Colapso mental: cuando el cuerpo y la mente dicen ¡basta!

Desmotivación, problemas de atención, aislamiento, dificultad para concentrarnos y pensar… A veces parece que hemos llegado al divisoria de nuestras fuerzas y no somos capaces de hacer carencia. Todos hemos sentido alguna vez que no podíamos más. Pero hay que custodiar los síntomas. 

Si por otra parte notamos dolor muscular, asma extrema, problemas al acostarse y hasta taquicardias eso quiere proponer que podemos estar cerca del colapso mental, incluso conocido como ataque de alteración o “mental breakdown”. En síntesis: tu cuerpo y mente dicen ¡pespunte! Y eso hay que controlarlo para evitar males mayores.

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El cerebro no puede objetar con efectividad a una demanda que viene del foráneo porque detecta que ya tiene suficiente. 

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El estrés del trabajo, la casa, la vida misma…el agotamiento físico y mental en el que el cansancio es cada vez más vasto y el estado de actitud se encuentra cada vez más desgastado es una constante que puede derivarnos en un colapso mental, un obstrucción que suele aparecer como respuesta a un estado de estrés intenso. 

Y esto sucede cuando el cerebro no puede objetar con efectividad a una demanda que viene del foráneo porque detecta que ya tiene suficiente y no puede dar más, entonces se bloquea y el cuerpo incluso se ve imposibilitado de dar respuestas a acciones que asiduamente hacemos. No podemos atacar ni huir, explica Anna Romeu, presidenta de la Sección de Psicología de las Emergencias del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña (COPC).

Agotamiento

¿Qué puede provocar un colapso mental?

El colapso mental, incluso conocido como “mental breakdown”, no es un trastorno ni un tipo de diagnosis clínico. Este episodio puede tener un origen meramente emocional, pero lo más frecuente es que ocurra cuando tanto la mente como el cuerpo están completamente exhaustos, nos aclaran desde el equipo de contenido de TherapyChat liderado por Isabel Aranda, psicóloga sanitaria y chief of clinical content.

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mujer multitarea estres

Terceros

Aunque es cierto que no existen momentos concretos que puedan ser desencadenantes del colapso mental, las situaciones de ingreso complejidad cognitiva y de gran sobreestimulación y velocidad nos demandan mayores cantidades de energía y esto acaba pasando hechura, avisan los expertos. 

“Por ejemplo, la sensación de sobrecarga puede aparecer cuando se ha estado expuesto a experiencias adversas, situaciones traumáticas, estresantes o difíciles de procesar, una gran cantidad de información muy rápida, un cansancio extremo o, en caudillo, a episodios que acarreen una ingreso carga emocional”, agregan desde TherapyChat.

El colapso mental es una reacción frecuente de defensa, matiza Romeu. “Y es muy útil - continúa la psicóloga- porque si no tuviéramos esa reacción de estrés agudo, de bloquearnos u obligarnos a detener, no lo haríamos, y eso podría desencadenar enfermedades o poner en peligro incluso nuestra vida. De ahí, que el colapso mental sea una advertencia que hay que tomar en serio”.

Delante esta situación es necesario detener y rendirse. Lo cual, como dice la experta del COPC, no significa perder ni mucho menos verlo como poco malo. “No hay carencia gafe, en este sentido rendirse es dejar de intentar hacer poco que no vamos a conseguir y sobre todo es respetarnos a nosotros mismo”, enfatiza Romeu.

Ansiedad y estrés

¡Alerta! Estas son las señales psicológicas y fisiológicas

Cuántas veces hemos escuchado la típica frase: “he estado tan mal que me he pasado obligado a detener”. Y es que el colapso mental bloquea y paraliza. Sin retención, hay señales previas que nos pueden alertar. Según los expertos de TherapyChat, los síntomas del colapso mental son muy similares a los síntomas de la ansiedad o el estrés y lo podemos detectar:

Por un banda, en síntomas psicológicos como una disminución de la motivación, problemas de memoria y atención, negatividad, apatía, cambios bruscos en el estado de actitud, tristeza, aislamiento, frustración y, sobre todo, un excesivo cansancio mental que derivará en un obstrucción en el que se tendrá la sensación de no poder pensar, razonar o tomar decisiones por muy sencillas que sean.

