El Papa reclama en Bahréin el respeto los derechos humanos

El papa Francisco ha comenzado hoy su alucinación a Bahréin, el 39 de su pontificado, donde, pese a sus problemas de rodilla, ha querido trasladarse para continuar con su delegación de estrechar los lazos con el Islam, una de sus grandes preocupaciones. Allí, desde el palacio actual Sakhir, en Awali, no ha querido escaparse de los temas incómodos y ha orgulloso la voz para demandar al país que respete los derechos humanos y elimine la pena de crimen.

En presencia de el rey de Bahréin, Hamad bin Isa Al Gobernante, el Papa no se ha mordido la franja y ha urgido más esfuerzos en el camino de independencia religiosa –es el único país de la región que igualmente otorga la ciudadanía a los cristianos–, la igualdad para todos y se terminen las violaciones de los derechos humanos.







Varias organizaciones humanitarias han pedido a Francisco que anta la voz contra la pena renta

Estos son algunos de los temas que le habían pedido que mencionase nueve organizaciones humanitarias, entre ellas Human Rights Watch, que específicamente consideraron que el Pontífice debía pulsar en conocido a las autoridades del país para que conmute la sentencia de crimen a las 26 personas que están pendientes de ejecución, algunas de ellas tras sobrevenir recibido torturas. Desde el 2017, seis personas recibido la pena renta.

La turista papal al país gobernado desde hace siglos por la dinastía Al Gobernante no ha estado exenta de críticas por los activistas que denuncian las violaciones de los derechos humanos que sufren los chiíes, la rama mayoritaria musulmana en el país, dirigido por la minoría suní. En su primer discurso frente a las autoridades, el Papa ha subrayado que los compromisos para que la independencia religiosa sea plena deben “ser puestos en maña constantemente”, "para que la misma dignidad y la igualdad de oportunidades sean reconocidas concretamente a cada familia y a cada persona”, y “para que no haya discriminaciones y los derechos humanos fundamentales no sean violados, sino promovidos”.

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Francisco deje con el rey de Bahréin, Hamad bin Isa Al Gobernante




MARCO BERTORELLO / AFP

Sobre la pena de crimen, Francisco ha defendido que el “derecho a la vida” debe ser siempre protegido, “igualmente en relación a los que son castigados, cuya existencia no puede ser eliminada”. Antaño de partir, había recibido una carta de los familiares de los condenados a crimen para que fuera consciente de la situación que atraviesan.

El papa jesuita igualmente ha querido referirse específicamente a la situación de los inmigrantes el país, que constituyen cerca de la parte de la población residente del Reino, poco que ha su seso “ha permitido un considerable avance productivo” en Bahréin, aunque no ha olvidado pedir que los trabajadores tengan condiciones dignas. “No se puede olvidar que en los tiempos actuales el trabajo aún es muy escaso, y hay demasiado trabajo deshumanizador –ha incidido–. Eso no sólo conlleva graves riesgos de inestabilidad social, sino que representa un atentado a la dignidad humana y a las condiciones de los trabajadores, remarcando que deben ser dignas”.

El jerarca de la Iglesia católica estará cuatro días en Bahreín, siendo el primer pontífice en pasar revista este reino con el que la Santa Sede inició relaciones diplomáticas en el 2000. El propósito del alucinación es participar en el Foro de Bahréin para el 'Diálogo: Oriente y Oeste por la Convivencia Humana', un convenio interreligioso muy parecido al que acudió hace poco en Kazajistán. Arabia Saudí e Irán, dos países muy atentos a la división musulmana en Bahréin, están muy pendientes de esta turista. Se volverá a reunir con Ahmad al Tayyeb, gran imán de Al Azhar, la viejo institución suní, a quien ya ha gastado en diversas ocasiones.

Todavía aprovechará para conocer a algunos de los 80.000 cristianos en el país –de una población de 1,4 millones de habitantes–, la mayoría inmigrantes asiáticos. Una parte de ellos acudirá el sábado a una ofrenda en el estadio doméstico de Bahréin, mientras que este viernes realizará una oración por la paz en la Catedral Nuestra Señora de Arabia, construida en unos terrenos regalados por el rey Al Gobernante a la Iglesia católica.

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