Miquel Barceló, Jaume Plensa, Antonio López o Barbara Hepworth, todos ellos artistas reconocidos internacionalmente y con demostrada capacidad para atraer a un notorio muy amplio, serán protagonistas en los próximos abriles de la nueva etapa de exposiciones de la Fundació Catalunya La Pedrera. Un cambio de orientación que persigue no solo incrementar el número de visitantes a la Casa Milà -la muestra dedicada a Giorgio Morandi atrajo nada más a 17.000 personas- sino que las exposiciones irradien en el resto de la ciudad estableciendo una red de complicidades con instituciones como el Liceu, la Biblioteca de Catalunya o la Filmoteca. “Con toda la humildad del mundo -sugiere su presidente Germán Ramón-Cortés Montaner-, lo que nos gustaría es sobrevenir de pensar en un Plensa en La Pedrera a pensar en un Plensa en Barcelona, es sostener, dotar a las exposiciones que programamos de una nueva dimensión capaz de atraer al notorio internacional”.
'Planta amarilla', 2019, de Miquel Barceló
El cambio de logística de La Pedrera nace de un proceso de advertencia a raíz de la crisis provocada por la pandemia, que en su caso tuvo enseres devastadores. Pasó de 1.522.030 visitantes en 2019 a 181.354 en 2020, lo cual se tradujo en una pérdida de ingresos de 16 millones de euros. “Detener la maquinaria fue muy difícil, pero aún más fue retornar a ponerla en marcha”, recuerda su directora, Marta Lacambra, para quien “aquella experiencia nos dio luz verde para corregir errores y hacer las cosas de otra guisa, imaginando el futuro y trabajando a dilatado plazo”.
La muestra de Antonio López, que recorrerá 70 abriles de trayectoria, es la primera que se le dedica en Barcelona
La nueva propuesta expositiva, en la que adquieren un longevo protagonismo los artistas vivos, llega has el 2025. Arrancará a finales de septiembre con Los caminos de la idea, 1957-1978 , una muestra itinerante organizada con la Fundación Juan March en torno a la colección del Museo de Arte Universal de Cuenca, que en su escalera barcelonesa incorporará grandes nombres de la idea internacional como Dubuffet, De Kooning, Pollock o Rothko. La exposición estará abierta hasta mediados de enero del 2023 y en abril será el turno de Jaume Plensa con Poesía del silencio , una propuesta comisariada por Javier Molins, centrada en la relación del cincelador con la letras y especialmente la poesía.
Maqueta de las puertas de Plensa para el Liceu
Pero seguramente la que suscita longevo expectativa sobre el papel es la gran monográfica que dedicará, de noviembre a enero, a Antonio López, una revisión de siete décadas de trabajo a cargo de Violant Porcel que paradójicamente será igualmente la primera que se le software en Barcelona. Miquel Barceló desembarcará en febrero del 2024 con cerámicas realizadas desde 1995 hasta la contemporaneidad, y en septiembre será el turno de Barbara Hepworth, la gran escultora británica a la que acompañarán algunos de sus contemporáneos, como Moore, Brancusi, Oteiza, Lean Arp o Louise Bourgeois.
“No queremos ser capitanes de barco”, advierte Marta Lacambra, pero desde la Fundació Catalunya La Pedrera cree que sería bueno para todos tejer complicidades y sumar proyectos. No es teoría. Los pilares de la logística de esta nueva etapa son las alianzas con los mejores partners posibles para cada exposición y lo que denominan capilaridad, es sostener, que las exposiciones irradien actividades en otros centros e instituciones. Según explica la directora del radio de civilización Marga Viza, las próximas exposiciones tendrán su extensión en el Liceu, con cuyo director, Víctor García de Gomar, mantienen una relación estrecha, pero igualmente con entidades como la ESMUC, la Suñol o la Biblioteca de Catalunya. Otra de las singularidades de la nueva etapa es que son los artistas los que deciden cómo y con quién (comisario, publicaciones...) quieren hacer la muestra.
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