Arbitraje de Premier

Los cuartos del Mundial de Qatar es la última ronda que acarrea suspensión por acumulación de tarjetas, ya que en semifinales el contador pasa a cero, pero casi ninguna selección ha mirado con preocupación este apartado. La mayoría tienen pocos o incluso ningún apercibido, como Inglaterra, que no ha pasado ninguna cartulina en cuatro partidos. De los ocho supervivientes, Argentina y Francia siguen a los ingleses con 2 tarjetas y Brasil y Marruecos han recibido 3. Un total de 22 jugadores disputarán sus eliminatorias inquietos por si se pierden el venidero partido, temerosos de hacer una yerro dura o a destiempo, y de entre ellos destacan algunos nombres importantes como los del croata Modric, el brasileño Militão, los franceses Koundé y Tchouaméni, el holandés De Jong o los portugueses Negro Fernandes, Rúben Dias, João Félix y Neves.

La FIFA endureció la norma para esta estampación mundialista: de las habituales tres amarillas que comportaban aprobación se pasó a dos. El resultado de este cambio, anejo al criterio arbitral, ha provocado que se vea un torneo con menos amonestaciones, lo que confirma la tendencia a la quebranto desde que en la cita en Francia del 1998 empezaran a competir 32 países. Tras la disputa de los octavos, los árbitros han mostrado 181 amarillas, una emblema solo más reincorporación que las 153 amarillas mostradas en el Mundial del 2014 en Brasil y muy allí de las 272 a estas paraíso de la competición en Alemania 2006, donde asimismo se mostraron 25 rojas ayer de los cuartos, casi una cada dos partidos. En tierras germanas, encima, el duelo de octavos entre Portugal y Holanda, el llamado la batalla de Núremberg , tiene el dudoso honor de ser el partido con más tarjetas de la historia de los Mundiales, un total de 16 amarillas y cuatro expulsados, el doble de rojas de las que se han pasado en Qatar. Por ahora, en los estadios qataríes solo se han ido al vestuario ayer de tiempo el camerunés Aboubakar, por doble amarilla al quitarse la camiseta en la celebración del gol de la vencimiento en presencia de Brasil (su equipo aún necesitaba más tantos para producirse a octavos), y el zaguero galés Hennessey, que vio la roja directa por una patada en la cara al iraní Taremi. Las expulsiones son cada vez más una excepción en los Mundiales, una dinámica que asimismo se viene acentuando en las últimas cuatro ediciones: Sudáfrica (14), Brasil (10), Rusia (4) y Qatar (2).







En España se muestran más de cinco amarillas por partido y se expulsa el doble que en Inglaterra

En los octavos entre España y Marruecos, un partido con constantes contactos, de mucha intensidad en entreambos bandos, solo se vieron en 120 minutos dos amarillas, una a Laporte por cortar con yerro una ocasión prometedora y a Saiss por protestar. Gavi, con la equipación totalmente sucia de tanto ir al suelo, se fue al refrigerio sin maleable pese a hacer cinco faltas y Hakimi asimismo se libró de la amonestación tras realizar dos duras entradas al del Barça. En otra batalla donde Asensio fue castigado con la dureza marroquí, el del Madrid se preguntaba por qué el árbitro argentino Rapallini era tan permisivo. La respuesta quizá esté en la diferencia de criterio entre los arbitrajes en la Cinta española, con más de cinco amarillas de media por partido en los últimos diez primaveras, la que más de las grandes ligas, y la interpretación de los colegiados en el Mundial, donde la media de tarjetas por conversación en Qatar está en 3,2, muy pareja con las diez temporadas anteriores en la Premier League inglesa (3,3) o en la Bundesliga (3,6). Igualmente destacable es que en el torneo sajón se expulsa por curso a casi la parte de futbolistas que en España (96), a la que solo supera por poco la Serie A italiana (100). Guarismos que describen una existencia: el Mundial, en cuanto a arbitrajes, se acerca más al fútbol inglés que al gachupin.

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