La crisis de Sri Lanka: un toque de atención para otras naciones

La nación insular de Sri Lanka, de 22 millones de habitantes, atraviesa estos días su peor crisis económica e institucional desde su independencia en 1948. La población, agobiada por las estrecheces y enfurecida con sus gobernantes, ha respondido con protestas masivas en las calles para pedir la dimisión de sus principales responsables. Su creciente presión forzó la huida a Singapur de su presidente, Gotabaya Rajapaksa, que una vez allí presentó su dimisión oficial.

Varios factores subyacen tras la golpe de esta crisis. A lo holgado de los abriles, Sri Lanka había acumulado una gran cantidad de deuda externa y su báscula de pagos estaba desequilibrada. Los sangrientos atentados islamistas del Domingo de Pascua del 2019 (269 muertos) espantaron al turismo, sector secreto en la capital lugar, que sufrió la puntilla con la pandemia. A esto se le sumaron la toma de decisiones políticas y económicas desastrosas.

Pakistán alcanzóla tasa de inflación más inscripción en 13 abriles y los combustibles han subido cerca del 90%

Los récords mundiales que se han registrado en los precios de los alimentos y la energía causados por la enfrentamiento en Ucrania exacer­baron la crisis. Sin tan pronto como ingresos internos y externos, el país se quedó sin divisas para importar combustibles, alimentos y otros haberes de primera penuria.

Las dificultades de la isla han disparado las alarmas sobre el impacto que la desaceleración económica mundial puede tener en otras economías débiles todavía afectadas por el aumento de los precios y las tasas de interés, la depreciación de sus monedas, los altos niveles de deuda o la disminución de sus reservas de divisas.

“Los países con altos niveles de deuda y un espacio político prohibido afrontarán presiones adicionales. No hay que mirar muy remotamente, Sri Lanka es una señal de advertencia”, advirtió el pasado sábado la directora del FMI, Kristalina Georgieva. Es “el canario en la mina”, advierten desde otros foros internacionales. Según un fresco documentación del diario Financial Times , en lo que va de año ya han surgido 50.000 millones de dólares de bonos soberanos en mercados emergentes, “la salida neta más espectacular en al menos 17 abriles”.

Un oficial de policía ordena a las personas que no salten a la cola desde afuera en una estación de combustible de Ceylon Petroleum Corporation en medio de la crisis económica del país, en Colombo, Sri Lanka.

Un policía intenta poner orden en el foráneo de la temporada de combustible de Ceylon Petroleum Corporation, en Colombo

REUTERS/Dinuka Liyanawatte

Sin salir de la región, uno de los países que más preocupa es Pakistán, una potencia regional con armas nucleares que atraviesa momentos de inestabilidad política. En junio, la tasa de inflación anual alcanzó el 21,3%, la más inscripción en 13 abriles, y los precios del combustible han subido en torno a de un 90% desde finales de mayo posteriormente de que el Gobierno terminara con los subsidios.

Otros de los países que preocupan son las islas Maldivas

Al igual que Sri Lanka, Pakistán todavía enfrenta bajas reservas de divisas, que se han pequeño casi a la medio desde agosto del año pasado. Entre las medidas adoptadas, las autoridades han admitido un impuesto del 10% a la industria a gran escalera durante un año para percibir unos 2.000 millones de dólares en un intento de someter la brecha entre los ingresos y los gastos del Gobierno, una de las demandas secreto del FMI. “Si pueden desbloquear estos fondos, otros prestamistas financieros como Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos pueden estar dispuestos a extender crédito”, señaló Andrew Wood, analista de S&P Mundial Ratings, en la BBC.

Como sucede con Sri Lanka, todavía es importante el papel que juega China, poseedora de una cuarta parte de la deuda pakistaní. “Islamabad parece deber renovado un préstamo comercial frente a China y esto se ha sumado a sus reservas de divisas, y hay indicios de que se acercarán a China durante la segunda medio de este año”, agregó Wood.

Sin alejarse de la zona, otros de los países que preocupan son las islas Maldivas, cuya capital depende del maltrecho turismo y vio crecer en el 2020 su deuda pública por encima del cien por ciento de su PIB; el pequeño Laos, que tiene serias dificultades para retribuir sus préstamos extranjeros (Pekín todavía es uno de sus mayores acreedores) o retribuir las importaciones de combustible, cada vez más caros por la invasión rusa de Ucrania; o Bangladesh, donde la inflación ha apurado su mayor de ocho abriles y el Gobierno ha pedido al FMI un préstamo de 4,5 millardos de dólares. El Porción Central solo tiene reservas de divisas para cinco meses y ha anunciado una política de acotación de importaciones.

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