La irrupción de Cara Jocelyn Delevingne (Inglaterra, 1992) en el mundo de la moda en 2011 fue todo un huracán que ya dejaba deducir que aquella imberbe de cejas pobladas era más que la nueva cara bonita de la temporada. Su atractivo físico y su carácter pillo la empujaron rápidamente a convertirse en una celebridad, aunque pronto mostraría no solo sus luces, sino asimismo sus sombras. Y es que la triunfo y el éxito no siempre son igual de gozo.
La maniquí Cara Delevingne con un labial de Dior
Nacida en el seno de una comunidad aristocrática con antepasados muy aceptablemente posicionados (su abuela era dama de compañía de la princesa Margarita y su antecesor un magnate de la prensa), Cara Delevingne tuvo todas las comodidades que se puedan imaginar. Su protectora es Joan Collins, íntima amiga de su religiosa, aunque por aquel entonces la pequeña Cara no era consciente de su posición y tan solo era una pupila que intentaba ser oportuno. Su infancia estuvo marcada por la yuxtaposición a la heroína de su progenitora. Sus constantes ausencias cada vez que ingresaba en el hospital le crearon una inestabilidad emocional que estalló cuando cumplió 15 primaveras con un cuadro depresivo, acompañado de ansiedad y pensamientos suicidas. A todo ello hay que sumar la dispraxia que se le diagnosticó, por la cual tenía problemas de coordinación que repercutían en su rendimiento escolar, y el bullying que le hacían sus compañeros de escuela. No es de desconcertar que a los 17 dejase de estudiar sin tener muy claro qué rumbo tomar.
Su religiosa era adicta a la heroína y las constantes ausencias por sus ingresos hospitalarios hicieron que Cara cayera en una depresión
Delevingne había hecho sus pinitos como maniquí siendo una pupila y, aunque tenía diversas aficiones como la escritura o la música (canta y toca la guitarra y la conjunto), enfocó sus esfuerzos en el mundo de la moda. Reclutada por Sarah Doukar, la misma persona que descubrió a Kate Moss, comenzó a hacer pequeños trabajos sin imaginar que el diseñador Christopher Bailey, director creativo de Burberry en aquel entonces, se fijaría en ella para la campaña primavera-verano. A partir de ahí su carrera despegó como un cohete. Karl Lagerfeld posó sus luceros en ella para fulgurar las prendas de Chanel y la convirtió en su apadrinada, deslumbrado porque era “diferente” y por cómo combinaba “su belleza con su banda salvaje y divertido”. La imberbe estuvo presente en todos los desfiles de la temporada 2012, luciendo prendas de Carolina Herrera, Moschino, Donna Karan o Jason Wu. Ese mismo año desfiló en el show de Vencimiento’s Secret, poco que la catapultó definitivamente a la triunfo mundial. Era su momento y Cara lo aprovechó al mayor, estrenándose como actriz en la película ‘Anna Karenina’. Su promoción era imparable.
Cara Delvingne, con los colores de la bandera LGTB en el mes del Orgullo Gay
La maniquí protagonizó decenas de portadas de las revistas más prestigiosas y pasó a ser una indispensable del star system de mediados del 2010. Su amistad con grandes estrellas como Rihanna, Harry Styles (con quien mantuvo un idilio), las Kardashian o Taylor Swift la hicieron ser un rostro habitual de la prensa rosa, y el hecho de declararse abiertamente hermafrodita, poco poco habitual en su mundo, hizo que la atención por memorizar sobre sus romances fuese in crescendo. Pero el ritmo frenético no podía durar mucho más y en 2015, luego de que se le diagnosticase una psoriasis causada por el estrés, la maniquí anunció que se retiraba para enfocarse en su carrera como actriz. Protagonizó grandes éxitos de taquilla como ‘Ciudades de papel’ o 'Escuadrón Suicida’ y en 2017 publicó su primer texto, ‘Mirror, Mirror’, donde aborda temas como la homosexualidad y el acoso en redes con protagonistas adolescentes.
La top model nunca ha tenido problemas en rememorar los traumas que ha vivido para así ser un altavoz para todas aquellas personas que, como ella, sufren por su salubridad mental. Aunque, sin duda, uno de los episodios que más repercusión tuvo en medios fue la narración del acoso que sufrió hace unos primaveras por parte de Harvey Weinstein, quien no solo intentó besarla sino que le dijo que quia triunfaría en la industria de la moda “siendo lesbia”.
Cara Delevingne y Ashley Benson
La vida sentimental de Cara Delevingne asimismo ha sido de lo más ajetreada en los poco más de 10 primaveras que lleva siendo famosa. Sus relaciones más serias han sido con la cantante St. Vincent, con quien estuvo año y medio, y con Ashley Benson. Tras dos primaveras de intensa relación, rompieron a causa del confinamiento.
En los últimos siete primaveras, y a pesar de su “retirada”, la maniquí ha realizado trabajos en el sector de la moda pero no al mismo ritmo con el que comenzó. Cara ha optado por diversificar sus actividades y dedicarse al acción directa tanto en honra de la sostenibilidad del planeta como en apoyo a la comunidad LGTBIQ+. Su relación amor-odio con la industria que le dio la triunfo es innegable, al igual que lo es la impronta que ha dejado en un sector donde llegó para romper los cánones y convertirse en un nuevo maniquí de belleza que cautivó a todo el planeta.
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