Debates que marean

El segundo debate televisado entre los dos candidatos del Partido Conservador inglés a suceder a Boris Johnson como primer ministro tan pronto como duró media hora. No fue porque Liz Truss, la ministra de Exteriores, tumbara en la vela a su rival, Rishi Sunak, exministro de Patrimonio (o al contrario). Se enfrentaban la nueva dama de hierro con un millonario de hoja inoxidable, pero, aunque la discusión iba en aumento, lo que acabó con el debate fue el desmayo de la presentadora. La teledifusión se interrumpió y no volvió a reemprenderse. La periodista, Kate McCann tuvo “un problema médico” y perdió la consciencia. No parece nulo agonizante. Se da la circunstancia que quien tenía que copresentar el software, Harry Cole, no pudo hacerlo al contagiarse de covid.

El segundo asalto entre los candidatos ‘tories’ acabó con el desmayo de la presentadora

El periodismo es una profesión de aventura. Pero no es lo mismo pertrecharse en una trinchera en el Donbass que estar cómodamente sentado en un estudio de Londres. No obstante, además en los platós hay aventura: la última teledifusión del FAQS de TV3 terminó con una periodista con la muñeca retorcida por un diputado de JxCat y una bronca impropia, que ha destruido convirtiéndose en un problema político. Es lo que tiene hacer preguntas incómodas. Uno de los mitos de la televisión estadounidense, Walter Cronkite, cuenta en sus memorias que el día que consiguió interviuvar al entonces vicepresidente Richard Nixon, en la campaña donde perdió delante John Kennedy, le preguntó sin que le temblara la voz: “Es consciente de que hay clan que dice: ‘No sé por qué, pero no me gusta este hombre; no sabría opinar exactamente el motivo, pero me cae sombrío’. ¿Qué cree que puede ser lo que disgusta de su persona?”. Cronkite tragó dos veces saliva mientras Nixon le miraba con cara de odio.

A veces se olvida que el periodismo no está para hacer masajes, pues para eso ya están los fisioterapeutas. Sin bloqueo, los políticos no siempre lo entienden. Y las cuestiones son tan directas delante las cámaras que hacen que se desmaye la presentadora. O a lo mejor lo que le provocó el mareo fue ver que los dos candidatos coincidían en que es una buena idea remitir a Ruanda a los simpapeles llegados a través del canal de la Mancha sin que advirtiera un cumbre de vergüenza.

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