Si han entrado en las últimas semanas en sus redes sociales, es más que probable que se hayan topado con decenas de jóvenes que van repitiendo una misma coreografía al ritmo de Despechá, la nueva canción de Rosalía. Para hacerlo obvio y evitar equívocos, la propia cantante compartía en sus redes sociales los pasos exactos para que todo aquel que quisiera pudiera voltear con ella tanto interiormente como fuera de TikTok. Y es que el coreografía ha saltado de las plataformas para instalarse además en plazas, conciertos y hasta en una residencia para la tercera vida de Badalona que creó su propia traducción, las ‘motoyayas’.
La catalana cantó por primera vez este tema el pasado 6 de julio en el concierto de Almería al inicio de su tournée Motomami World Tour. Poco posteriormente subió un vídeo bailando el estribillo que revolucionó TikTok y que provocó que, antiguamente incluso de que se publicara el tema completo en plataformas, se viralizara. La interés fue tal que el día de su dispersión entero, Despechá fue el número uno en streaming en Spotify.
Ejeje aprendiendomelo, el proximo lo clavo
La intérprete es consciente de que los vídeos y plataformas como TikTok son su vía principal para ceder a su sabido más chavea, concretamente los que tienen menos de 24 abriles y pertenecen a la coexistentes Z. Por ello, en su día ya presentó su tercer elepé con un concierto aparente y ahora piensa en nuevas fórmulas.
No es la única que lo hace. Shakira además comparte sus bailes, en su posterior single Te felicito simula los movimientos de un androide. Ana Mena y Aitana además demuestran su sagacidad nata para crear trends, así se ardor esta tendencia, cada vez que sacan un nuevo trabajo.
Y es que el coreografía puede parecer un detalle sin importancia. Sin secuestro, tiene más peso de lo que aparenta, tal y como asegura el equipo de digital marketing de Sony Music Entertainment, que da las claves de esta nueva forma de producir éxitos.
“Pueden ocurrir dos cosas. Que algún cantante —como ocurre con Rosalía o Ana Mena— sea muy creativo y cree su propio contenido y una coreografía para algunos de sus temas. Otra opción, es que sea la audiencia la que se invente un coreografía y a fuerza de irlo repitiendo se acabe consolidando. Por increíble que parezca suele ocurrir más esto segundo. A veces, los movimientos se hacen tan populares que el propio intérprete los acaba haciendo y validando la tendencia”, explican desde la compañía de música.
Una vez acabado esto, adelanta Sony, “el resto del proceso es sencillo, pues es el propio heredero el que quiere aprender más sobre la canción. Recordemos que en TikTok solo se puede escuchar un fragmento. Por ello, cuando se ha llegado a ese nivel de popularidad, es el propio sabido el que acaba saltando a otras plataformas, como Spotify, Apple Music, Amazon o Youtube para escuchar el tema completo, y esto nos permite a nosotros contabilizar el rendimiento y hacernos una idea de su éxito”.
La compañía aporta otro antecedente extravagante: esta dinámica no solo ayuda a popularizar nuevos singles y convertirlos en el hit del momento, sino que además puede revitalizar melodías que triunfaron en épocas pasadas. “Imaginemos que alguno se inventa una coreografía o alguna dinámica de humor a partir de una canción de los 80. Fácilmente a raíz de repetir una y otra vez el coreografía, el tema puede retornar a colarse en los ránkings del top 100 de canciones más escuchadas en España o, si me apuras, en el mundo, dependiendo el talento”.
"Un tema de los ochenta puede retornar a colarse en los ránkings de top 100 gracias a TikTok y sus bailes", aseguran desde Sony
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