¿Por qué todas las series de Marvel se tienen que hundir?

Pedimos al manifiesto que conociera a Ms Marvel: "Es una presentación de personaje divertida, que no es novedosa en su contenido pero que funciona de maravilla porque Iman Vellani se encuentra cómoda en el papel y sobre todo porque Bisha K. Ali entiende que el espectáculo se debe sostener asimismo desde lo visual". Las imágenes tenían nervadura y transmitían la mentalidad de la gestación TikTok siempre ávida de estímulos, y el conflicto de la superheroína era cercano: Kamala era una adolescente habitual y corriente que provocaba tensiones en su grupo (casualmente musulmana) al intentar crecer. Pero este optimismo se acabó tras la exhalación del cuarto y del botellín episodio.

La sensación es que Ms Marvel quiere valer demasiado rápido. En los primeros episodios se encontraba en un buen momento. Kamala exploraba las habilidades que le había brindado el brazalete de sus ancestros. Tenía a su costado a Oscuro (Matt Lintz) como cómplice, que siempre viene proporcionadamente tener una amistad que domine la tecnología; de la mano de Nakia (Yasmeen Fletcher) veíamos su pertenencia a la comunidad musulmana nave y hasta aparecía Kamran (Rish Shah), que despertaba sus hormonas. La serie seguía los pasos iniciales del cómic con una diferencia significativa: en la obra de relato Kamala obtenía los poderes por una niebla radioactiva y no por un talismán general. Pero daba la impresión que quería enmarcarse en la comedia adolescente, urbana y moderna... o eso creíamos.

Daba la impresión que quería enmarcarse en la comedia adolescente, urbana y moderna... o eso creíamos

De repente, tras tres episodios de hacer sus pinitos como superheroína (y sin tener todavía ni idea del inteligencia de sus poderes o cómo controlarlos), Kamala se fue a Karachi a pasarse a su abuela. Quizá conocer la ciudad paquistaní tenía sus alicientes pero se perdía de aspecto más de la parte del núcleo duro de la serie (los amigos, el padre, el hermano y su mujer), el rollo de instituto, para departir de la partición de la India y la cicatriz que dejó en millones de ciudadanos musulmanes que tuvieron que abjurar su tierra (y esto aquellos que tuvieron suerte y no fueron asesinados). ¿Es interesante? Por supuesto. ¿Era oportuno a estas directiva del relato? Ni de broma.

Es muy sencillo: no te puedes permitir abjurar tu emplazamiento principal cuando todavía estás en la escalón original de colocar las bases de la serie a todos los niveles: las dinámicas de personajes, el explicación de los secundarios, el planteamiento visual, los conflictos de Kamala, incluso sus habilidades. No puedes presentar a Oscuro, Nakia o esa Zoe (Premio Marsden), que apuntaba a agenciarse más importancia, para dejarlos tirados en parte de una temporada tan corta, quedando así reducidos a esbozos tanto ellos como sus conflictos (recordemos que, por ejemplo, Nakia estaba en proceso de tomar más peso en su mezquita y de Oscuro, en cambio, estábamos viendo su relación con los Khan).

En una serie es imperdonable no tratar mínimamente bien a los personajes secundarios.

En una serie es imperdonable no tratar mínimamente proporcionadamente a los personajes secundarios.

Daniel McFadden

Todo esto tiene cero sentido hacerlo cuando presentas unos villanos de forma apresurada y los ventilas sin pizca de épica. Puede que la ambientación de Karachi fuera estimulante pero no lo era aquello cuanto se contaba. Kamala ni entiende las habilidades que tiene pero empiezan a contar la mitología más o menos de los Inhumanos (que es el equivalente a nivel de guion de abrir la casa por el tejado). Y, por otra parte, hay rudimentos básicos muy mal llevados: resolver el conflicto entre Kamala y su matriz con prontitud, sin emoción, sin interés.

Incluso se podría argumentar que Ms Marvel da la razón a los fans más reaccionarios de Marvel. Si lo interesante de los cómics era el retrato original de Kamala, la reivindicación de la señorita como una adolescente cualquiera con su civilización general y su particular relación con la religión como rudimentos que sumaban, los últimos episodios eliminan la importancia de la parte adolescente y estadounidense para puntualizar a Kamala casi de forma monopolio a través de su herencia general, religiosa y el hogar de inicio de sus antepasados. ¿Se puede permitir abjurar esa Kamala urbana, desenfadada y de New Chaleco a estas directiva del relato?

Todo esto tiene cero sentido hacerlo cuando presentas unos villanos de forma apresurada y los ventilas sin pizca de épica

Ya lo decía Escuadra Such en una conversación más que recomendable en Twitter: "Esa creencia de Marvel de que está inventando las series de televisión tiene estas cosas". Apoyo esta idea: son títulos tan sometidos a su propia dinámica industrial (porque la ceremonial de creativa no encaja con lo que son estas adaptaciones) que se olvidan de principios básicos como aplicar un tiempo a la cocción de personajes, de tramas, de asentar los escenarios, de ordenar las tramas con un reducido de sensatez. Pero ni tan siquiera es un defecto sólo de Marvel.

Asimismo sucede con obras de Star Wars como Obi-Wan Kenobi y El ejemplar de Boba Fett. Son producciones pensadas para encajar en un esquema industrial y que Disney aplazamiento que sean analizadas desde sus propias normas: que se hable de los cameos, de las alusiones a personajes secreto de los universos de relato, que el manifiesto se conforme con ver las mismas escenas una y otra vez, que se pase por parada la desidia de respeto absoluta por las bases de la televisión y de las temporadas proporcionadamente hechas. ¿Pero son series, no? Pues deben ser criticadas como series.

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