Hisham Matar: “Necesitamos una paz activa y una justicia sin venganza”

A Hisham Matar le sientan acertadamente los retornos. Volvió a Libia tras más de tres décadas de desarraigo para redescubrir sus paisajes de comienzo, de donde había huido su comunidad, opositora a Gadafi. Y donde su padre acabó desapareciendo en la prisión de Abu Salim. De todo ello habló en el vademécum El regreso , de 2017, merecedor del Pulitzer. Cuando terminó de escribirlo, se trasladó un mes a Siena. Quería descubrir in situ las obras de los pintores de la escuela de la ciudad, los mismos que en la National Gallery de Londres le llamaron la atención cuando se refugiaba a diario a los diecinueve abriles tras conocer el secuestro y encarcelamiento de su progenitor. “Esas pinturas me produjeron la impresión, como todavía me la producen ahora, de tener un sentimiento de esperanza”, escribe en Un mes en Siena (Salamandra), un vademécum que se encadena con el aludido.

Una de las pinturas que solía contemplar durante días era La curación del ciego de Duccio di Buonisega, dividida en dos mitades. En la inferior, aparecen los personajes y se desarrolla la ambiente. En la superior, destaca el paisaje urbano de edificios geométricos. Matar ha trasladado este doble plano en su postrero vademécum, donde por un flanco acento del poder del arte y por el otro, libera pensamientos y reflexiona sobre el mundo que nos rodea. Y lo hace con esas mismas pinceladas finas y líricas de los maestros pintores de Siena.

'La curación del ciego' de Duccio

'La curación del ciego' de Duccio

Ahora acaba de protagonizar otro regreso, más placentero y agradecido. Ha vuelto a esa Siena para, de alguna modo, brindarle el vademécum que le dedica. Y no podía hacerlo en un mejor ambiente que frente a los frescos de una de las obras maestras de esta escuela, La símbolo del buen gobierno que Ambrogio Lorenzetti pintó en 1338 en el Salón de los Nueve, el puesto de reunión de los magistrados que gobernaban la ciudad desde el Palazzo Pubblico, y que centra varios capítulos de su obra.

“La tiranía o el fascismo crean ambientes de gran inestabilidad que perdura varias generaciones”

La pintura se encuentra en proceso de restauración y Matar sube al cómodo andamio contiguo a La Vanguardia para contemplarla como nunca suele hacerse, frente a frente, desde la misma cúspide donde la creó el actor. “Es un momento muy específico e intenso”, revela sin apartar la clarividencia de las figuras femeninas de las siete virtudes. “Hay detalles que son difíciles de apreciar desde debajo. Mira la Paz, su vestido blanco es en ingenuidad transparente. Se la ve inocente, indefensa, recostada encima de unas armaduras que parece que quiera esconder”, reflexiona. “Este tipo de paz no puede funcionar en la época en que vivimos, necesitamos una paz activa, no pasiva”.

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Metáfora del Buen Gobierno de Lorenzetti

REDACCIÓN / Terceros

Su vistazo se traslada frente a la virtud de la Equidad con su inseparable peso. “Para mí la honestidad no es venganza”, afirma. “Debe mirar el interior de las personas, escuchar y apañarse equilibrios”. Y frente a ella se sienta para interpretar, casi susurrarle al aurícula, un fragmento del vademécum. Escoge uno que hace relato a un personaje del consejo de ciudadanos que sostiene un cordel trenzado por la Concordia que une la Equidad con el Acertadamente Popular. Sus ropajes son diferentes a los de los demás y su color de piel igualmente. “Es posible que ese individuo de tez oscura fuera un sarraceno. Me pregunté cómo viviría él la ocasión y si ya se habría adaptado a su país adoptivo. Es posible que Lorenzetti lo introdujera en la composición para propugnar las ventajas de un sistema de gobierno fundamentado en la tolerancia y la inclusión”, concluye su recitación en voz adhesión.

Matar se subida y recorre los tres murales que componen la trilogía de Lorenzetti y que, de alguna modo, evocan aspectos fundamentales de su vida, desde la misma Equidad, la Paz o la presencia del demonio (con ciertos aires a Gadafi), cuyo mal gobierno marcó para siempre su existencia. “El gran problema de la tiranía o el fascismo, poniendo de flanco todas mis objeciones morales o éticas, es que crean un concurrencia de gran inestabilidad que perdura varias generaciones. Ha ocurrido en Libia, pero igualmente en España, donde todavía se notan las consecuencias del franquismo”, sostiene antiguamente de llorar “la pérdida de interés en la política, especialmente en la Europa occidental”, lo que para el escritor no deja de ser “peligroso”. Y apela a la responsabilidad de los ciudadanos para que ejerzan su papel, “cero puede funcionar sin esto”, como ilustra Lorenzetti en su pintura.

'La alegoría el mal gobierno' de Lorenzetti

'La símbolo el mal gobierno' de Lorenzetti

“El arte nos hace comprobar poco menos solos y más conectados con la humanidad”

Matar desconoce por qué las obras de la escuela de Siena consiguen atraer su atención. “Cuando logras conectar con el arte, te da vida, energía”, analiza. “Nos hace comprobar poco menos solos y más conectados con la humanidad”, añade. “El destino es complicado”, reflexiona cuando recuerda “la experiencia que he tenido que radicar”. Y si hasta este momento su letras tenía como eje la desaparición del padre, su desarraigo e incluso el uso de identidades falsas, en la posterior novelística que ha terminado hace escasos días y que se publicará en 2023, cambia de registro. “Tráfico sobre la amistad, en particular la amistad entre hombres”, avanza. “No escribo tanto para encontrar la paz, sino porque es el veterano placer emocional e intelectual que existe”, confiesa.

La Escuela de Siena, que se desarrolló durante el Trecento, tiene como motor la obra de Duccio, mientras que la de Lorenzetti supuso su máxima expresión. Hisham Matar comenta las obra.

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'Maestà' de Duccio di Buonisegna (Museo dell'Opera del Duomo)

REDACCIÓN / Otras Fuentes

‘Maestà’

Duccio di Buonisegna

(Museo dell’Opera del Duomo)

“En aquel mundo casi desprovisto de imágenes, esas representaciones pictóricas conmovían y consolaban mucho a todos los creyentes. Se instaló inicialmente en la catedral”.

Vertical

 Madonna of the Franciscans, 1300

DEA / G. NIMATALLAH / Getty

‘Doncella de los franciscanos’

Duccio di Buonisegna

(Pinacoteca)

“El adiestrado no pretendía que su cuadro se abordara desde una posición de afiliación, sino desde la mera condición de ser humano”.

'La Virgen de la leche' de Lorenzetti

'La Doncella de la calostro' de Lorenzetti

‘La Doncella de la calostro’

Ambrogio Lorenzetti

(Capilla di San Bernardino)

“La crimen no le interesa lo más minúsculo. Quiere radicar, y acertadamente encima. Lo quiere todo. Satisface sus deseos sin reparos. Es un párvulo asertivo y osado, encuadrado en una imagen realista”

Sano

El atractivo anunciante de Sano

‘El Gracia anunciante’

Sano di Pietro

(Capilla di San Bernardino)

“No sabría afirmar por qué, pero cuanto más contemplaba El atractivo anunciante más se acentuaba el dolor que me atenazaba el pecho, como si añorara a una persona en particular, un puesto o una época ya desaparecidos para siempre”.

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