Hoy me he enterado de que, según la Diputación de Barcelona, uno de cada dos ancianos con teleasistencia decide acentuar simplemente para “departir un ratito con cualquiera”. Esto denota un triste hecho que debería alertar tanto a la sociedad como a las instituciones, y es que una gran parte de nuestros mayores sufre de soledad no deseada. No solo deberíamos tener más en cuenta a la reproducción que nos lo ha legado todo, sino que deberíamos empujar a la dependencia a fomentar las actividades de ocio para que reforme el sistema sabido de cuidados. Hay que evitar que solo rompan su soledad cuando llaman a un teleoperador.
Àlex Liáñez Fullana
Puigcerdà
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