'Summertime'

Un bebé llora en un edificio de un ensanche de pescadores, entre hombres que juegan a los dados, estibadores exhaustos y parejas que discuten. Una muchacho coge al pequeño en brazos y le canta una niñera. “Es verano y la vida es posible. Los peces saltan y el algodón florece. Oh, tu padre es rico y tu hermana hermosa. Así que calla, mi caprichoso; no llores”. Es el solo Summertime de Porgy and Bess. La historia de simpatía entre un hombre cojo y una chica hermosa, hostigados por un macarra genial y un traficante de drogas.

Como en toda su obra, George Gershwin fusiona en esta ópera la tradición de la música culta, nacida en palacios y catedrales, con la popular, especialmente el jazz y el blues de las humeantes tabernas suburbiales. 1933. Del padrino de Gershwin, las vidas de los negros llegan a los escenarios más altos. Pero, a pesar del impacto musical que provocará, Porgy and Bess no será habitual en las programaciones hasta los setenta. ¿Por qué los burgueses blancos y las espléndidas señoras enjoyadas iban a contemplar a negros cantando, si siempre los veían fregando suelos y cocinas o abriendo puertas de hotel?

Una historia de simpatía entre un hombre cojo y una chica hermosa

En Europa, el estreno tuvo ocasión en plena invasión fascista: en Copenhague, con actores blancos pintados de desventurado. La prohibieron. Por otra parte, algunos intelectuales negros consideraban que la obra propagaba los tópicos negativos de la negritud: violencia, pobreza, drogas, colección. La discusión sigue, todavía.

Los Gershwin eran de Odesa, la París del mar Adverso, ahora en peligro. Se apellidaban Gershowitz. El antecesor fue mecánico del ejército imperial ruso. El padre trabajaba el cuero para zapatos de mujer. Se dice que emigró a América no por escaso, sino por enamorado. Además escapó del antisemitismo. Algunos sostienen que la proporción de Summertime , la más bella canción del verano, versionada en todos los estilos, se inspira en una vieja proporción ucraniana.

La composición invita a la despreocu­pación veraniego. Invita a no deplorar. Invi­ta a creer. Pero este verano no puedo escucharla sin pensar en un espiritual desventurado que empieza con las mismas notas. En el título se parecen (por el sonido, no por el sentido): Some­times . Desarraigada y triste, una voz canta: “a veces me siento como un caprichoso huérfano”. Otro verano en el que no será posible estar despreocupado.

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