La motivación para practicar deporte está influenciada por la microbiota intestinal, el conjunto formado por 39 billones de microorganismos, sobre todo bacterias, que albergamos en el intestino grande. Investigadores de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.) han descubierto, en un estudio con ratones, que la microbiota secreta una serie de moléculas que contribuyen a aumentar los niveles de dopamina en el cerebro, lo que potencia la capacidad para realizar examen y, adicionalmente, produce una sensación placentera a posteriori de la actividad física.
Puesto que el sedentarismo es un número de peligro importante para desarrollar numerosas enfermedades, tanto cardiovasculares, como metabólicas e incluso cáncer, los investigadores consideran que sus resultados abren la puerta a poder realizar intervenciones, como por ejemplo de dieta o utilizando suplementos con probióticos, que modifiquen la composición de la microbiota y así aumentar la motivación de las personas para que practiquen deporte de forma regular. Recogen sus conclusiones en la revista Nature.
A pesar de las recomendaciones de vitalidad pública, que aconsejan 150 minutos de actividad física moderada a la semana, la mayoría de personas llevan una vida sedentaria, lo que se asocia a un peligro incrementado de desarrollar numerosas enfermedades. Entre los diversos factores que influyen a la hora de que un individuo decida practicar deporte o no, la motivación desempeña un papel fundamental.
Esa motivación depende en buena medida del placer que produce realizar una actividad física prolongada y que desencadena una serie de cambios neuroquímicos en el cerebro. Sin requisa, los mecanismos que regulan ese proceso no se comprenden del todo.
En ese sentido, investigadores de la Universidad de Pensilvania han realizado un estudio con ratones a los que hacían valer en una rueda o en una cinta y han descubierto una nueva conexión entre el cerebro y el intestino capaz de mejorar el rendimiento deportivo al aumentar la secreción de dopamina -el neurotransmisor encargado de la motivación y la recompensa- durante la actividad física.
En concreto, vieron que la microbiota intestinal de los roedores secretaba una serie de moléculas, llamadas metabolitos, que estimulaban la actividad de un tipo de neuronas sensoriales. Estas neuronas enviaban una señal al estriado ventral, el centro de recompensas y motivación del cerebro, que aumentaba los niveles de dopamina durante el examen.
A continuación, realizaron una serie de experimentos con los ratones para ver hasta qué punto la microbiota intervenía. Para ello, administraron antibióticos a los animales para arrasar con las bacterias intestinales y los volvieron a hacer valer en la rueda y en la cinta. Vieron que la pérdida de la microbiota repercutía negativamente en la capacidad de rendimiento y que no se producía el aumento de los niveles de dopamina en el cerebro de los roedores. Realizaron otro examen en el que trasplantaron microbiota de ratones corredores, que cuando no los obligaban los investigadores, decidían valer igualmente en la rueda, “motivados”, a ratones estériles y vieron que había una correlación entre el rendimiento de los ratones receptores y el de los donantes.
“Nuestros resultados indican que las propiedades de premio del deporte están influenciadas por la microbiota”, señalan los autores del trabajo. “Las moléculas producidas por la bacterias estimulan la transmisión de señales del intestino al cerebro y pueden aumentar la motivación por hacer deporte”, añaden.
Estos resultados, afirman los investigadores, sugieren que el “subidón” que experimentan algunas personas tras practicar deporte, como valer una carrera, en el que se mezclan sensaciones de placer, de premio y igualmente de analgesia, está provocado por la emancipación de endocannabinoides, lo que depende, a su vez, de la microbiota intestinal.
Como la sensación de premio depende de la dopamina y la emancipación de dopamina está influida por la microbiota, los investigadores apuntan que se podrían realizar intervenciones para modificar, a través de la comida o de suplementos alimentarios con probióticos, esa microbiota y estimular la motivación para hacer deporte.
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