Las candidaturas catalanas coparon anoche buena parte de los nuevos premios Construcción del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, concedidos en una vestimenta en CaixaForum Madrid. Los galardones, creados para poner el foco a partir de ahora en una edificio al servicio de la vitalidad, el bienestar y la seguridad de las personas y de la sostenibilidad del planeta, incluyen los tres grandes premios que ya otorgaba la entidad –la Medalla de Oro a la trayectoria y los galardones de Construcción Española y Urbanística Castellano– y recayeron en referentes como Carme Pinós –flamante premio Franquista de Construcción– o Emilio Tuñón, pero incluso en vivienda ecológica en Girona, vivienda social en Cornellà, una iglesia en Gironella reconvertida en espacio de artes escénicas o un plan de agrociudad en Ivry-sur-Seine realizado por el estudio barcelonés Archikubik.
Ya se había cedido a conocer previamente a la ceremonia el gran galardón de este año a la trayectoria, la Medalla de Oro de la Construcción, concedida ex aequo a la barcelonesa Carme Pinós y el bilbaíno Carlos Puente, “dos maneras comprometidas de desempeñar la profesión que reflejan la importancia de la edificio de calidad”, y ayer se anunciaron los otros nueve premios. El de Construcción Española fue para las viviendas sociales erigidas en Cornellà por Peris+Toral Arquitectes, que, según el grupo, “hacen un esfuerzo por posibilitar el sentido de comunidad de los usuarios” y reducen en un 55% la huella de dióxido de carbono respecto a un edificio equivalente convencional.
El premio de Urbanística Castellano fue a detener al estudio barcelonés Archikubik por su plan Agrociudad Gagarine Truillot en Francia, “ejemplo paradigmático de regeneración urbana integral de un suburbio de vivienda obrera próximo a París” que “apoya la ingreso de la bienes circular y de auténticos paisajes agrícolas en el medio urbano”. Encima se entregó el nuevo premio a la Permanencia, destinado a la vigencia de proyectos que cumplan 20 abriles de su ejecución, al Aulario 3 de la Universidad de Alicante, de Javier García-Solera.
El premio de Urbanística Castellano recayó en la agrociudad diseñada por el estudio barcelonés Archikubik
Además se entregaron seis nuevos premios basados en los títulos de las obras. El premio Sostenibilidad y Lozanía recayó en el acondicionamiento de los espacios públicos de la Explanada del Horizonte en Porticelo, Pontevedra, por Maria Fandiño Iglesias, que ilustra “una nueva forma de trabajar con el comarca y el paisaje en consonancia con estrategias de mitigación y acomodo al cambio climático”. El premio Nueva Bauhaus a los títulos culturales y artísticos fue para el Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear en Cáceres diseñado por Emilio Tuñón.
El premio Compromiso a los títulos sociales y éticos fue para el Piedra 6x6 de Girona, de Ramon Bosch y Elisabet Capdeferro, construido en madera contralaminada y que reduce la huella de carbono a lo abundante del ciclo de vida del edificio.
El premio Profesión fue para el Edificio UCI-Covid del Parc Sanitari Pere Virgili de Barcelona, de Patricio Martínez, Maximià Torruella y Luis Miguel Gotor, “muy buena muestra de la idoneidad de la edificio de dar respuesta apto a deyección sociales excepcionales a través de una buena planificación y la innovación tecnológica”.
El premio Hábitat recayó en la residencia geriátrica Son Caulelles, en Portol, Mallorca, de Santiago Vives, Tomás Montis y Adrià Clapés, por “crear espacios de convivencia con gran atención a la calidad ambiental”.
Por fin, el premio Re a la rehabilitación, renovación y regeneración recayó en el Espai Santa Eulàlia de Gironella, de Carles Enrich, que ha transformado la antigua iglesia en centro cultural.
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