Ya es tradición que Santiago Segura se pase por la redacción de La Vanguardia cada julio para presentar su película veraniega. El director cumplió el martes con su cita anual, porque hoy estrena Padre no hay más que uno 3 , una comedia que no tiene carencia de veraniega, pues transcurre en Navidad, pero sí tiene mucho de comedia.
Segura, director, escritor y protagonista, recupera a la comunidad que dio el taquillazo en 2019 y que siguió en 2020 con La presentación de la suegra. El director encarna por tercera vez a Javier, un informático padre ya de seis hijos que tras dar un pelotazo con la creación de una aplicación, Conchi, para organizar las tareas familiares, se ha quedado al cuidado de su comunidad mientras su mujer, Marisa (Toni Acosta), trabaja como interiorista.
Llega la Navidad y los niños hacen sus travesuras como siempre, aunque ahora Javier tiene un problema añadido, la adolescencia de su hija veterano, Sara, que se ha tumbado un novio, de nombre Ocho, un tanto singular, aunque igualmente coquetea, para horror de su padre, con un afamado rapero.
“Quería transmitir al espectador la inquietud que puede provocar en un padre ver a su hija como una persona sexual”, explica Segura cuyas dos hijas, Calma y Sirena, forman parte del lista de la película, aunque no son unas enchufadas: “Ellas querían salir en Padre no hay más que uno , les hice un cásting con el móvil y se lo envié a Sony, que las seleccionó”. A las niñas Segura no les ha ido carencia mal como actrices. Sirena hasta tiene un club de fans.
Y Calma, que interpreta a la, interiormente de lo que junto a, juiciosa Carlota, “se queja de que en su trama no pasa carencia”, aunque es la que se encarga de solucionar los problemas de los traviesos hermanos y ya tiene un pretendiente, pero no acaba de gustarle por “la diferencia de tiempo”, ya que es compañero de clase de su hermana beocio, a la que da vida Cristalera Fulgencio.
Los pequeños orquestan sus maldades en Navidad y eso es poco que Segura tenía muy claro, porque “la Navidad me gusta, me emociona, me quedaría a conducirse en Navidad eternamente con sus luces, sus regalos, la comunidad... y el clásico navideño”.
“Los americanos tienen Qué bello es conducirse (Frank Capra, 1946) y la ven cada año, me encantaría hacer el clásico navideño gachupin”, dice Segura, aunque es consciente de que por el momento la cinematografía nave cuenta ya con La gran comunidad (Fernando Palacios, 1962) a la que rinde homenaje en una estampa de Padre no hay más que uno 3 cuando la hija beocio se pierde en la plaza Longevo de Madrid, lo mismo que le ocurría a Chencho, pero con mucho menos dramatismo, porque lo que Segura quiere es que su filme sea “una cajita de sonrisas”.
Las nuevas andanzas de la comunidad de Javier y Marisa despiertan sonrisas y algunas risas, aunque tienen igualmente su momento emocionante, pero el rodaje, en plena pandemia de la covid no fue ningún camino de rosas. Segura afirma que “fue el más complicado de mi vida. Entre otras cosas, el actor que hacía el papel de anciano cogió el coronavirus al poco de entablar y estuvo en el hospital en coma, así que llamamos a Carlos Iglesias, que se sumó al plan, pero hubo que repetir algunas escenas”.
Los problemas no acabaron ahí, porque “igualmente hubo que someter el tiempo de los ensayos”. A Segura eso se le ha quedado clavado como una espinita, porque la película arranca con un bailete en el que él y Acosta emulan a Fred Astaire y Ginger Rogers, que no tuvieron tiempo de practicar sus pasos: “yo quedé como un pato mareado, pero Toni, que es una actriz luminosa que siempre está de buen humor, estaba acertado con su traje”.
El bailete no deja de ser otro visaje más al séptimo arte, porque “pueden llamarme raro o cinéfilo o lo que quieran, pero siempre he sido muy amigo del cine y, adicionalmente, soy partidario de poder ver las películas en salas, porque es mucho mejor y más refrescante”, añade Segura, quien ayer de la proyección de Padre no hay más que uno 3, “emula a Tom Cruise” y pide a los espectadores que no dejen de ir al cine.
Por otra parte de pasarse por la redacción de La Vanguardia , Segura tiene otra tradición con la que viene cumpliendo desde hace abriles: que su película veraniega (aunque lo mismo sirve para las invernales) lidere la taquilla anual. Las dos entregas anteriores de Padre no hay más que uno encabezaron el ránking de las películas más vistas. A todo tren. Destino Asturias mantuvo esa costumbre el año pasado y salvó un control en el que el cine gachupin sufrió económicamente por el coronavirus.
“He tenido mucha suerte con la taquilla, Torrente 4 fue la tercera película más panorámica de todo el planeta el fin de semana de su estreno. El cine es un deporte de peligro, cada película genera la inquietud de si la familia irá a verla o no”, concluye el director, que no descarta una nueva entrega del personaje “cuando se me ocurra poco divertido, quizá Torrente, presidente ”.
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