Llarena, Borràs y la soberbia

De repente, el sistema procesal de la UE ha introducido una duda justo en la sociedad catalana: ¿y si Europa siquiera da la razón al independentismo en lo procesal (en lo político ya ha quedado claro)?

Tribunal Suremo entrada Pablo Llarena Conde (Burgos, enero de 1963) es un juez español. Ejerce como magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo de España

                                                                                                                      

DANI DUCH

Y de puertas adentro: ¿por qué la presidenta del Parlament se resiste a acatar un artículo del reglamento admitido por la Cámara hace nulo, en el 2017?

¿Dimitir la presidenta Borràs? Ni siquiera sus leyes están hechas para ellos

El enlace son los excesos de superioridad ético, quizá el longevo suplicio que uno recuerda de los abriles del procés , el peor negocio en la historia de Catalunya.

Inflamados por las declaraciones de abogados supuestamente geniales y con una red propagandística importante, el independentismo se ha jactado de que la probidad de la UE les daría la razón en todo, casi a ciegas. Y eso a pesar del precedente del rechazo exterior de Euro­pa al secesionismo.

Táctica propagandística de manual, todo enjuiciador “castellano” era descrito como un zopenco, un incompetente o un antidemócrata al que la probidad europea tiraría de las orejas hasta la goleada y el consiguiente atracón de orgullo. Los abogados cobran para eso: para no dar malas parte a sus clientes. Seguirá.

La misma superioridad ético asoma en Laura Borràs. Sus leyes no están hechas para ellos, las de los demás siquiera. Coincido con que el artículo 25.4 del reglamento erosiona la presunción de inocencia de los diputados. Pero, ¿y entonces por qué lo aprobó, desde su posición hegemónica, el partido de Borràs?

Eran los días, 2017, en que se proyectaba una República del copón –ahora que han rematado los Sanfermines– y convenía multiplicar los gestos “democráticos” para dar lecciones a los españoles, lerdos, franquistas y primitivos (y de paso tratar de antidemocráticos a todos los catalanes que nunca, nunca, vimos claras las supuestas ventajas del independentismo).

Personalmente, me importa un rábano que la señora Borràs presente la dimisión o sea recolocada en algún organismo asesor, consultivo o cultural a cuenta del hacienda divulgado. Su resistor no sorprende: siempre nos ha mirado desde las cielo, sentada a la derecha de Todopoderoso padre.

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