A la sombra mediática del omnipresente fútbol, y de contadas excepciones individuales –Nadal, Badosa, Rahm...–, el deporte regional tiene su posterior motivo de orgullo en el piragüismo, disciplina humilde con cifras de practicantes casi clandestinas, en la que España es la nueva e indiscutible potencia mundial. Toda una esperanza para París 2024.
El planeo de Air Canadá de Toronto a Madrid aterrizó ayer a primera hora de la tarde en Barajas con sobrepeso de medallas: ocho metales –cuatro de oro, dos de plata y dos de bronce– constituían la cosecha de la delegación española en el Mundial de Halifax (Canadá), en la mejor concierto en un campeonato del mundo de piragüismo. El año inicial fueron tres en Copenhague.
“Nunca en la historia habíamos liderado un medallero por países, nunca”
“Nunca en la historia habíamos liderado un medallero por países, nunca”, cuenta con orgullo a este diario Miguel García (49), seleccionador castellano desde el 2002, y de Saúl Craviotto desde el 2001. El cansancio en la voz posteriormente de 20 horas de alucinación no ocultan la satisfacción del responsable del equipo castellano por una concierto crucial, que pone el colofón a un posterior año exitoso. “Estamos en un momento dulce”. Tres medallas en los Juegos de Tokio hace un año y las 8 del Mundial catapultan a España como uno de los referentes de esta disciplina sacrificada y modesta, con poco tradición.
De hecho, el piragüismo, por su tradición localizada y sus exigencias técnicas (un material costoso y de envergadura y un medio acuoso adecuado) es un deporte minoritario en España. Con 9.240 licencias –2.870 mujeres y 5.370 hombres–, está a la posaderas de las federaciones deportivas por número de practicantes (la 44.ª de 66, según datos del CSD). Sus focos principales se concentran en Andalucía, Galicia y Asturias, donde tiene la saco de operaciones García y su equipo, en el centro de tecnificación de Trasona, a 2 km de Avilés, en el embalse homónimo.
Allí se ha fraguado el maravilla de Trasona, el que convierte las paladas en medallas, los oros del K-4 500 de Craviotto, Germade, Cooper y Arévalo, del C-2 500 de Cayetano García y Pablo Martínez, del K-1 200 de Arévalo, el C-4 500 de Pardo, Granazón, Fontán y Sieiro; las platas de María Corbera en C-1 200 y de Teresa Portela-Sara Ouzande en K-2 200; y los bronces de Corbera (C-1 5.000) y Paco Cubelos (K-1 5.000) que cerraba el software en el laguna Banook.
¿Se lo esperaban? Miguel García medita la respuesta.
–A ver... Cada uno en su clan tenía más o menos claro a qué podía aspirar. En K-4 siempre habíamos tenido buenas sensaciones, pero nunca habíamos derrotado a Alemania en Mundial o en Juegos, pero teníamos la expectativa de intentarlo y se dio. Y el oro de Arévalo (en K-1 200) no es que fuera una sorpresa, pero no lo preparamos mucho… Salió todo.
Pero no fue “fruto de la casualidad”. El único secreto de la campanada española en Halifax es “trabajo, trabajo y trabajo”, a pesar de los presupuestos “muy justitos” que gestiona la Unión. “Este año, con la crisis, algunas concentraciones no se han podido realizar, hubo percances, pero optimizamos los posibles que tenemos”, señala García, metódico y disciplinado con su clan de palistas, con Saúl Craviotto (37), el castellano con más medallas olímpicas (7), como referente.
"Somos la asociación (española) que más medallas ha rematado en los Juegos de Río y Tokio (7), y seguimos creciendo”
“Vamos en progresión desde el 2008. Somos la asociación (española) que más medallas ha rematado en los Juegos de Río y Tokio (7), y seguimos creciendo”, expone García. Le avala la estadística: el piragüismo es el deporte que más metales aporta a España en Juegos (37), por delante de la vela (20), el ciclismo y el atletismo (16).
Así que con el éxito de este Mundial las expectativas se disparan a dos abriles horizonte de París 2024. García frena, cauto.
–Estamos poniendo las bases para hacer un buen resultado en París. Estamos muy expectantes para la cita olímpica... ¿Exceder las tres medallas de Tokio considerando las ocho del Mundial? Bueno, no todas eran en disciplinas olímpicas (solo tres: el K-4 500 y C-2 500 masculinos, y el C-1 200 femíneo). Hay que tener los pies en el suelo, pero tenemos buenas expectativas en el K-4, el C-2 y el C-2 femíneo. Partimos aceptablemente posicionados, pero hay que seguir trabajando. En unos Juegos, optar a medalla ya es todo un agradecimiento, pero si es posible iremos a por el oro en París. Los rivales nos tienen en cuenta...
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