Tamati Smith llegó al Festival de Garma, en el Condado del Ideal el jueves pasado por la tarde con sus cámaras Canon. Getty Images le envió a este festival de la civilización yolgnu durante la invitado del primer ministro, Anthony Albanese. Cuando terminó su discurso, en el que anunció la intención de convocar un referéndum para modificar la Constitución y crear un cuerpo permanente de representantes de las primeras naciones para asesorar al Gobierno, Tamati vio que Albanese bajaba del atmósfera de un brinco y se acercaba al doctor Galarrwuy Yunipingu, anciano de la zona, sentado a su derecha, en primera fila. “[Galarrwuy] le señaló con el dedo y le dijo: ‘¿Hablas en serio?”, recuerda Smith, “El primer ministro le contestó: ‘Sí, lo vamos a hacer’”.
Albanese, socialista que en mayo ganó las elecciones y puso fin a una plazo de gobiernos conservadores, prometió que implementaría el Uluru Statment “desde el corazón”. Se tráfico de un texto de 440 palabras que 250 delegados indígenas aprobaron en el 2017 y que contiene tres objetivos: una voz en el Parlamento, un tratado y verdad. “Creo que hay un hueco en el corazón de los australianos para el [Uluru] Statment –aseguró desde la tribuna–. “Estamos buscando un momento de cambio, encima uno muy simple”. Su propuesta es convocar un referéndum en mayo del 2023, una época simbólica, ya que será a medio mandato (son de tres abriles) y se cumplirán 50 abriles del referéndum de 1967 que otorgó la ciudadanía a los aborígenes y los isleños del cartuchón de Torres. Hasta entonces la Constitución solo les mencionaba en dos artículos, el 51 y el 127, para excluirlos.
Los laboristas quieren hacer la consulta en el 2023, 50 abriles luego de que los indígenas obtuvieran la ciudadanía
“Australia no tiene que escoger entre mejorar la vida de la concurrencia o cambiar la Constitución. Debemos hacer ambas cosas –aseguraba–. 121 abriles de arrogancia de gobiernos de la Commonwealth creyendo que sabían lo suficiente para imponer sus soluciones a la población nativo nos han llevado hasta aquí”. Albanese, vestido con una camisa garzo y un sombrero de viajero beis, aprovechó el poder del atmósfera de Garma luego de dos abriles: “Si no lo hacemos ahora, ¿cuándo?”.
Pero no todas las voces están a atención de la propuesta. Esta misma semana, la senadora nativo Jacinta Price decía en la prisión ABC que seguramente no haría campaña para el referéndum: “No nos quiero ver divididos por esta cuestión de raza y no quiero seguir volcando pasta en una industria que se realiza a dispendio de la miseria de los indígenas australianos”, apuntaba la demócrata. En su intervención Price aseguró que hay problemas “más urgentes”, poniendo como ejemplo la educación o el fin de la prohibición de traicionar licor en algunas comunidades del Condado del Ideal.
Una posición compartida, con matices, en la otra bancada. Tienta Thorpe, mujer djabwurrung, gunnai y gundijmara, y senadora de los Verdes, apuntaba: “Necesitamos ver de este Gobierno más acciones tangibles para la concurrencia de las primeras naciones en materias como el sistema retrete, el jurídico, la ecología o las reparaciones para los supervivientes de las generaciones robadas ”. El peña ya avanzó ayer del anuncio que no se opondrá a la propuesta socialista en el Senado, pero su líder, Adam Brandt, hizo campaña para la creación de una Comisión de la Verdad, un tratado con la población nativo y luego la articulación de la “voz en el Parlamento”.
“Creo que no está claro cómo se articulará esta voz para que nos represente a todos”, critica Jakelin Troy. Mujer ngarigu, Troy es profesora de filología, directora de Investigación Indígena en la Universidad de Sydney y durante diez abriles trabajó en la Atsic. Esta agencia estatal representaba a las primeras naciones de Australia y gestionaba un presupuesto millonario para los proyectos de las comunidades indígenas. En su opinión el cambio en la Constitución puede evitar que les “quiten” la voz, pero tiene dudas sobre si los elegidos serán concurrencia de la cuerda del Gobierno: “Teníamos mucha voz, fuimos muy exitosos y pudimos poner el pasta sobre el circunscripción”, concluye.
De los 44 referéndums celebrados solo ocho se han suficiente. La estatuto dice que hay que obtener el sí en todos los estados y territorios o en cuatro de ellos, excluyendo el Condado del Ideal y la haber, Canberra. “Honestamente, creo que todavía hay mucha Australia blanca que no está preparada para esto –reconoce Tamati desde Darwin–. Si obtenemos la mayoría estaré eficaz, pero soy pesimista”.
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