El cúmulo nuclear de China parece estar ampliándose de forma sustancial por primera vez en muchos abriles. En las últimas décadas, China solo había mantenido en silos una veintena de misiles balísticos intercontinentales (ICBM). Sin confiscación, los datos recientes de expertos independientes de EE.UU. ponen de manifiesto que es probable que el país esté construyendo más de 200 nuevos silos para misiles. El presente software de China para modernizar y poner al día sus armas nucleares se está desarrollando a una velocidad y una escalera sin precedentes.
Esta expansión va a cambiar el cúmulo tradicionalmente pequeño y en su mayoría terráqueo de China. Por otra parte de los ICBM basados en silos, China está construyendo más ICBM móviles por carretera y más submarinos nucleares estratégicos, a la vez que introduce capacidades nucleares aerotransportadas. La posibilidad de que China utilice material fisible producido en instalaciones nucleares civiles para aumentar su cúmulo de ojivas nucleares ha suscitado grandes temores, ya que eso eliminaría la veterano restricción sobre su capacidad de almacenamiento de ojivas. La naturaleza abierta de la expansión, el escarpado alejamiento de la tradicional política nuclear minimalista y la desatiendo de cualquier confirmación o explicación oficial han contribuido a la confusión y a las sospechas sobre las intenciones de Beijing.
La geopolítica impulsa la modernización de China
Durante décadas, a China le ha preocupado la forma en que las capacidades militares de EE.UU. (como la defensa antimisiles y las armas convencionales de ataque de precisión) podían excavar la credibilidad de su capacidad para aguantar a sitio represalias contra un ataque nuclear. Para los expertos nucleares chinos, las nuevas mejoras en las capacidades estadounidenses constituyen un recordatorio constante de la potencial vulnerabilidad de su disuasión nuclear.
Por ello, los expertos chinos coinciden en que Beijing debe continuar modernizando gradualmente sus fuerzas nucleares. Durante décadas, pareció que China no invertía en una acumulación nuclear masiva porque sus principales dirigentes políticos creían que el país tenía prioridades más importantes; en exclusivo en un momento en que el país no percibía ninguna amenaza externa inmediata. Pero esa época ya pasó.
El cambio de cálculo de los dirigentes chinos
Bajo la presente dirección política, el continuo avance de China va acompañado de crecientes disputas con los países occidentales sobre cuestiones como los derechos humanos, los títulos democráticos, el Estado de derecho y las normas internacionales. Esos acontecimientos han llevado a los dirigentes chinos a concluir que se enfrentan a una nueva existencia geopolítica en la que los países occidentales crean de modo deliberado problemas e inventan excusas para demonizar y contener a China, ya que temen que el avance del país desafíe el dominio de Poniente en el sistema internacional. Convencido de que la hostilidad occidental es fruto de grandes cambios estructurales en el sistema internacional, Beijing considera que la única opción es consolidar aun más su propio poder hasta que los países occidentales reconozcan la nueva existencia: que el éxito y la fuerza de China está fuera de toda duda.
Delante el temor de que cualquier pasión anime a los países occidentales a desestabilizar y amenazar la seguridad de su régimen, algunos ideólogos del pensamiento chino como Hu Xijin (director de un importante tabloide de propiedad estatal) subrayan que es fundamental que China acumule rápidamente un veterano cúmulo nuclear. Hu argumenta que un cúmulo veterano hará que los rivales del país lo respeten y muestren una veterano contención al tratar con Beijing.
Hu no siempre representa las posiciones oficiales de China en cuestiones políticas concretas, pero la opinión pública parece sintonizar con su razonamiento. Y, lo que es mucho más importante, esa confín de pensamiento todavía puede sentir eco en el dirigente supremo chino, que lleva mucho tiempo insistiendo en que el país debe enfrentarse a la percibida embestida occidental mostrando una fuerza inequívoca y una firme determinación.
De hecho, poco luego de durar al poder en el 2012, el presidente chino Xi Jinping hizo hincapié en la importancia de la Segunda Artillería (la rama de misiles del ejército chino, elevada más tarde a servicio armado completo y rebautizada como Fuerza de Cohetes) en tanto que “pilar clave de la posición de gran potencia de China”. Durante una importante reunión política doméstico celebrada en marzo del 2021, Xi ordenó a los militares que “aceleraran la construcción de capacidades estratégicas disuasorias avanzadas”, lo que constituyó la instrucción pública más persuasivo y explícita sobre el tema procedente del mayor dirigente chino. Entregado que el poder de osadía doméstico del país se encuentra cada vez más concentrado en una sola persona, el apoyo del presente dirigente supremo a una veterano capacidad nuclear contribuirá mucho a alejar la política de incremento nuclear de China de su tradicional trayectoria moderada.
