodega es su viñal y, por este motivo, nuestra gran envite es conseguir el mejor viñedo que podamos y que nuestro suelo nos permita dar las mejores uvas”. Su intención es “interpretar la uva respetando su sabor, y que exprese su área de procedencia una vez conseguido esto”. Añade que “queremos que nuestros vinos sean parte de la cocina, de disfrutar de ellos contiguo con la cocina sin importar la procedencia de esta. Nuestros vinos son gastronómicos y con esa idea fundó mi padre la bodega, con la intención de elaborar vinos para disfrutar en la mesa y, a poder ser, con una grata compañía”. Buscan crear “un caldo para cada momento y para cada estilo de vida”. Actualmente elaboran 1,8 millones de botellas anuales, de las que exportan un 35% a más de 60 países. México, Estados Unidos y Suiza son sus tres principales mercados internacionales.

La fachada de la bodega

La apariencia de la bodega 

CLV

La anualidad 2017 caldo un poco adelantada por un invierno suave, lo que hizo que las plantas comenzasen a mover la sabia a primeros de abril, y a mediados de este mes ya estaba admisiblemente brotada. A finales de abril hubo dos heladas de las que se libró el páramo de Moradillo de Roa y Olivares de Duero, lo que les permitió liberar el 100% de la cosecha. Sin requisa, en Quintanilla de Onésimo, en los viñedos cercanos a la bodega, sufrieron una caída de la producción del 30% respecto a lo habitual mientras que en su finca La Planta la producción fue del 100%. Posteriormente de las heladas el tiempo fue propicio para la viñal, y la floración se produjo algunos días antaño de lo habitual. Tras un verano muy seco, lo cual no ayudó a la cepa a producir, llegó una maduración de ciclo corto pero muy potente, con una vendimia temprana, “sobre todo si se buscaba encontrar frescura en la uva, como es el caso del caldo de Amaya”, según Ignacio Arzuaga. Correcto a este ciclo rápido, fue más difícil encontrar raspones maduros para la elaboración de este caldo. Al proceder de viñedos viejos, alguno de ellos prefiloxéricos de la zona del stop Gromejón, un confluente del Duero en Burgos, pudieron decantarse unos 4.000 kilos para la elaboración de este caldo. Fueron las mejores uvas de todas las recepcionadas en la bodega en la anualidad del 2017.

Las bayas están súper seleccionadas. Para el Amaya Arzuaga Colección 2017 se realizó la selección de racimos en el viñedo y a pie de cuba, y se encubaron a continuación en una cuba de cajiga francés de Allier de 5.700 litros, donde se maceraron en frío durante cinco días. La fermentación alcohólica fue espontánea, de forma natural, con las propias levaduras de la pruina de las bayas. La temperatura de fermentación fue víctima, sobre unos 22º C, con una mínima intervención. Tan solo se practicaron remontados por seriedad de unos 200 litros, y en plena fermentación un leve pisado de forma natural, con los pies. Tras le fermentación con un 100% de raspón admisiblemente lignificado, se maceró hasta que se descubó sin prensar. El caldo que salió por su propio pie de la cuba se trasegó a barricas de cajiga francés de 228 litros de capacidad, donde realizó la fermentación maloláctica de forma natural. La crianza en barricas se alargó desde noviembre de 2017 hasta agosto de 2019, y se embotelló a mano.

Ignacio Arzuaga

Ignacio Arzuaga 

CLV

Desde la bodega afirman que Amaya Arzuaga Colección es “la sensualidad y la elegancia hechas caldo”. Cada anualidad estrena una fórmula diseñada por la propia Amaya Arzuaga, que es hermana del director común de la bodega. Sus uvas son hijas de suelos con piedras areniscas y avalancha, complementados con terrenos calizos a elevadas altitudes. Se elabora con un 95% de tempranillo y la blanca albillo maduro. Exhibe un cierto clasicismo, pero es muy bebible y disfrutable. De hecho, Ignacio Arzuaga reconoce que “no somos los más vanguardistas, ni pretendemos serlo”. De capa media-alta y del color de las cerezas picotas. Es un tinto sedoso, elegante, con gran estabilidad y con una destacable desabrimiento y frescor. Exhibe notas de frutas maduras (negras y rojas), vainillas, tostados, balsámicos y especias. El licor (14, 5º) y la madera están muy admisiblemente integrados. Ideal para aproximar con un cochinillo confitado e incluso con un rodaballo. A Ignacio Arzuaga le gusta acompañarlo con el carabinero con ajo blanco y almendra tierna o con la oreja con caviar, crujiente de cochinillo y presa ibérica del restaurante Taller Arzuaga. Igualmente es un buen partidario para un pinrel y té verde matcha de este restaurante de Quintanilla de Onésimo, con un pinrel gallego con denominación de origen Arzúa-Ulloa o con una piropo de calabaza rellena de requesón.

Arzuaga Navarro integra todos los posibles naturales que existen en la zona para crear una experiencia enoturística completa, cuyo objetivo es “descansar disfrutando”. Así, el visitante puede recrearse al mismo tiempo con la naturaleza, el viñedo, su carrasca milenaria y disfrutar de la cocina en sus restaurantes, uno de tradicional y Taller Arzuaga (con una suerte Michelin), el esquema gastronómico de vanguardia de la bodega que, de la mano de Amaya Arzuaga, el chef Víctor Gutiérrez y la head sommelier Irene González, pretende ser un punto de unión entre la tradición y la modernidad. Todo esto acompañado de visitas guiadas por la bodega. Para poner el prendedor de oro a su experiencia enoturística en el corazón de Bodegas Arzuaga Navarro alzaron el Hotel & Spa Arzuaga. Se negociación de un establecimiento con 96 habitaciones, un SPA y tratamientos exclusivos de vinoterapia. Igualmente ofrecen la oportunidad de disfrutar de talleres de iniciación a la cata de la mano de sus sumilleres, con los que acercarse al mundo del caldo.

Amaya Arzuaga Colección 2017🍷

Amaya Arzuaga Colección 2017

Uvas: tempranillo y albillo maduro   Precio: 65 €

Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente