A Nicolas Cage le hemos manido en la gran pantalla como parejo de sí mismo, un alcohólico suicida y un ex presidiario, pero nunca antaño como un ermitaño buscador de trufas. Sin duda, es uno de sus papeles más diferentes y, probablemente por ello, haya sorprendido, en su mayoría para perfectamente, a la crítica. El actor se ha puesto bajo las órdenes de Michael Sarnoski y estrena Pig, que llega a las salas.
En el filme, Cage es un reputado chef que deja todo para aislarse en una zona salvaje de Oregón. El éxito y el pasado le abruma y decide habitar en las montañas próximo a su cerda, que le ayuda a sobrellevar su nuevo estilo de vida, pues es una de las mejores rastreadoras de trufas. “Es más casquivana mudarte al bosque que hacer frente a las cosas”, explica Sarnoski a La Vanguardia. Todo se tuerce cuando una tenebrosidad roban a su querido animal, lo que le obligará a regresar a Portland en búsqueda de respuestas.
El cineasta insiste en que, acullá de lo que pueda parecer en un inicio, no se negociación de una película de venganza, sino de “una dinastía culinaria que reflexiona sobre el dolor y la pena por la pérdida, así como asimismo sobre las idas y venidas en las relaciones entre personas” y adelanta que “la principal moraleja que podremos extraer es que la tragedia y el drama, en vez de separarnos y construir muros a nuestro en torno a, puede hacer que nos comprendamos mutuamente. Compartir la oscuridad nos mantiene unidos”.
Por otro costado, el director admite que se siente muy afortunado de ocurrir podido contar tanto con Cage como con Alex Wolff, por otra parte del resto del equipo, en su primera película. “La experiencia fue increíble y, a la vez, impensable, como asimismo lo ha sido trabajar en la ciudad de Portland y con un reparto que era en su mayoría particular. Son todos miembros de mi tribu ya”.
Reconoce que se sorprendió al cobrar una respuesta “curiosamente rápida” del agente de Cage para participar en la cinta. “Lo leyó muy rápido. No esperaba un sí tan inmediato. Ni siquiera sabía si iba a contestar, pero lo cierto es que desde el primer momento mostró mucho respeto y comprensión, lo que permitió que me apoyara mucho en él durante el rodaje”.
Pese a estar rodeado de profesionales, reconoce no obstante que fueron varios los retos a los que tuvieron que enfrentarse. “Por un costado trabajar con un desaseado no profesional. Por otro, trabajar en muy poco tiempo, ya que toda la filmación se hizo en tan solo vigésimo días. Y el colofón morapio cuando nos enfrentamos a la posproducción, pues empezó la pandemia y tuvimos que hacerlo todo con nuestras tablets y en remoto”, reconoce. Con todo, concluye, “terminó todo con final eficaz”.
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