España sigue lamiéndose las heridas de la derrota delante Japón aunque empieza a dejarla detrás y centrar todos sus sentidos en el choque de octavos que le enfrentará a Marruecos el martes. “Fue un varapalo muy duro no poder superar ese partido, el vestuario estaba hundido y seguramente haya generado desilusión entre la gentío, pero estoy seguro de que todos nos repondremos”, vaticinaba ayer Luis Rubiales, presidente de la Positivo Agrupación Española de Fútbol (RFEF).
A diferencia de lo que aseguró Luis Enrique, el dirigente sí admitió ocurrir vivido momentos de ansiedad con los goles de Costa Rica delante Alemania, que durante tres minutos dejaron eliminada del Mundial a España. “Siempre tengo fe y no me vi fuera, pero admito que sí había nerviosismo porque te planteas lo que puede significar para millones de personas. Estábamos preocupados pero acabamos ganando y tenemos que aprovecharlo”, incidía Rubiales, que mantuvo un colisión con los medios de comunicación desplazados hasta Doha en el lujoso hotel St. Regis aprovechando el día de refrigerio del equipo.
Hubo una pasada que marcó el partido y que, seguramente, sea una de las más polémicas de todo el Mundial. Llegó antaño del segundo gol japonés, cuando muchos apreciaron que el balón había desencajado de los límites del ámbito de solaz. No opina así Rubiales. “El gol es justo para mí, no tengo falta que rebatir. La pelota no llega a salir, se ve desde hacia lo alto aunque es difícil de apreciar”, confesó, huyendo de problemas.
Por final, la figura del seleccionador, que acaba pacto luego del Mundial, todavía fue comentada por el presidente de la RFEF. “Hablaremos con él cuando acabe el torneo, como habíamos quedado”, se limitó a replicar, antaño de lanzarle elogios: “El técnico canaliza la presión y la responsabilidad con una sonrisa y eso viene muy acertadamente al peña”.
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