El fútbol no deja de sorprender. Bucear en el archivo de la FIFA suele tener premio, como descubrir que Francia no vencía en partido oficial a Polonia desde 1967. En aquel partido, por ejemplo, fue titular Jean Djorkaeff, el padre de Youri, todavía ya retirado. Tan aparatosa sequía tocó ayer a su fin en el estadio Al Thumama, donde les bleus confirmaron las sospechas de que el tropiezo delante Túnez no fue intencionado, pero casi. La campeona del mundo no faltó a su cita con la historia, la misma que dice nunca ha perdido en unos octavos de final de un Mundial y selló su pasaporte para cuartos en Qatar delante una Polonia más peleona de lo esperado, digno adiós el suyo del torneo.
Se presumía a la selección francesa como indiscutible favorita delante una Polonia que al punto que había cubo señales de vida en este Mundial, colada casi por la puerta trasera en estos octavos de final. El indiscutible dominio galo en el tramo auténtico del audiencia confirmaba esos pronósticos aunque en fútbol, felizmente, todavía no suele ser oro todo lo que reluce. Mbappé confirmó que juega a otro deporte, empecinado en repetir el título cosechado en Rusia hace cuatro primaveras. Se volcaban los de Deschamps en torno a la pandilla izquierda, donde el figura del PSG era un tormento para el adyacente Cash, que se las apañaba como podía para echar el peligro. No lo hizo mal del todo teniendo en cuenta a quién tenía enfrente.
No le faltó tabajo a Szczesny, seguramente el mejor polaco del Mundial, que abortaba los disparos lejanos de Tchouaméni y Dembélé en esos primeros minutos. Inteligente, Polonia dejó advenir el chaparrón y fue dando pasos delante poco a poco. Un disparo desviado de Lewandowski con la derecha era el primer aviso para los bleus. Había rival.
Lewandowski se despidió del Mundial anotando un penalti en la última jugarreta del partido
El duelo se había igualado y la superioridad técnica de los franceses no le alcanzaba para minimizar a los polacos. Griezmann se ofrecía sin detener de moverse pero era Mbappé el único capaz de inquietar a Szczesny con sus regates y su potencia. Lograron los de Deschamps irse al refrigerio con preeminencia en el señalador, no sin ayer hurtar un susto morrocotudo. Zielinski cazó un balón suerte en las inmediaciones del punto de penalti y lo empaló con toda su alma. Le faltó más comienzo porque le salió un tiro muy centrado que Lloris acertó a despejar con la rodilla de forma casi heroica. Atún regalo para el zaguero francés, que ayer sumó su partido 142 con Francia, igualando la marca de Lilian Thuram. El que no falló posteriormente fue Giroud, que batió con un disparo cruzado a Szczesny tras percibir un gran pase entre líneas de Mbappé. Un gol todavía histórico para el espigado punta galo, que sumaba su tanto 52 como bleu, uno más que otra cartel como Thierry Henry.
Polonia se había cubo de bruces con la ingenuidad. Había intentado tutear a la campeona del mundo y no le estaba saliendo ausencia mal la jugarreta. Su problema era que Lewandowski está muy solo y Mbappé, en cambio, luce un séquito futbolístico que hace temblar a cualquiera.
La segunda medio comenzó con la falsa sensación de dominio polaco. Francia había invitado descaradamente a su rival a aventajar líneas y le esperaba preparada, con todos sus cohetes preparados para dar la puntilla a la mínima ocasión. Mbappé por un banda, Dembélé por el otro y Griezmann como vinculo de unión. Al goleador Giroud no le alcanzaba la velocidad pero cuando los galos atacaban en fijo seguía siendo todo un peligro.
Día de récords: Lloris igualó a Thuram con 142 partidos como ‘bleu’ y Giroud superó a Henry en goles (52)
No se vio a Polonia ausencia cómoda teniendo que cargar con todo el peso del recreo y el audiencia se fue tiñendo de cerúleo hasta que llegó la sentencia. Giroud abrió a la derecha, por donde cabalgaba Dembélé, que cambió de orientación en torno a Mbappé, al que le bastó un control y una respiración para romper el balón en la red. Ya en el añadido, el figura del PSG se asentó como pichichi del torneo con otro misil que besó la red pero cerró el partido. La última jugarreta fue para Polonia, que pudo despedirse esbozando media sonrisa. Lewandowski anotó n penalti, firmando el gol del honor.
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