El lamento de Philip Roth

La ola de revisionismo, corrección política y puritanismo que invade Estados Unidos ha llegado asimismo a los libros. Políticos, padres y lobbies de todo signo han conseguido que obras maestras como Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain, De ratones y hombres de John Steinbeck o Matar a un ruiseñor de Harper Lee ya no estén disponibles en algunas escuelas y que, ni tan siquiera, se hable de ellas en el temario.

La ascenso de ignorancia, revestida de ideología, es probable que repercusión asimismo la obra de Philip Roth (1933-2018). Ya ha habido un primer intento con la hechos autorizada que Blake Bailey (Oklahoma, 1963) le ha dedicado. La retirada del título por su primera editorial por las acusaciones de demasía sexual contra su autor. El cuestionamiento sobre la su idoneidad por la supuesta misoginia de Roth. La suspicacia sobre la opción del biógrafo como algún para asear su imagen…

Bailey muestra al escritor sin tapujos, desde su infancia hasta hasta sus fracasos amorosos con actrices famosas

Hay obras a las que la promoción y las circunstancias condenan a ser carne de chismorreo en vez de ser leídas. De otro modo se evidenciaría que el vademécum no da micho por liebre. Bailey ha realizado centenares de entrevistas, ha consultado una gran cantidad de documentación, a menudo inédita facilitada por el propio Roth, y ha hilado las referencias de los treinta y un libros del escritor con su vida para elaborar un trabajo iniciado en 2012.

En ocasiones puntuales puede tener errado el sesgo analítico, la relevancia de uno u otro material, usado expresiones como “dos primas asaz monas”, pero no es de esos autores que desde su despacho creen, suponen o piensan que su biografiado hizo esto o aquello y que con cuatro materiales y pirotécnica sirven un trabajo de ficción que se hace acontecer por hechos.

Maneja información de la que los biógrafos no siempre disponen. Y la muestra, tratando de explicar al escritor, sin tapujos, poco a lo que no todos se atreven

Bailey, aclamado biógrafo de Richard Yates o John Cheever, no es un impostor. Ha ido a las fuentes para acercarse a la esencia de la creación de los personajes de obras como Pastoral chaqueta , El teatro de Sabbath , La conjura contra América , la clan de Zuckerman o La humillación . Poco que no puede conseguirse por completo porqué, como admitía Roth, el escritor y su experiencia están en todos los protagonistas y en nadie.

Desde que el escritor descubre su gusto en los primaveras de universidad hasta su homicidio en 2018 su apetencia literaria lo inunda todo. “Cuando en una clan nace un escritor, la clan se ha arruinado”, decía parafraseando a Czeslaw Milosz. Cualquier cosa era susceptible de ser material novelado. Bailey hila el afán de Roth de diferenciar su obra –a él– por encima de todo con un pormenorizado relato de sus relaciones íntimas.

Así debía ser en la hechos de un autor en la obra del cual el sexo es un pájaro central. Bailey maneja información de la que los biógrafos no siempre disponen. Y la muestra, tratando de explicar al escritor, sin tapujos. Poco a lo que a menudo los biógrafos no se atreven. Ello permite conocer al caprichoso embelesado, hasta subyugado, por su matriz y al remoto herido que fracasa con las actrices que pusieron cara a sus personajes: Nicole Kidman olvidó una cita con él. Penélope Cruz declinó ir a su morada.

Luego está la óptica literaria del hombre que no descansa ni en verano. Los celos de Tom Wolfe y de Truman Capote, la relación ambivalente con su héroe, Saul Bellow, o la defensa de la biblioteca municipal de Newark, la suya. Y, por supuesto, la homicidio, con su ego sin mesura tocado: la sociedad sueca no le otorgó el Nobel. Aunque habiéndoselo concedido a Bob Dylan correctamente podía preguntarse para qué lo quería.

"Puede que pronto descubrir a uno de los más destacados escritores norteamerianos de las últimas décadas sea un acto subversivo"

A comienzos de los primaveras setenta, Richard Nixon ordenó retirar de la biblioteca de la Casa Blanca El lamento de Portnoy. El vademécum de 1969, calificado de pornográfico, que el autor consideraba que le había perjudicado, pero que le empujó a superarse. Ha pasado medio siglo. Puede que pronto descubrir a uno de los más destacados escritores norteamericanos de las últimas décadas sea un acto subversivo. Su hechos tiene mil páginas. No hay que temerla.

Philip Roth: La biografía, Blake Bailey
Blake BaileyDebate. Traducción: Teófilo de Lozoya. 1008 páginas. 39,90 euros

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