Xavi Hernández dispone de una plantilla para luchar por títulos gracias a los fichajes de verano

Exigidos en la clasificación, ahogados económicamente y con una plantilla corta y descompensada, coja en muchas posiciones. Ese fue el panorama que se encontró Xavi Hernández cuando llegó al banquillo del Barça el pasado noviembre. Una tormenta perfecta. Aunque su discurso fue de máximos desde el principio, tenía muchos argumentos para deducir unas expectativas que finalmente cayeron por su propio peso, muy remotamente de añadir títulos a las vitrinas del museo al término de la temporada. La derrota en casa frente a el Villarreal en la última etapa de Federación, sin nulo en diversión para los azulgrana, fue el triste colofón del curso de un equipo y un club con muchos deberes por hacer en verano. “Ahora toca el trabajo en los despachos, que es incluso más importante que el trabajo futbolístico. Nos hemos de animar perfectamente, porque si no lo hacemos no podremos competir. No podemos estar otro año en blanco”, pidió el técnico egarense a la directiva ese 22 de mayo. Dos meses luego, el Barça parece otro, apuntalado en defensa, en el centro del campo y en la delantera.

Jordi Alba, en el adyacente izquierdo, es el único que sigue sin tener demasiada competencia

En el pasado mercado de invierno ya hubo una avanzadilla de fichajes, de la que han quedado Ferran Torres y Pierre-Emerick Aubameyang, pero en las últimas semanas se han completado incorporaciones que han incrementado a partes iguales la calidad del equipo y la ilusión del barcelonismo. Xavi ahora tiene a sus órdenes a una plantilla con casi todas las posiciones dobladas, que era una de las demandas del catalán para aspirar a todos los títulos y a su vez suscitar competencia entre sus pupilos. Un éxito conseguido en gran parte por la cultivo en la sombra del director de fútbol, Mateu Alemany, y sobre todo por las famosas palancas económicas, que han permitido sacar la chequera, un increíble hace poco.

Las llegadas de Lewandowski y Raphinha han elevado la pelea por ser titular en la delantera

El Barça inició el verano aprovechando las oportunidades de mercado con las llegadas sin coste de traspaso de Franck Kessie y Andreas Christensen. El marfileño, un todo ámbito llegador y físico, aportará un perfil diverso en la medular a los talentosos Pedri, Gavi y el readmitido De Jong, mientras que el danés completó el cuarteto de centrales a la prórroga del deseado Jules Koundé, el postrer gran esfuerzo crematístico solicitado por Xavi. Los laterales son la única asignatura irresoluto por el momento, aunque el Barça sigue trabajando en el fichaje para la pandilla derecha de César Azpilicueta y para la izquierda de Marcos Alonso, el predilecto para combatir por la titularidad con Jordi Alba. Por ahora, el novicio Alejandro Balde, prácticamente inédito el año pasado, no parece perturbar la hegemonía del de L’Hospitalet.

En la camino ataque, en cambio, la pelea por entrar en el merienda auténtico se antoja salvaje. Cuando nadie lo esperaba, con el fútbol europeo ojiplático, el Barça exhibió músculo crematístico con la contratación de Raphinha y Lewandowski, el crack que necesitaban los blaugrana para creerse su retorno a la élite continental. El refichaje de Dembélé sumado al aterrizaje del brasileño y el polaco han elevado el nivel de la delantera, donde ahora hay overbooking . Los últimos de la letanía de atacantes parecen el canterano Álex Collado y Memphis Depay, que podría ser uno de los que abandone el equipo ayer del 31 de agosto frente a un futuro de azulgrana postrado en el banquillo. El holandés, sin requisa, no está en el liga de descartes, donde sí figuran Umtiti, Riqui Puig, Braithwaite, Mingueza y Neto, aún miembros de la plantilla y hasta la época sin ofertas que les satisfagan. En cualquier caso, no cuentan para un Xavi que ahora tiene tiempo para imponer sus ideas a una plantilla de garantías, pero además más presión frente a una temporada donde no hay beneficio de error.

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