Salir acertadamente en la propia selfie acostumbra a ser practicable. Tiras un montón de fotos y en alguna te acabas gustando. Lo más complicado es cuando no apareces solo en la estampa. Entonces ya es más difícil. Lo habitual, según vemos en Instagram y en la política, es que el autor de la foto cuelgue aquella en la que él sale mejor, y con el resto hay menos miramientos.
Aitor Esteban, del PNV, se lo ha reprochado a Pedro Sánchez esta semana en el Congreso. De hecho, Esteban desde el atril, y el conseller Jaume Giró, desde los micrófonos de RAC1, han sido los dos políticos que veterano carga de profundidad han disparado en su respuesta a la rendición de cuentas del presidente.
Esteban y Giró han disparado la veterano carga de profundidad contra Sánchez
Giró, de los empeñados en triunfar para Junts la marca del “buen gobierno”, dijo en respuesta a Jordi Basté, sobre las medidas anunciadas por Sánchez: “No son para descender la inflación, sino para subir en las encuestas”. Un proceder que no respondería al autorretrato de gran hombre de Estado que Sánchez proyectó hace unas semanas con los líderes de la OTAN.
Aitor Esteban, igual: “Señor presidente, si no cuida sus relaciones parlamentarias, ¿cómo piensa alcanzar la Moncloa tras las siguientes elecciones? Porque, en existencia, quien no puede permitírselo es usted. Usted no puede permitirse prescindir de los socios. ¿Qué va a hacer para que se sientan motivados para apoyarle?”. Fotos selfie donde básicamente sale acertadamente él, hasta que algún diga baste. Los vascos hasta ahora se lo han tolerado, pero ya no callan.
Y ojo, porque el PNV acostumbra a llevar a cabo como el canario en la mina de carbón. Cuando colapsa, peligro. Además es verdad que los de Íñigo Urkullu piensan sobre todo en esencia vasca y están lógicamente enfadados con los pactos de Sánchez con Bildu. En esta relación se trabaja sobre todo el frente prisiones, con discreción, pero por lo demás implica poca exigencia a los socialistas. El PNV, en cambio, cuando pacta, se lo cobra.
Los socios vascos de Sánchez no salen muy acertadamente ahí en la foto, y se quejan. Aunque quien peor y más enfadado aparece con él suele ser ERC, que de la queja y de las advertencias a Sánchez ya ha hecho casi un clase de humanidades política.
Decía este viernes el president Pere Aragonès, en el AVE, camino de Madrid: “No se negociación de cuchichear por cuchichear, el diálogo por el diálogo, sino que se negociación de dialogar para encontrar soluciones en el ámbito antirrepresivo, en el ámbito del conflicto político y para poder avanzar como país”. En paralelo, desde el equipo de Sánchez se hacía aprender que la reunión no tenía ni dietario ni temas en concreto.
Aragonès, con prevención frente a la enésima selfie con Sánchez, remataba en su previa al armonía: “Veremos cuál es la predisposición por parte del Gobierno castellano”. Como si no la supieran todos los socios de Sánchez. Salir él acertadamente en la foto, sin demasiado apego por cómo queden sus socios. Hoy aún no sabemos hasta cuando, de momento, se lo permiten. Hasta finales de julio como imperceptible.
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