Los cuatro acusados de tratar de impedir en 2019 el derribo de una granja de Alboraia para ampliar la V-21 --la conocida como Forn de la Barracón-- han evidente en el causa que se ha iniciado este martes contra ellos que fue una protesta "simbólica y pacífica" para poner en valía la huerta de València frente a el cambio climático, han recalcado su voluntad de colaboración "en todo momento" con la Guardián Civil y han señalado que su argumento de atarse y subirse al tejado fue "improvisada".
Por estos hechos, el Empleo Fiscal solicita para una de las acusadas cinco meses de prisión por un delito de resistor, y para los otros tres un total de ocho meses de calabozo por desobediencia profundo, así como a indemnizar conjunta y solidariamente a la Filial por el coste que supuso el desplazamiento de los servicios especializados que tuvieron que intervenir en la parcela para su desalojo. En el foráneo de la Ciudad de la Imparcialidad se han concentrado integrantes del colectivo Forn de Barracón para apoyar a sus compañeros .
Los acusados han recalcado su voluntad de colaboración "en todo momento" con la Guardián Civil y han señalado que su argumento de atarse y subirse al tejado fue "improvisada"
Los hechos, según la calificación provisional de Fiscalía, sucedieron en una granja abandonada en Alboraia que fue expropiada el 16 de julio para ampliar la V-21. En protesta, ciudadanos no identificados accedieron el 18 de septiembre sin autorización al inmueble y permanecieron allí de forma ininterrumpida para evitar su demolición.
Los cuatro acusados, según el escrito, llegaron horas antiguamente de las 6.00 horas del 27 de septiembre, época prevista para el desalojo, y cerraron la puerta de entrada con un candado. Los agentes que accedieron identificaron en la zona no techada a varias personas, entre ellas a la primera acusada, que fueron "desalojadas con el uso de la fuerza mínima indispensable". Mientras un agente acompañaba a la acusada en torno a la salida, esta se lanzó al suelo y comenzó a propinar patadas. Una de ellas alcanzó a la rodilla derecha del agente, aunque no sufrió daños al estar protegido por rodilleras.
Los restantes acusados "entraron y bloqueando las dos puertas de entrada". Después mientras una de ellos se ataba a la reja de la ventana, los otros dos accedieron al tejado con una escalera portátil que luego retiraron para impedir a los agentes el entrada. Los agentes que consiguieron entrar requirieron sin éxito a los acusados desde las 6.10 a las 9.15 que depusieran su disposición. Por ello, fue necesario el desplazamiento del Corro Experto de Intervención de Montaña (GREIM) y de componentes del Cuerpo de Bomberos para proceder al desalojo en condiciones de seguridad.
Los acusados han evidente que se enteraron por la prensa y redes sociales y han asegurado que su voluntad no era impedir la demolición sino "plasmar la causa" en defensa del Medio Circunstancia
Los acusados han evidente que se enteraron por la prensa y redes sociales del inminente derribo de esta granja centenaria y han asegurado que su voluntad no era impedir la demolición sino "plasmar la causa" en defensa del Medio Circunstancia. Según han contado pasaron la indeterminación en la granja y les despertó el ruido del helicóptero y de las patrullas. "Fue un despertar muy violento, traumático, pasó todo muy rápido", ha señalado una de ellas, que "no esperaba para cero" que ese día fuera a ser el desalojo.
Ha señalado que se ató a la reja y se puso un arnés que no eran suyos --"estaban allí"-- ha señalado-- como podía haberlo hecho otra persona, ha relatado que los agentes fueron "insistentes" en que se bajase, pero que ella les advirtió que no podía descender sin aventura porque podía caer al hueco y la dejaron "tranquila". Cuando llegaron los bomberos y le garantizaron medidas de seguridad sí que colaboró para subir al camión. "Fueron muy amables", ha señalado.
Por su parte, otro destacado ha señalado todo pasó "muy rápido" y de forma "espontánea". Alguno dijo, ha rememorado, que había guarniciones y subieron al techo y ha justificado que quitaron la escalera, que ya estaba allí, porque si no se aguantaba podía caer sobre determinado. Ha afirmado que "en ningún momento nadie" les dijo que bajaran, que no tenían visibilidad --"veíamos los agentes bajo, pero no acullá, no tuvimos contacto"--, ha asegurado que si le hubieran colocado una escalera de seguridad sí hubiera descendido y que cuando llegaron los bomberos colaboraron "en todo momento sin resistor".
La primera acusada ha incapaz que ejerciera ninguna resistor, ha afirmado que un agente le cogió de la mano y le dobló la muñeca y estaba "al borde de las lágrimas" del dolor
El postrero destacado, que ha afirmado que era la primera vez que participara en este tipo de argumento, ha incapaz que siguieran "órdenes" -lo hablaron en unos 60 segundos--, ha afirmado que "en ningún momento" se dirigieron a ellos los agentes "de ninguna forma" y que si hubieran tenido medios seguros para descender "por supuesto" que lo habrían hecho.
La primera acusada ha incapaz que ejerciera ninguna resistor, ha afirmado que un agente le cogió de la mano y le dobló la muñeca y estaba "al borde de las lágrimas" del dolor. Le pidió que al menos la cogiera de otra forma, llegaron más agentes, perdió el compensación y cayó al suelo y se cubrió la individuo porque estaba recibiendo patadas, ha contado.
Por contra, uno de los agentes que llegó de los primeros para afianzar la zona ha testificado que habían hecho un foso para dificultar aún más el entrada, ha asegurado que "las órdenes se comprendían"; que la chica se tiró al suelo y le dio una patadas en la rodilla y que los chicos del tejado "no tenían idea de descender".
Otro agente de la Policía contencioso ha afirmado: "Seguro que no fue una argumento improvisada, los bomberos nos dijeron que llevaban muy buen material". Ha afirmado que "se les invitó a salir y se negaron absolutamente" y que se les informó de que podían incurrir en un delito de desobedecida. "Entendernos seguro que nos entendieron y nos oyeron", ha apostillado.
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