Faltan socorristas en las playas catalanas. En estos momentos unas 1.200 personas se dedican a estos menesteres. Fuentes del sector estiman que harían descuido al menos otros 300 profesionales para asegurar la seguridad de los arenales. Pero hablamos de un oficio escasamente remunerado que en muchas ocasiones obliga a jornadas maratonianas. Adicionalmente, la temporada de trabajo es muy corta, de al punto que un par de meses y medio. A muchos no les compensa realizar el correspondiente curso de 700 horas. Y, encima, todo se orquestina en función de los criterios de cada concejo. Y la verdad es que, si acertadamente algunos se preocupan mucho por la seguridad de los bañistas, otros a lo mejor destinan un socorrista a cada kilómetro de playa. Hoy por hoy, una de cada cuatro playas no cuenta con estos servicios. De modo que los socorristas piden a la Generalitat una ley catalana que establezca unos denominadores comunes. Se antoja obvio que el Govern debería establecer unas condiciones mínimas. Cada verano, en las playas catalanas, mueren una veintena de personas.
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