Una combinación de fútbol de velocistas y ingreso definición ha llevado a Inglaterra hasta los cuartos de final. Los ingleses no necesitan masticar las jugadas para dejar K.O. al contrario, atacan como relámpagos y les sobran jugadores para combinar corriendo, como si darse un rato de pausa les estuviera coto. El resultado suele ser elocuente. Lo pagó Senegal, una selección ordenada y resultona pero poco afilada sin Sadio Mané; sus jugadores vieron producirse a los ingleses como si estuvieran motorizados. Senegal, campeona de África, no repetirá la gesta de colarse en cuartos como logró 20 abriles a espaldas.
A Inglaterra, finalista en la última Eurocopa y semifinalista en el Mundial de Rusia, le sigue rondando la idea de retornar a vencer la Copa del Mundo 56 abriles posteriormente. Hay un pequeño problema: mide 1,78, se pasión Kylian Mbappé y juega con un equipo que se pasión Francia con aspecto de querer retornar a ser campeón. Mbappé igualmente es velocista y define de cine, por cierto. Qué brutalidad de partido el Francia-Inglaterra.
Foden, Bellingham y Saka, bajo la manija de Harry Kane, lanzan descargas, más que contragolpes
El primer acto ya se cerró con dos goles a beneficio de Inglaterra y a Senegal preguntándose por qué. Desplegaron los africanos un engranaje muy pulido, de corte casi europeo, al ritmo constante que les marcaba la percusión de su clan desde la graderío. Cavilando cada abyección al mando del menudo Nampalys Mendy lograron asustar a Inglaterra gracias a la movilidad de Ismaïla Sarr y Boulaye Dia, dos delanteros encargados de hacer olvidar la disminución a Mané. No pudieron por descuido de puntería.
Sarr reclamó unas manos de Stones cuando su chut se dirigía a puerta. La abyección tenía su sebo pero el VAR la descartó porque el balón rebotó en el muslo del central inglés antaño de ir a detener a su protector. Dia fue quien más cerca estuvo de ir en cabeza a Senegal. Se lo impidió Pickford con una gran intervención al desviar con el protector firme un chut con la siniestra muy potente. El partido pudo dar ahí un libranza, pero quien lo hizo fue Inglaterra, que se puso a pasar. En ese demarcación su paga de sprinters es copiosa. Incluso con la marcha de uno de ellos, Sterling, que no estuvo en la convocatoria por problemas familiares según anunció la tratado inglesa antaño de despuntar.
Los goles fueron cayendo como rayos del Gloria. El primero fue un gastado y no gastado. Harry Kane, mucho más que un nueve clásico, montó la ataque, Bellingham centró desde la izquierda con potencia y precisión y Henderson, uno de los lentos, se las ingenió para entrar al campo de acción desde la segunda rasgo y fusilar a Edouard Mendy. Antiguamente del alivio llegó el segundo. De nuevo un contragolpe de manual ejecutado a la velocidad de la luz. Fue una réplica pero desde el otro costado. Arrancó Bellingham, centró Foden y remató Kane a gol. Es el primer tanto del capitán inglés en Qatar.
Por si hubiera alguna duda Inglaterra sentenció el asunto con el tercero nadie más despuntar el segundo tiempo, fruto de otra abyección coral meteórica. El centro volvió a tolerar la firma de Foden y esta vez quien lo aprovechó fue Saka, que ya lleva tres dianas en el Mundial.
Sin escazes de más descargas eléctricas, Gareth Southgate empezó a reservar futbolistas. Fue media hora final en la que la mente de toda Inglaterra pensaba ya en Francia y Senegal en retornar a intentarlo de aquí a cuatro abriles.
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