¿Qué quieres ser de mayor? 1 de cada 3 menores en España lo tiene claro: influencer

¿Qué quieres ser de maduro? Hace tan solo unos primaveras, las respuestas más frecuentes a esta pregunta solían ser: futbolista, profesora, periodista, cantante, peluquera, policía, médica, cosmonauta… En la presente, a esta letanía de profesiones hay que añadirle una que cada vez tiene más peso entre los adolescentes españoles: influencer.

Actualmente, en España hay 134.000 creadores de contenido online amateurs y más de 9.000 influencers con más de 100.000 seguidores, según un exploración de 2btube. Si tienes un hijo o hija adolescente seguro que te sonarán estos nombres: Ibai, Dulceida, María Pombo, TheGrefg, entre otros. Todos ellos se han convertido en referentes para los más jóvenes (y no tan jóvenes), en un maniquí a seguir. De ahí que muchos hayan decidido seguir sus pasos y ser como ellos. A la pregunta "¿Qué quieres ser de maduro?" 1 de cada 3 menores en España lo tiene claro: influencer.

1 de cada 10 adolescentes sube contenido online para intentar convertirse en influencer

instagram prejudicial adolescentes

Una chica muchacho posa para un selfie

Getty Images

Las pantallas han cambiado los referentes profesionales de los menores españoles. Según un estudio del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Mocedad, 1 de cada 3 menores quiere ser influencer. Los niños españoles pasan de media 4 horas al día frente a pantallas, de las cuales 80 minutos las dedican a redes sociales o plataformas de vídeo online, según el postrer documentación de Qustodio.

El expansión del influencer ha llegado a todos los rangos de vida. El estudio de Qustodio, Del cambio a la acomodo: viviendo y aprendiendo en un mundo digital, revela que cada vez hay más menores con presencia en redes sociales y plataformas de vídeo: TikTok, Instagram, Snapchat y Twitch han aumentado su tiempo de uso en 76 minutos al día en los últimos dos primaveras. Por otra parte, el estudio del Centro Reina Sofía señala que 1 de cada 10 adolescentes sube contenido online para intentar convertirse en influencer. 

Muchos influencers empiezan a serlo desde admisiblemente pequeños, de la mano de sus padres. Las Ratitas, TeamNico o Los Juguetes de Arantxa no son las últimas series de televisión infantiles, sino canales de YouTube realizados por niños que cuentan con millones de seguidores, más que cualquier canal de niño de TV. Su divulgado objetivo son niños y niñas que tienen camino a YouTube a través de un smartphone o una tablet. Si desde pequeños ya crecen con estos referentes, no es nulo extraño que de mayores quieran ser como ellos. 

Sin incautación, ¿las familias españoles están preparadas para que sus hijos triunfen en internet? ¿Qué riesgos conlleva que los niños suban contenido a redes?

Privacidad. Al crear un perfil en cualquier red social, los usuarios se ven obligados a simplificar una serie de datos personales. Sin incautación, esta información puede ir a más a medida que el influencer va creciendo en popularidad. Los seguidores quieren empatizar y conocer más datos de la persona a la que siguen y es ligera que el propio pequeño revele información privada: dónde vive su grupo, a qué se dedican sus padres, problemas personales…

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Intimidad. Se comercio de un tema especialmente sensible en las plataformas de vídeo como YouTube o Twitch. Los streamers exponen su intimidad mostrando su rostro o parte de su físico. Pero, sobre todo, hay que tener peculiar cuidado con los lugares donde graban el contenido para no exponer completamente su vida privada y la de su grupo.

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Vida social. Subir contenido de modo periódica exige tiempo y dedicación. Y si el pequeño ha adquirido relevancia en alguna plataforma seguramente se vea obligado a ocuparse una gran parte de su tiempo a desempolvar su perfil, lo que puede someter sus amigos y su vida social.

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Inseguridades. El influencer está expuesto a comentarios, críticas, faltas de respeto… Y la negatividad es muy difícil de aceptar para un pequeño ya que le genera una inseguridad excesiva para su vida. Por otra parte, los niños extrapolan el ciberbullying a su vida actual, por lo que una crítica severa vía online puede generarles sufrimiento en el día a día.

Para controlar alguno de estos riesgos, en España la responsabilidad recae completamente sobre la educación natural. La vida mínima para tener un perfil social es de 14 primaveras. Hasta ese momento, son los padres los que han de custodiar que sus hijos no utilizan estas plataformas. Sin incautación, algunas como TikTok, YouTube o Snapchat permiten crear un perfil a los 13 primaveras siempre y cuando exista un permiso paterno.

Eduardo Cruz, CEO y co-fundador de Qustodio, señala que “un uso excesivo de las redes sociales y las plataformas de vídeo no solo genera anexión en los menores, sino que todavía los expone a una serie de riesgos innecesarios a su vida. Por otra parte de mostrar su identidad física, es muy ligera que acaben revelando datos personales como cuál es su colegio, dirección, información natural…".

El habituado apunta que "las familias deben estar atentas para conseguir un invariabilidad digital en la vida de sus hijos y evitar una fijación excesiva con convertirse en influencers”.

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