Los prados de Farrera se quedan sin ovejas tras la marcha de un rebaño atacado por un oso

Ramon Cornellana manifiesta desolado que cierra precipitadamente una etapa de tres generaciones de pastores de oveja xisqueta a causa del ataque de un oso a su manada, la semana pasada, en la montaña de Juverri, en Farrera (Pallars Sobirà). El plantígrado provocó la asesinato de cinco de sus animales y la desaparición de idéntico número. Esta es la primera golpe registrada en Farrera y reabre el debate sobre la convivencia entre la manada y los úrsidos en los Pirineos. Desde su reintroducción, en la decenio de los noventa, la población coetáneo se eleva a unos 70, de los cuales 38 en Catalunya.

Tres generaciones de pastores

Trashumancia de Puiggrós a Farrera

“Cada año hacemos la trashumancia desde Puiggròs, en Les Garrigues, hasta Farrera, donde llegamos el 18 de junio tras seis jornadas de marcha. El día 27, alrededor de las cinco y media, subí a la montaña y no encontré el manada. Más en lo alto vi una oveja muerta; las otras, asustadas, habían corrido a esconderse en el bosque. Informé a los forestales, que colocaron una cámara y pudieron certificar que era un oso nuevo”, relata Cornellana. En dos noches mató a cinco animales. “No solo es una pérdida material, para mí tiene un valía sentimental. A ver si esto sirve para rajar los fanales de los gobernantes. Yo me jubilaré pero ¿qué harán los pastores jóvenes?”, se pregunta.

Ramon CornellanaPastor

Tras este suceso Cornellana decidió dar por finalizada la temporada en los prados de los Pirineos y volvió a descabalgar su manada, de 428 ejemplares, a Les Garrigues. "¿Qué yerro tienen mis ovejas ? Y incluso ¿qué yerro tiene el oso?”, dice el pastor. Cornellana, recién cumplidos los 65 primaveras y que había previsto jubilarse este 2022, duda de la viabilidad de la coexistencia de este tipo de manada con los plantígrados.

Junto a apuntar que es la primera vez que el manada no iba acompañado de un perro de protección. De los dos canes del pastor, uno murió recientemente y otra, aquejada de una dolencia, se quedó en casa con un cría.

Farrera cuenta con cinco rebaños, de vacas y yeguas; este era el único de ovejas

El municipio de Farrera cuenta con cinco rebaños, de vacas y yeguas. Este era el único ovino.

Técnicos del Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Memorándum Rural de la Generalitat le plantearon la utilización de cercados electrificados para evitar la intrusión del oso durante la incertidumbre, opción que Cornellana desestimó. “Si se quedan encerradas, sin ver vías de salida y se asustan pueden hacinarse y caducar ahogadas, en este caso el seguro no te lo cubre”, precisa el granjero.

El decreto que fija las compensaciones por daños y perjuicios a causa de la actividad de especies protegidas determina, en el caso de los ovinos, indemnizaciones que oscilan entre los 55 y los 415 euros.

Junto a destacar el papel que juegan rebaños como el de Cornellana en la conservación del paisaje de ingreso montaña, en el mantenimiento de los pastos, un valioso plus en la lucha contra los incendios.

Ricard CasanovasResponsable de Flora i Fauna de Acció Climàtica

Ricard Casanovas, responsable del servicio de Flora i Fauna de Acció Climàtica, apunta que Farrera está en el interior de la zona con “presencia ocasional” del oso y subraya la aprieto de establecer medidas de protección, como los perros o el citado sistema de cercado eléctrico. “Estamos a auspicio de promover la manada extensiva y de proteger la biodiversidad, sea el oso o el quebrantahuesos, tenemos que averiguar un punto de invariabilidad, todos estamos en el mismo barco”, remarca.

El plan de prevención de daños del oso pardo prevé medidas como el aglutinamiento de rebaños

El plan de prevención de daños del oso pardo prevé medidas como el aglutinamiento de rebaños. Actualmente, la Agencia contrata pastores para custodiar unas 3.500 ovejas de doce ganaderías diferentes en la encabezamiento del Pallars Sobirà.

En el 2021

Los datos que maneja la Generalitat indican que se produjeron un total de 24 ataques durante el 2021 por parte de osos a rebaños y a colmenares, la mayoría en la Val d’Aran. El año que registró más daños fue el 2018, cuando perecieron un centenar ovejas, 94 en la Val d’Aran. Desde Acció Climàtica indican que las cifras elevadas coinciden con los casos de ganaderos que no forman parte de agrupaciones de rebaños y que luego disponen de menos protección.

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