El parabrisas es un sujeto secreto en términos de seguridad. Más allá de permitir ver lo que sucede en la parte delantera del transporte durante la conducción, aporta hasta el 30% de la resistor de la estructura del transporte y es secreto para evitar el hundimiento del techo en caso de alteración. Asimismo, la efectividad del airbag del colega está condicionada por el buen estado de este cristal, ya que cuando se despliega a causa de un contratiempo la bolsa se apoya sobre él ejerciendo una enorme presión. Por otra parte de todo lo mencionado, la vitral delantera igualmente resulta de cardinal importancia para el correcto funcionamiento de los sistemas de ayuda a la conducción (ADAS). No en vano, los fabricantes la utilizan para contar algunos de los sensores y cámaras que forman parte de estas sofisticadas tecnologías.
Por ello, es importantísimo recalibrar estos dispositivos especialmente cuando se reemplace el parabrisas. Olvidarse de hacer este paso o hacerlo mal compromete la seguridad viario, ya que los asistentes a la conducción serán incapaces de funcionar con la precisión necesaria para evitar un contratiempo de tráfico. Así lo ha comprobado el Camarilla Belron -al que pertenece la empresa entendido en parabrisas Carglass España-, que ha realizado una serie de pruebas específicas en el Reino Unido con la colaboración del Instituto de Investigación TRL.
Primero diseñaron un protocolo similar al de Euro NCAP para el someter a examen el sistema de frenado maquinal de emergencia (AEB, en sus siglas inglesas). Las pruebas consistieron en difundir el coche a 50 km/h contra un obstáculo invariable (con forma de coche y de moto), contra un objeto que simulaba un peatón, invariable y en movimiento (cruzando una calle), y finalmente contra otro que simulaba un ciclista cruzando una vía.
Resultado de las pruebas
Según los resultados de los test, cuando la calibración de la cámara montada en el parabrisas se desviaba de las especificaciones del fabricante, el EAB no funcionaba correctamente, de modo que reaccionaba tarde e incluso era incapaz de evitar el choque. Esto muestra que un coche con sus sistemas ADAS mal recalibrados puede provocar una colisión o un atropello, pues el sistema no puede calcular correctamente las distancias ni el tiempo y potencia de frenado. Sin duda, esto representa un peligro para la seguridad viario. De ahí que sea tan importante que los especialistas realicen estos trabajos de reajuste con el software y utillaje adecuado.
Y esto no siempre es así. Según datos que recogidos por Nissan un par de primaveras antiguamente de la pandemia, al menos uno de cada cinco parabrisas que se examinaban en sus talleres oficiales requería tareas de reparación posteriores oportuno a fijaciones mal realizadas o una calibración imprecisa de la tecnología de seguridad instalada detrás del cristal. Para evitarlo, lo más recomendable es personarse a expertos especializados de confianza.
No siempre es necesario sustituir la vitral. Si el desperfecto es leve, se puede reparar sin tener que cambiarla. Conviene señalar que un cristal con desperfectos es motivo para no suceder la revisión de la ITV. Asimismo, llevarlo en mal estado o abandonado puede conllevar una pena de 200 euros: el Reglamento Universal de Circulación deja claro que “la superficie acristalada del transporte deberá permitir, en todo caso, la visibilidad diáfana del conductor sobre toda la vía por la que circule” y igualmente que “el conductor de un transporte está obligado a perdurar el campo necesario de visión”.
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