Por qué se preocupa Beijing por el tamaño de su cúmulo
Durante la pleito fría, la Unión Soviética consideró necesario perseverar el cúmulo nuclear a la par del estadounidense para conquistar una verdadera igualdad política con Washington. Un razonamiento similar parece subyacer hoy bajo la acumulación nuclear de China: la creencia de que EE.UU. no abandonará su hostilidad contra China a menos que se vea forzado a ello por un sólido poder clave. Por lo tanto, parece probable que Beijing esté aumentando sus capacidades permanentes y no planificando renunciar a ellas en un futuro próximo como moneda de cambio en unas negociaciones de control de armas con Washington. El cambio en las percepciones de China sobre su entorno geopolítico se produce en un momento en el que décadas de rápido incremento crematístico están dando a sus dirigentes la posibilidad de realizar grandes inversiones en las fuerzas nucleares del país. En los últimos abriles, por ejemplo, China ha adquirido un gran número de submarinos nucleares estratégicos de su maniquí presente, la clase 094, en vez de hacerse con menos a la prórroga del incremento de la clase 096, más descubierta.
Eso indica que está más dispuesta a trastornar en cantidad, como complemento a su tradicional interés por la calidad. Quizás por esa razón China quiere emplear sus ventajas únicas en materia de infraestructuras y fabricación industrial a gran escalera para aumentar las capacidades nucleares basadas en silos.
El futuro del control de armas entre EE.UU. y China
Parece suceder cada vez menos esperanzas de que los dos países logren evitar una carrera armamentística nuclear si no son capaces de contemplar y analizar conjuntamente sus desacuerdos fundamentales, como la importante brecha en las percepciones geopolíticas. Cuando Washington y Beijing hablan sin escucharse, corren el aventura de abrigar suposiciones erróneas sobre la forma en que la otra parte podría utilizar las armas nucleares en futuros conflictos. Esa situación generará nuevas tensiones y percepciones de amenaza, con el aventura de aparición de un pérdida en las relaciones de seguridad bilaterales.
Por desgracia, esos riesgos no se analizan de forma adecuada ni se comprenden plenamente. Los medios de comunicación chinos escasamente informan de las recientes revelaciones sobre los nuevos silos de misiles. Al contrario, las plataformas mediáticas oficiales más autorizadas del país (como el Diario del Pueblo y la Televisión Central de China) desestiman las revelaciones y señalan que EE.UU. está demonizando China y que los llamados silos de misiles son en existencia molinos de rumbo en un parque eólico. Ha habido todavía muy poco debate sobre esos nuevos progresos entre los ciudadanos chinos y, lo que es más importante, entre los expertos en política. Hasta ahora, los expertos nucleares chinos (que se supone que deben contribuir a los debates y las deliberaciones políticas) han permanecido en un silencio casi inmutable. La mayoría de los expertos no parece asimilar qué está ocurriendo y considera demasiado delicado charlar o forcejear sobre las nuevas revelaciones. De hecho, varios expertos chinos en seguridad me han preguntado en privado si los silos sobre los que corren rumores son efectivamente molinos de rumbo y han parecido proporcionado sorprendidos al escuchar mi opinión personal de que podrían no serlo. Si los hechos son escasos y ambiguos, los expertos de cualquier país tienen que esforzarse por ofrecer los consejos políticos mejor informados y más sólidos a sus dirigentes políticos.
La parte más aterradora de esta competencia entre grandes potencias es que ha entregado ocasión en algunos lugares a normas de seguridad interna más estrictas que desalientan mucho incluso los debates académicos nacionales sobre cuestiones fácticas básicas. Los intercambios directos, sinceros y sustanciales entre expertos estadounidenses y chinos todavía se han vuelto mucho más difíciles. A medida que las dos sociedades divergen, se enfrentarán a desafíos aun mayores para construir puntos de perspectiva compartidos sobre cuestiones factuales, por no charlar de asuntos políticos.
Decano ascenso futura
En el panel de una flamante conferencia pública celebrada en China, un experimentado nuclear regional de suspensión nivel hizo la ulterior observación: en lo que respecta a la carrera nuclear, EE.UU. y China se parecen hoy a EE.UU. y la Unión Soviética a principios de la división de 1960. Esta observación da a entender que los dos países pueden estar en las primeras fases de una larga e intensa carrera armamentística nuclear. Ese experimentado consideró que podría ser necesaria una gran crisis (poco de una trascendencia similar a la crisis de los misiles de Cuba) para que los dirigentes políticos se dieran cuenta de la situación y reflexionaran sobre los peligros que comportaba.
La comunidad internacional tuvo suerte de que en 1962 la crisis de los misiles de Cuba no diera ocasión a un intercambio nuclear masivo que podría suceder destruido la humanidad. Ahora perfectamente, la suerte nunca está garantizada. No debemos quedarnos esperando otra gran crisis de los misiles para ver si nos salvamos o nos destruimos.
Tong Zhao es investigador principal del Software de Política Nuclear del Fondo Carnegie para la Paz Internacional.
Nota: del Fondo Carnegie para la Paz Internacional (Carnegieendowment.org/2021/08/05what-s-driving-china-s-nuclear-buildup-pub-85106).Nota
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