Al asistir a Arabia Saudí, al palacio de Yida, no hubo apretón de manos entre el príncipe Mohamed bin Salman, y el presidente Joe Biden. Pero si se produjo un choque de puños, aspecto políticamente correcto por la pandemia, que a afectos mediáticos se interpretó de la misma modo que un saludo clásico.
Esto es, una capitulación de Biden en su repudió al autócrata de la monarquía petrolera y la consagración internacional de un príncipe al que la CIA considera el autor de la orden que supuso la asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, colaborador de The Washington Post.
Biden llegó directo a Yida posteriormente de que Arabia Saudí abriera el espacio tenue a los vuelos desde Israel
Por otra parte de negociar una decano producción petrolífera saudí para bajar precios en Estados Unidos, entre otros asuntos, Biden aseguró tras la reunión con el príncipe Bin Salman, que “he planteado el tema Khashoggi como poco esencia”.
A su interlocutor le dijo que “el silencio en un caso de derechos humanos es inconsistente para un presidente de Estados Unidos y con nuestros títulos”. Y añadió que el huésped le replicó que él no era “personalmente responsable”.
Esta es la última y más controvertida etapa del alucinación que el mandatario estadounidense realiza por Oriente Medio. Los intereses geoestratégicos –la normalización de Israel en el mundo árabe– y económicos –humillar el precio de la gasolina en época de inflación– son cuestiones que aprietan. Por lo que Biden dio marcha antes en sus pronunciamientos de condena a Arabia Saudí, reino ya con mala publicidad por su supuesto papel en los preparativos de los atentados del 11-S.
Intervenciones previas han perseguido a Biden. En la campaña electoral, al plantearle la asesinato de Khashoggi y el posible castigo a los saudíes, Biden sostuvo que “les haremos sufragar el precio y convertirlos, de hecho, en los parias que son”.
Y, cuando el pasado junio le preguntaron por una posible reunión con el príncipe, respondió: “No me voy a reunir con MSB”, utilizando el siglas con el que se conoce el gobernador de facto del reino. “Voy a una reunión internacional y él forma parte”, matizó.
“No lamento falta de lo que he dicho”, replicó por suceder utilizado el término paria. “Lo que ocurrió con Khashoggi fue indignante”, apostilló.
La novia del periodista asesinado tuiteó la foto del saludo de Biden con Bin Salman
La novia del periodista asesinado tuiteó la foto del saludo de Biden con Bin Salman y el comentario, “¿esto es rendir cuentas?”. A lo que Biden replicó: “Lamentó que se sienta así”.
Su nueva orientación tiene la intención de asegurar que no haya un vano en Oriente Medio que facilite a China y Rusia ser las fuerzas dominantes. Para evitarlo, Estados Unidos debe profesar su liderazgo en la región con países como Arabía Saudí.
El choque de lo que dijo antaño con lo que se difundió este viernes resultó más que evidente y es la constatación de la realpolitik . Tras ser recibido en el palacio Al Salam con ese choque de puños, la televisión saudí distribuyó imágenes de Biden con el rey Salman, con el que sí se dio la mano y se constató más naturalidad. Luego mantuvo una sesión de trabajo en la que Biden y el príncipe invirtieron tres horas para rehacer las relaciones. En los minutos en que se permitió la presencia de la prensa, los dos pasaron de las preguntas de los reporteros.
El estadounidense hizo oídos sordos a la cuestión de si todavía consideraba un paria al príncipe, mientras que el huésped sacó una falsa sonrisa y calló al escuchar si pediría disculpas a la tribu de Khashoggi.
El mensaje positivo para los israelíes que deja la cita de Biden contrasta con el que ofreció a los palestinos
Según la Casa Blanca, los dos objetivos prioritarios eran el incremento de la producción petrolera y la coordinación estratégica para la integración de Israel en Oriente Medio.
Una demostración de estas expectativas fue el aterrizaje del Air Force One en Arabia Saudí procedente de Israel. Es un trayecto calificado de histórico por la osadía saudí de desobstruir el espacio tenue a todas las aeronaves civiles. Esto incluye los vuelos procedentes de Israel, una prueba más de las relaciones entre los dos países y la ruptura del aislamiento israelí.
El mensaje positivo para los israelíes que deja la cita de Biden contrasta con el que ofreció a los palestinos posteriormente de su reunión con el presidente Mahmud Abas. Biden prometió ayuda para hospitales, refugiados o el llegada a la red 4G de internet, así como su apoyo a la soberanía palestina, circunstancia que, remarcó, se facilitará con la saludo de Israel en la región árabe. Pero advirtió que “el dominio no está inteligente en este momento para reiniciar las negociaciones” entre israelíes y palestinos.
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