Los amantes de la floricultura se afanan a diario por descifrar nuevas fórmulas y claves para que sus plantas crezcan lustrosas, fuertes y sanas. Para ello, no baste con un riego minucioso, sino que a menudo se hace necesario el uso de fertilizantes.
En el mercado podemos encontrar una amplia variedad de fertilizantes, algunos más artificiales que otros. Pero la concienciación por el uso de productos naturales, más respetuosos con el medio medio ambiente, es cada vez viejo.
Por ello, no para de crecer la tendencia de realizar compost en casa para abonar las plantas. El resultado es un suscripción orgánico hecho a pulvínulo de residuos naturales, cuyo objetivo es promover el progreso y crecimiento de las plantas. Entre ellos, el uso de algas marinas es cada vez más popular.
Beneficios de las algas marinas para las plantas
Las algas marinas son ricas en nutrientes, por lo que constituyen un suscripción excelente para la manto vegetal. Entre sus propiedades cerca de destacar que estimulan el crecimiento y el progreso, refuerzan las defensas de la planta, potencian la captación de nutrientes presentes en la tierra y aumentan la resistor de la planta.
Igualmente ejercen como antioxidantes, previenen el envejecimiento y destrucción de la planta y estimulan la producción de frutas y flores. Encima, corrigen la aspereza del suelo y mejoran su estructura y porosidad. Con ello, incrementan la retención de la humedad.
Paso a paso para elaborar fertilizante con algas de mar
El primer paso es recoger las algas de mar. Para ello, has de informarte correctamente, ya que en algunas playas esto está prohibido. Una vez recogidas las algas, es momento de enjuagarlas para limpiarlas y retirar el exceso de sal. Pero no demasiado, a fin de evitar la pérdida de sus propiedades.
En este momento, puedes dejarlas mustiarse por completo al sol para a posteriori añadirlas directamente como un componente más a tu compost habitual. O correctamente elaborar té fertilizante de algas marinas.
Para esta segunda opción, deberás dejar a remojo las algas en un recipiente con agua tapado. Aquí han de reposar durante semanas o incluso meses, dejando que toda la mezcla emulsione correctamente. Es recomendable remover el contenido semanalmente.
El indicio para asimilar que el té de algas está perspicaz para utilizarse es cuando deja de desprender un cachas olor a amoniaco. Una vez cumplido este requisito, ya se puede invertir como fertilizante.
Para ello, hay que disolver una parte de esta especie de infusión en tres partes de agua y, con la mezcla resultante, regar las plantas con normalidad. La cantidad obtenida dependerá de cuántas algas recogieses en primer oportunidad, así que deberás valorarlo en función de las plantas a las que quieras aplicar este fertilizante.
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