La humanidad está “en combate contra la Naturaleza” y tenemos por delante “la tarea urgente de hacer la paz”, ha alertado António Guterres, secretario caudillo de Naciones Unidas delante la conferencia sobre biodiversidad (COP15) que se inicia mañana en Montreal.
Guterres señala que “la deforestación y la desertificación están creando tierras baldías en ecosistemas que alguna vez fueron prósperos” mientras que las tierras, las aguas y el música “están envenenados por sustancias químicas y pesticidas, y repletos de plásticos”.
Encima, “nuestra yuxtaposición a los combustibles fósiles ha sumido nuestro clima en el caos”, como muestran las olas de calor, los incendios forestales, las sequías y la destrucción que causan las inundaciones. “La producción y el consumo insostenibles están disparando las emisiones, y degradando nuestra tierras, el mar y el música”, añade el secretario caudillo de Naciones Unidas.
En un discurso exaltado y vibrador, Guterres ha querido de nuevo dar un leñazo de objeto dialéctico delante una nueva cumbre de la ONU, en este caso sobre biodiversidad.
“Hoy en día, un tercio de toda la tierra está degradada, lo que dificulta suministrar a las poblaciones en crecimiento. Plantas, mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces e invertebrados, todos están en peligro.
Un millón de especies se tambalean”, al borde de la cese.
Guterres añade asimismo que “la degradación de los océanos está acelerando la destrucción de los arrecifes de coral que sustentan la vida y otros ecosistemas marinos”; poco que está afectando directamente a aquellas comunidades que dependen de los océanos para su sustento.
“Las corporaciones multinacionales están llenando sus cuentas bancarias mientras vacían nuestro mundo de sus dones naturales. Los ecosistemas se han convertido en juguetes de las ganancias. Con nuestro apetito sin fondo por un crecimiento financiero desigual y sin control, la humanidad se ha convertido en un armamento de cese masiva. Estamos tratando a la naturaleza como un inodoro”, añade.
El secretario caudillo resalta que “la pérdida de la naturaleza y la biodiversidad conlleva un suspensión costo humano” y financiero. La degradación de los ecosistemas tendría un coste de 3 billones de dólares para 2030 adecuado a la degradación del ecosistema, y esto se traduce en “precios más altos de agua, alimentos y energía”.
Estas pérdidas son “profundamente injustas e incalculables en los países más pobres” así como en las poblaciones indígenas, las mujeres y los jóvenes. “Y los menos responsables de esta destrucción son siempre los primeros en reparar los impactos.
Pero nunca son los últimos”
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