Carles Riera: “Me gusta ir por el bosque, pero tiendo a perderme”

Carles Riera (Barcelona, 1960) es inclinado a dar caminatas por el bosque, con los cinco sentidos en alerta, para disfrutar de la experiencia, pero además porque tiene tendencia a perderse. Este verano el dirigente de la CUP confía en caminar, aunque ya cuenta con que menos de lo previsto. Elige fotografiarse en el Poblenou, su intramuros, anejo al museo Can Framis.

El 15-M y el 1-O

“La parentela cuando se rebela es eficaz, hay que tener mucha fe en esos episodios de alzamiento”

Le gusta caminar por el bosque, ¿por qué zona?

Diré dos enclaves a los que es probable que vaya este verano: el Collsacabra y el Priorat.

¿Hace rutas conocidas?

Debo confesar que tengo una tendencia a perderme, mejor rutas conocidas y en todo caso tengo que poner mucha atención para no perderme. En el Priorat, seguramente serán rutas nuevas, pero como me guiarán no hay peligro.

¿Va solo a veces?

Me gusta ir solo y además en pequeño agrupación franco o de amigos; lo combinaré, supongo.

Ir solo es una experiencia completamente distinta.

Sí, permite prestar atención a lo que hay cerca de, es una experiencia más contemplativa y además de más contacto contigo mismo. Y la experiencia en agrupación es más divertida.

Entonces, ¿más que servirse la caminata para darle vueltas a poco, desconecta?

Para mí caminar tiene más que ver con la contemplación que con el razonamiento y me gusta que sea así. Eso no significa que caminar no pueda ir acompañado de una consejo, pero es más sobrevenida, al caminar haces un poco de quietud mental y das pie a que puedan emerger ideas o reflexiones que pueden ser respuesta a cosas que te preocupan, temas sobre los que tienes que tomar decisiones. Pero no es tanto fruto de darle vueltas sino desde la contemplación y la serenidad crear las condiciones para que aparezcan las ideas o las respuestas.

Hay una mística en torno a los paseos por el bosque, el silencio, la conexión con la naturaleza, los aceites esenciales que desprenden los árboles... ¿piensa en eso?

Es más instintivo, más intuitivo, me siento correctamente, me revitaliza. El bosque nos reconecta con poco muy originario, muy primordial, que además es saludable, aunque no soy un entendido.

En el bosque hay que dosificar fuerzas y estar preparado para cualquier contingencia... todo eso puede trasladarse a la política, que no es un ambiente previsible.

Ojalá lo fuera. En los últimos tiempos sobre todo, que yo la estoy viviendo más en primera ringlera, sin duda requiere esta vistazo más contemplativa. Ojeada larga, más allá de lo puntual y la curiosidad. Porque estamos en política para cambiar la sociedad. Aspecto panorámica y ver las estrategias, pero a la vez hay un duelo de dar respuesta a lo inmediato, lo diario. Y es cierto que encima es todo suficiente imprevisible, hay mucha volatilidad del ambiente político.

La ciudadanía se ha acostumbrado a pedir resultados inmediatos. Y eso condiciona la política.

Hay problemas que requieren soluciones inmediatas y de calidad, situaciones sociales, económicas, y es natural que el ciudadano lo espere. Y tenemos esta responsabilidad, pero no es obvio dar respuestas inmediatas. El papel lo aguanta todo, hacer declaraciones, pero los hechos...

Una sociedad madura tiene que retener ejecutar la frustración y no pensar que un político es un fraude porque no puede cumplir lo prometido, ¿no cree?

La sociedad tiene toda la razón del mundo en hacer la crítica que hace a la política y a los políticos porque todo aquello que se promete en una campaña electoral y en los programas políticos está muy remotamente de lo que positivamente se hace, hay mucha palabra y pocos hechos. A veces incluso tienes la sensación de que las instituciones están organizadas más para perpetuar el statu quo y para frenar el cambio, cuando tendría que ser al contrario. Se entiende la crítica, pero hay que atender en no caer en la antipolítica que la extrema derecha intenta construir.

La parentela no se rebela, ¿por qué?

En cambio, fíjese que cuando se rebela es muy eficaz. Cuando la sociedad se rebela, es insurgente, el 15-M tiene consecuencias importantes, el 1-O. Aunque no son ni la batalla final ni la conquista definitiva. Para mudar a una sociedad para que sea socialmente torneo, feminista, ecologista serán necesarios muchos 15-M. Cuando quieres ejercitar un derecho como el de la autodeterminación en un régimen como el del 78 con un solo 1 de octubre no lo conseguirás, necesitarás mucho. Tenemos que tener mucha confianza y mucha fe en estos episodios de alzamiento, que son la palanca del cambio.

Si el ciudadano se ve impotente, puede tener la tentación de ocurrir de dispendioso, no hacer falta.

Tienen que ver que el cambio está en sus manos, el cambio las instituciones lo hacen cuando ya lo ha hecho la sociedad. Mi experiencia como diputado es cuando hay movimiento en la calle mi capacidad de incidencia legislativa política se multiplica por mucho.

¿Para que la CUP sea irreductible necesita que la calle empuje?

Exacto. Y a la vez nosotros nos tenemos que implicar en la calle para activarlo.

Esta sesión está en la mesa del Parlament, más trabajo, más responsabilidades, ¿le va a permanecer tiempo para ojear?

Muy poco, por eso tengo una esperanza seguramente exagerada en las lecturas que me permitirá el verano y luego siempre es mucho menos de lo esperado.

¿Qué va a ojear?

El deseo auténtico para el verano es ojear a Gabriel Ferrater, un autor que conozco poco, y Joan Fuster, un autor que me gusta revisitar. Me gustaría ojear Marxismo irritado , una puesta al día de la consejo marxista desde visiones distintas a las de la civilización blanca occidental, y siempre me gusta retornar a Karen Horney. Probablemente no llegaré a la medio.

¿Se va de recreo?

Eso espero, la segunda quincena de agosto hacer una parada de unos días, pero siempre tenemos que estar a punto de contestar cualquier emergencia.

¿Tomo de papel o electrónico?

Papel. Soy un romántico. Me gusta el papel, el olor del papel y el contacto con el obra.

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