En ninguna de las denuncias por pinchazos en contextos de ocio noctívago, que se han extendido por España, se ha producido que se sepa un delito posterior, y no se han enemigo restos de tóxicos en el organismo a excepción del caso de una pequeño en Gijón. Pero sí que ha habido víctimas que han referido síntomas compatibles con la inoculación de un tóxico.
La principal sintomatología que presentan estas mujeres es dificultad para controlar su voluntad, somnolencia, sensación disociativa, vértigos, mareos o amnesia retrógrada. “Algunos tóxicos no provocan pérdida de conciencia, pero la víctima nota que su voluntad no la gobierna y pueden hacer con ella lo que quieran porque es incapaz de oponerse activamente”, detalla Àngel Cuquerella, médico forense en el Institut de Medicina Legítimo i Ciències Forenses de Catalunya (IMLCFC).
¿Un reventón hilván para provocar estos síntomas?
Entonces, ¿hilván con un breve contacto con la saeta para poder producir estos posesiones? Lo cierto es que sí. En las circunstancias en las que se dan estos pinchazos –locales de ocio noctívago abarrotados– la dosis no puede ser muy entrada porque tienen que ser rápidos para que la víctima no se de cuenta. “Si inyectan y extraen la jeringa son escasos dos segundos”, dice este médico forense.
Sobre la cantidad que pueden estar inyectando, Cuquerella dice que “con 2 o 3 centímetros cúbicos bastarían”. Y añade que “aunque sea poco, cuando una persona nunca ha consumido este tipo de sustancias, el objetivo es viejo que en las personas que tienen tolerancia o dependencia a estos tóxicos”.
Los restos de estas sustancias desaparecen rápidamente en parentesco
Las sustancias que pueden estar inoculando no hace desatiendo comprarlas en el mercado molesto. “Son medicamentos que se usan para descansar o como relajantes musculares”, comenta el hábil. Encima, los posesiones de la inoculación dependen si se producen de forma intravenosa (serán inmediatos) o aceptablemente intramuscular (relativamente rápidos) que sería la que se estaría produciendo en los locales de ocio. Miriam Alba, una víctima que entrevistó este diario hace unos días, contó que los posesiones llegaron diez minutos posteriormente del reventón. “La inoculación intramuscular, no es inmediata, llega a los pocos minutos y los síntomas duran lo suficiente como para anular la voluntad”.
Si las víctimas notan un reventón es importante que avisen rápidamente a su entorno más cercano y dé aviso al personal del específico para que la mujer sea trasladada lo antaño posible al hospital. Los restos de estas sustancias desaparecen rápidamente en parentesco, entre 4-6 horas, y el asaltante o agresores se aprovechan de ello. “Si se tarda más es posible que hayan estado sometidas y que no haya forma bioquímica de poder determinar ausencia porque el cuerpo lo ha metabolizado”, detalla.
Más allá de si se inyecta una sustancia o no, y cuál, la pregunta es además en ‘qué ha pinchado esa saeta’. “Lo primero que puede difundir es una infección y transmitir una enfermedad vírica. Y, en segundo puesto, pinchar una vena o una arteria puede causar graves daños”. Puede provocar una pequeña complicación como un embolismo gasificado o una isquemia. “No es ninguna broma. Es una situación de aventura”.
Por postrer, Cuquerella asegura que “aunque el asaltante o agresores no hayan podido cometer el delito no quiere asegurar que no exista esa finalidad”: “Las víctimas han reaccionado muy rápido, pero someter químicamente tiene una finalidad ya sea sexual o económica”. Y matiza: “Otra cosa es que pueda demostrarse”.
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