El dolor de cabeza de la resaca puede ser muy incapacitante

El dolor de habitante de la resaca puede ser muy incapacitante

Getty Images/iStockphoto

Por otro banda, en síntomas fisiológicos podemos encontrarnos con taquicardia o presión en el pecho, asma extrema, problemas digestivos, dolor muscular (sobre todo en las extremidades), desliz de flato, mareos, dolores de habitante, problemas para acostarse (pesadillas o insomnio), agotamiento y sensación de duración en los movimientos.

Si no se hace caso a las primeras señales de alerta, si no paramos el ritmo de vida que ha llevado al colapso y empezamos a cuidarnos, pueden aparecer enfermedades ya que el sistema inmune se vuelve más inerme a la energía de virus y bacterias o, pueden aparecer episodios cardiovasculares como trombos o ictus porque el organismo efectivamente está ocupado en otras cosas y no está funcionando acertadamente, añade Romeu.

Cualquier momento

Estrés y exceso de trabajo ¿culpables?

Actualmente, en nuestra sociedad el exceso de trabajo suele ser la causa principal de estrés y de situaciones como el colapso mental. Y ha aumentado más con la situación de crisis de hoy en día, la masa sufre por el trabajo y se esfuerza más, apunta Romeu.

Hombre trabajando con dolor de cabeza

Uno de los motivos puede ser el exceso de trabajo acompañado de un escaso refrigerio. 

Getty Images

El colapso mental surge como consecuencia psicofisiológica al estrés intenso y prolongado. Por lo tanto, cuando el ritmo de vida que se lleva es tan frenético que nuestro cuerpo no lo puede seguir, se libera un exceso de neuroquímicos como adrenalina y cortisol, los cuales están relacionados con el estrés y contribuirán a que desemboque en una situación de sobrecarga.

Y como se ha mencionado anteriormente, el colapso puede estar provocado por muchos motivos. Uno de ellos puede ser el exceso de trabajo acompañado de un escaso refrigerio, matizan desde TherapyChat.

Cuidados y autoconocimiento

Antiguamente que el colapso mental te paralice

Nadie está a fuera de de sufrir un colapso mental y puede suceder a cualquier momento, aunque cuando se es más señorita se aguanta más y hay más fuerza física pero no más fuerza mental, dice Romeu. La psicóloga insiste en no esperar a que ocurran esos momentos de obstrucción y la prevención es la mejor guisa de lograrlo. Es necesario asimilar a cuidarnos y a autoconocernos para aprender hasta dónde podemos aparecer y poner límites.

No existe una terapia o tratamiento específico para el colapso mental. Pero cuando nos encontramos en presencia de la situación en la que el cuerpo dice pespunte, recuperar la energía puede ser posible con refrigerio prolongado y reduciendo el ritmo de nuestra rutina diaria, refuerzan los psicólogos de TherapyChat. Sin retención, cuando se ha estado sometido a periodos de estrés elevados, nuestro cuerpo puede faltar otros bienes para poder recuperarse del todo. Aquí algunas estrategias que nos detallan los expertos:

  1. Determinar cuáles son los factores que nos están provocando mayores niveles de cansancio y agotamiento para poder trabajar en cojín a problemas concretos.
  2. Dedicarse tiempo a uno mismo y atender nuestras deyección. Si la rutina profesional es muy agobiante, es importante intentar exprimir los períodos de refrigerio de los días libres para el autocuidado y el tiempo con uno mismo.
  3. No fingir que todo está acertadamente cuando nos encontramos mal, hay que aprender inquirir un servicio psicológico profesional en el caso de que se necesite. Esto permitirá obtener herramientas y técnicas aperos para aventajar los periodos de estrés y hacer frente a las situaciones ayer de que estas nos sobrepasen.
  4. Charlar de cómo nos sentimos aunque se tenga la sensación de que no hay fuerzas para comunicarse. Revelar la frustración y las emociones logrará poco a poco deshacer el obstrucción interno que puede estar causando el colapso.
  5. Evitar echarse la omisión a uno mismo y sustentar la calma. Encima hay que cuidar nuestra forma de pensar, fijándonos en lo positivo, en lo que hay y no en lo que desliz.
  6. Realizar ejercicios de mindfulness o técnicas de laxitud. Controlar la respiración logrará que se consiga un estado de calma y ayudará a que seamos capaces de conectar con nuestro cuerpo y nuestras emociones.

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